Takeshi Cayama
Caminé por toda la habitación con una mueca en mi cara. Andaba algo pensativo, no sabía qué hacer para tener una mejor comunicación con la pelimorado. Ya estaba empezando a dudar de que le caía mal.
— ¿Qué tanto piensas? —— preguntó cálidamente aquel chico que me daba una mirada curiosa con sus ojos castaños.
— No sé. Dame un consejo de cómo poder entablar una conversación con una mujer sin ser tan serio. — mencioné algo desesperado.
— No sé. Comienza a interactuar más con ella... Por mí. —— hizo un puchero con ojos de cachorro. Él me ganaba.
Ojalá hubiera tenido la inmortalidad de Haru, y todo sería distinto. Revolvió su cabello color fuego intenso y me dió una sonrisa. Él sabía lo triste que estaba en ese momento.
— ¿Tienes idea de lo duro que es poder hacer una conversación con ella?
— Se nota a simple vista.
— Creo que no le agrado... —— hablé algo triste. Sabía que mis fuertes sentimientos de conocerla cada vez más se harían grandes.
— No digas eso. Creo que todo lo que le dijiste le afectó, debes darle tiempo.
— Quiero tratar de socializar más con ella... Lo intentaré. — mencioné ignorando lo que había dicho hace unos segundos el ojos castaños. Me tiré en la cama mientras este hacía lo mismo pero en el suelo.
— Creo que nos está escuchando. —— Finalizó y procedió a dar vueltas en el suelo mientras hacía ruidos extraños con su garganta. Era un bebé grande. Aunque era normal, era el menor y no lo dejaron crecer como se merecía.
Miré el techo buscando alguna solución para este problema social grave que tenía. Pero como siempre, no tenía nada.
....
El primer guardian se le había ocurrido la grandiosa idea de ir al teatro. Vuelvo a repetir: odio estar en lugares con mucha gente. Solo volteé los ojos y le resté importancia lo más que pude, lo importante es que podría convivir con la pelimorado.
— No lo vayas a arruinar con tu amargura de nivel 100 —— habló con sarcasmo el ojos castaños mientras tomaba un jugo fantasma. No sé cómo hacía eso.
— Si lo hago, me pellizcas. —— hablé de forma sarcástica con una sonrisa cínica mientras abría un refresco de lata que totalmente era real.
Solo recibí una mirada fulminante acompañada de un gruñido por parte del difunto. Me encogí de hombros y lo ignoré, dándole un gran sorbo al refresco.
Toda la tarde la pasamos perdidos; la verdad no sabíamos dónde se encontraba el teatro. Era un lugar nuevo para los tres, algo que a Haru jamás se le ocurrió pensar y analizar.Vaya cabezota.
Mientras el primer guardian preguntaba en todos lados la dirección (que claramente estaba mal en su GPS), Yusi me daba aire con un abanico de cartón. Me estaba desmayando por el cansancio.
— Una princesa en apuros a la vista. —— mofó el ojos castaños mientras me miraba aturdido.
Respondí volcando los ojos sin decir una sola palabra, ya que Yusi frunció el ceño al ver que miraba a la nada.Pedimos más indicaciones hasta que logramos llegar. Corrimos apresurados. Pedimos binoculares y nos sentamos en lo más alto del espectáculo. Tomé el asiento del medio, quedando entre Yusi y Haru. Habíamos llegado 10 minutos tarde así que la primera obra no la entendimos bien. Al final entendimos que toda la obra se centró en música y actuaciones dramáticas de un amor no correspondido.
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En proceso de protección
FantasyA no tener madre súmale que tu padre te odie. Súmale un crush que termina matando a tu padre y luego súmale que debes salir de tu ciudad. Ahora resta las posibilidades de tener una vida normal luego de ello y multiplica las posibilidades de experime...