Capitulo 21

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El dolor de cabeza estaba aumentando, sentía como dos seres completamente diferentes peleaban dentro de mí. Era una guerra infinita y yo sentía que iba a estallar. Uno decía "hazlo" y el otro decía "no lo hagas" ¿A cuál se suponía que debía seguir? No sabía quién mandaba lo correcto, o tal vez, los dos eran lo correcto de maneras diferentes.

Eran las 6:45am, me había levantado demasiado temprano. Error. No dormí en casi toda la noche y eso era el estrés más horrible que podía tener.

Estaba extendida en la cama mientras trataba de reconciliar el sueño, aún faltaba unas dos horas para estar lista en el trabajo y no quería tener las ojeras ganadoras de los premios Nobel.

Olí el aroma del perfume de Haru y me senté en la cama. Vi por el espacio de abajo en la puerta como la luz del pasillo se encendía y una sombra pasaba lentamente.

Decidí dar pasos silenciosos hacia la puerta y abrirla cuidadosamente. Asomé mi ojo por la abertura y vi como Haru caminaba hacia las escaleras con su pijama puesta y el cabello revuelto. Fruncí el ceño ante tal acción, normalmente Haru salía de su habitación arreglado, tampoco era sonámbulo. Lo seguí en puntillas sin que se diera cuenta y lo vi bajando las escaleras, fui detrás de él, pero para nada me estaba prestando atención, de nuevo, era mi oportunidad.

— (Tengo demasiado sueño..) — susurró mentalmente.

Apreté mis labios para no hacer ruido por el comentario que había acabado de hacer. Él se quedó al pie de las escaleras y yo 7 escaleras más arriba de él, rogándole a Dios que no se diera la vuelta. Lamentablemente mis peticiones no se concedieron y Haru volteó desprevenido, su cara mostraba flojera y cero ganas de vivir; bueno, eso cambió cuando me vió detrás de él y mostró asombro. Nos quedamos unos segundos en silencio mientras él solo procesaba el hecho de que lo estaba persiguiendo. Pero cuando creí que recibiría un regaño de su parte, él solo bostezó y me vio dulce. — ¿Por qué te despiertas tan temprano, cariño?

Su comentario elevó un sonrojo en mis mejillas. Yo me preguntaba lo mismo pero sin ese "cariño" que salió de la nada. — Debería hacer la misma pregunta... — terminé de bajar las escaleras y elevé mi mirada hacia la de él.

Jamás me había puesto a pensar lo alto que era Haru, en realidad, no sé porqué en ese mismo momento solo pasaba por mi cabeza el dolor de cuello que me provocaría verlo por tanto tiempo. — No lo sé. — dijo indiferente mientras se encogió de hombros restándole importancia. — ¿No deberías descansar un poco más antes de irte? Tener ojeras no es nada agradable.

Yo asentí y él pasó sus dedos pulgares por debajo de mis ojos donde eventualmente se forman las ojeras. — Lo sé, pero casi no dormí en toda la noche.

— ¿Pesadillas?

— Uhm.. Algo así. — hice un puchero.

Él frunció el ceño pero luego dio una sonrisa. — Sabes que no es necesario. Si lo deseas, puedo olvidar lo que pasó con ese dinero. — habló con voz suave. Sus ojos mostraban sinceridad. Pero al mismo tiempo, preocupación y desesperación.

Sabía que él no quería que a esta edad trabajara, pero ya tenía una nueva vida, el trabajar me ayudaría; además, estar 16 años sin hacer este tipo de cosas era aburrido, esta era mi oportunidad de vivir nuevas experiencias. — Además de hacerlo por el dinero, lo hago para vivir de verdad, quiero conocer personas nuevas y hacer amistades, no quiero sentirme sola con respecto a amigos. — hablé por lo bajo mientras aún lo miraba a los ojos.

Seguía con esa mirada preocupante, y no pude evitar que mi cuerpo se impulsara a darle un abrazo cálido y suave. Mi oído podía escuchar los latidos suaves de su corazón, puesto que mi oreja quedó en el lado izquierdo de su pecho mientras lo abrazaba. Él correspondió mientras se inclinaba un poco, dejando su rostro enterrado en mi cabello que en ese momento se encontraba tan enredado como el de él.

En proceso de protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora