Capitulo 18

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— ¡Sin corazon! Sabías que ella no mentía ¡Y la traicionaste! — gritaba Haru hacia el televisor mientras su voz sonaba chillona por la escena abrumadora de una traición cruel.

El rubio ante su reacción solo hacía una mueca por lo ridículo que era ver esa película. El romance no era mi fuerte. Nos habíamos puesto de acuerdo en ver una película para pasar la tarde, pero la elección de historias de amor fue una pésima idea. Sabía cómo Haru reaccionaba ante estos dramas, si apenas se recuperó del filete hace unos días, no podía creer que volviera a su depresión por una historia de romance. Así siguió durante toda la película, pero me sorprendió ver que no reaccionó de manera más dramática, era un récord.

— Iré por agua. — dijo el rubio levantándose de su comodidad en el sillón y dirigiéndose hacia las escaleras.

Haru limpió sus lentes mientras yo comía algo de palomitas. Había mucho silencio, lo que dió incomodidad al lugar. Creí que así se quedaría hasta que el rubio volviera, pero Haru decidió hablar. — ¿Cómo pagarás el dinero que te llevaste "prestado"? — dijo con algo de ironía al final de su pregunta, obviamente no creía que yo podría pagar eso, pero lo haría. De alguna manera.

Cuando lo ví al regresar de mi paseo con Ayami no me comentó el tema, ¿por qué debía sacarlo ahora?

— Trabajaré por un tiempo. — hablé llevando otro puño de palomitas a mi boca.

Él frunció el ceño algo extrañado por mi respuesta. — ¿Trabajar? No tienes edad para eso, deberías estar estudiando. — mencionó con seriedad.

Sabía lo que suponía: "primero los estudios". — Puedo trabajar por lo mientras. — dije algo bajo haciendo una mueca.

Por su expresión, puedo decir que lo que saldría de su boca sería un rotundo "no", pero en cambio, solo se quedó callado. Me encogí de hombros ante su silencio. Él no estaba de acuerdo, pero no tenía opción, de lo contrario no recibiría ni un solo billete.

Luego de la película Haru se quedó dormido en el sillón, y Takeshi en el suelo. Se quedaron hasta tarde hablando de cosas que no tenían ni una pisca de sentido. Lo único que salía de sus bocas eran traumas de la infancia acompañado de cantos ruidosos de música de los 60.

Creo que se emborracharon con refresco ——(¿Eso es posible?)—

Le resté importancia a la pregunta que acababa de rondar por mi cabeza y sin más me fui a la cocina. Entré de manera decaída mientras mis brazos cayeron cómodos en el mesón. Observé con dedicación lo que se encontraba en la cocina. Había un tazón lleno de frutas, una taza de café sucia, algunos platos y vasos en la lavavajilla, y un envase de dos litros de Coca-cola vacío.

Esa cosa los estaba matando.

....

— ¡Ya me voy! — gritó el rubio mientras ejercía fuerza en abrir la puerta. — Esta cosa no funciona. — murmuró fastidiado dándole una patada a la puerta, para unos segundos después arrepentirse y saltar en un solo pie mientras jadeaba.

Takeshi tenía planeado ir a ver un partido de béisbol. Por lo que entendí no era fan de los deportes pero prefería ver chicos sudorosos corriendo por el campo que estar encerrado en la casa viendo la pared.

Reí por lo bajo mientras veía como luchaba por abrirla. Grave error: se le olvidó que la puerta se empujaba, no se jalaba.  Me acerqué a él con una mejilla inflada mientras le abría la puerta con facilidad. — ¿Necesitas un tutorial? — mencioné con una risa sarcástica.

Él gruñó disgustado y salió por la puerta quejándose con el aire. En verdad era difícil de entender ya que lo decía con voz baja. — Bueno ahora sí me voy, si es que el día me deja. — habló poniendo su mano en la frente para que el sol no le pegara directamente.

En proceso de protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora