Me senté en la silla mientras veía como Haru caminaba de derecha a izquierda. Tenía su mano en el mentón y una ceja arqueada.
Mi mirada seguía sus movimientos mientras apretaba mis labios, esperando a que dijera qué le pasaba. De repente se detuvo y me miró, cambió su expresión y me dió una sonrisa de lado.— Lo siento, creo que ando algo indeciso por lo de la casa. —— murmuró en un tono bajo mientras hacía un puchero. — No sé si te guste.
— No te preocupes, sea lo que sea que hayas comprado estará bien para mí. —— le devolví la sonrisa de lado y me recosté un poco más en la silla.
— Bien... Entonces ¿Vamos a verla? —— la pregunta sonó sin ganas, tenía que animarlo.
— ¡Por supuesto! — exclamé animada y me levanté — Solo necesito que cambies esa cara.
— Está bien, está bien. —— aceptó obstinado y abrió la puerta.
Tomamos un autobús y comenzamos el viaje. Comencé de nuevo a escuchar los susurros, pero esta vez, preferí ignorarlos. Frunci el ceño al escuchar unos pensamientos fuera de lugar, apreté mi mandíbula y solo me concentré en dejar de escuchar los sonidos. Empecé nada más a escuchar el motor ronco del autobús, las ruedas pisando piedras, el típico asiento chillón, y el sonido de las monedas vibrando con el movimiento.
Cuando menos lo pensé, Haru se levantó y tomó mi mano, pues ya habíamos llegado. Bajamos del autobús con cuidado, y caminamos en unas calles lujosas. Mis gestos eran de confusión, tenía la leve sospecha que Haru había comprado algo muy caro.
Seguí caminando y Haru me detuvo al frente de una casa de dos pisos, protegida con rejas altas plateadas, y un jardín delantero.Frunci el ceño y me acerqué un poco al portón. — Haru, no me digas que...
Él solo hizo una risa boba y guardó silencio. Sacó unas llaves de su bolsillo e inflando su mejilla, abrió el gran portón. Me señaló que entrara y le di una mirada fulminante, claramente esto es lo más confuso que había pasado hasta ahora. Caminé por el jardín y ví la gran fuente que estaba en el medio con asombro. Me puse al frente de la puerta y sentí como Haru se acercaba por detrás. Él sabía que esto no era buena idea, y que por eso, tal vez le sacaría un sermón. Se puso a mi lado y abrió la puerta con una llave antigua, parecía de adorno. Terminó de abrirse la puerta, y lo primero que note fue que emergía un ligero olor a cerezos. Me acordé del chico rubio, y no pude evitar entrar desprevenida, apreté mis labios y seguí caminando. No había luz, y antes de chocar con un mueble, Haru tomó mi mano y choqué contra su pecho, quedando inmóvil en ese momento. Estaba caliente, podía sentir los latidos de su corazón, tenían un sonido suave y rápido. No pude evitar el leve sonrojo de vergüenza y confusión.
— No entres si aún no hay luz. —— murmuró y luego me apartó delicadamente. Haru encendió la luz y sonrió.
Miré a otro lado para evitar su mirada, y me percaté del gran espacio que había en toda la sala, no se comparaba con la mansión, pero era algo muy ancho para dos personas.
Tenía unos hermosos colores llamativos, me hizo quedar atónita. — Es... Increíble. —— exclamé maravillada.
— Ehm... —— jadeó Haru en un tono de preocupación. Al parecer él pensaba lo opuesto. —— Creo que es muy grande para tres personas. Deberé contratar a algunas personas para la limpieza. —— pronunció en un tono bajo mientras caminaba hacia las escaleras.
— Un momento... ¿Tres personas? —— pregunté frunciendo el ceño, él volteó su mirada hacia la mía, y me miró con un gesto incrédulo, como si la pregunta estuviera fuera de lugar. Segundos después chasqueo los dedos y su expresión cambio, abrió más sus ojos como si hubiera recordado algo.
ESTÁS LEYENDO
En proceso de protección
FantasyA no tener madre súmale que tu padre te odie. Súmale un crush que termina matando a tu padre y luego súmale que debes salir de tu ciudad. Ahora resta las posibilidades de tener una vida normal luego de ello y multiplica las posibilidades de experime...