Nos encontrabamos en el buffet de abogados.
Un tiempo largo había pasado desde que Haru se contactó con una persona que conocía a uno de los mejores abogados.
Teníamos en plan para contratar al abogado, pero primero necesitaríamos un testimonio, aunque en eso Haru se veía muy tranquilo.
—Mikel Yohter... — musitó Haru mientras revisaba la experiencia de trabajo del abogado. —No sé si sea confiable... —dijo en un tono serio.
— ¿Por qué lo dices? — le pregunté curiosamente, en realidad no tenía idea del porqué dudar en un momento tan importante.
—El expediente dice que dejó plantado a más de 5 clientes en un solo mes... Es preocupante. —pronunció mientras movía su dedo por las líneas de la hoja, se veía con duda.
—¿Y si no viene? —me asomé un poco para que su vista se centrara en mí, y lo logré.
— Supongo que saldremos de aquí a pie, porque no pienso ir en autobús, además mis documentos y los tuyos se quedaron en la mansión. — pronunció en un tono agradable, cómo si fuera en parte algo cómico. Reí y suspiré.
Haru pidió unos bocadillos mientras esperábamos. Aproximadamente duramos unas 4 horas más, aunque el tiempo pasó rápido, Haru y yo estuvimos comiendo y divirtiéndonos en los juegos que estaban en una pequeña sala del buffet.
Nos encontramos jugando pimpón, el único experto ahí era Haru, yo solo trataba de seguirle el ritmo. Haru hizo una jugada a la que no pude contra atacar, y la pequeña pelota salió volando a mi lado derecho, hice una mueca en mis labios y gruñi. Solo reímos y me dirigí a tomar la pelota, cuando ví a un hombre de traje negro, cabellera azul rey algo larga, tomando la pelota y dirigiéndose hacia a mí.
Pude persivir un olor a aire cero contaminado, ese aroma era lo que desprendía de él.— Centra tu mirada en la pequeña esfera, y dirige la paleta hacia ella como si fuera tus ojos, así lograrás una precisión exacta. — Pronunció entregando la pelota en mis manos, y chocando sus ojos azules con los míos, lo que hizo un poco incómoda la situación.
—Usted debe ser el abogado Mikel, ¿no? —preguntó Haru acercándose por detrás. —Es un gusto, soy Haru Rikia. —Dijo, mientras le extendía la mano amablemente.
—Oh, señor Haru, un gusto. — le devolvió el saludo de la misma forma— Lamento la tardanza, tenía que recojer algunos papeles, los documentos tardaron más de lo esperado, pero aquí están. —le extendió una carpeta amarilla— Le invito a sentarse para que revise, haber si todo está en orden. — se fue a sentar en la barra de la sala.
—De acuerdo. Vamos. —me dijo caminando hacia la barra, mientras le seguía el paso.
Me senté en un cómodo sillón a unos metros de ellos, la comodidad era tanta que me hundí en este y sentí como mi piel descansaba. Preferí eso ya que no entendía de qué iban a charlar.
Vi como la mirada azul de Mikel se dirigió un momento hacia la mía, creando una línea extraña. Evité sentirme incómoda así que le sonreí, él procedió a hacer lo mismo, raramente tenía una sonrisa muy cálida. También noté los hoyuelos en sus mejillas, muy peculiares.
Siguieron charlando un rato, hasta que estos se levantaron y se dieron las manos.
—Adiós, señorita Yusi. —dijo Mikel despidiéndose, a lo que asentí y me despedí igualmente.
—Ya estamos listos. —mencionó Haru acercándose a mí para tomar mi mano. —Luego venimos y jugamos otra vez ¿Te parece? —dijo sonriéndome.
—Me parece bien.— respondí mientras le sonreía.
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En proceso de protección
FantasyA no tener madre súmale que tu padre te odie. Súmale un crush que termina matando a tu padre y luego súmale que debes salir de tu ciudad. Ahora resta las posibilidades de tener una vida normal luego de ello y multiplica las posibilidades de experime...