–Flashback de hace 6 años.—Rummmm ummmmMmMM—ese era el ruido que hacía imitando la licuadora, mientras hacía una mueca divertida.
La apagué y vertí el batido en un vaso. Era mi primera vez usando esta máquina, así que esperaba que supiera bien.
Guardé el vaso con tapa adentro del refrigerador, esperaría a que llegara Haru para que probara mi invento: moras, bananas, melocotones y fresas.
—¿Crees que le guste?
—Estoy seguro que sí, pequeña princesa. — dijo dulcemente el pequeño Hank de 13 años, mientras sonreía y levantaba los pulgares.
—¡Eso espero! —exclamé con un pequeño sonrojo.
Me bajé del taburete, ya que el mesón de la cocina era algo alto y solo lograba alcanzar bien con esa ayuda.
Bajé por las escaleras y me encontré con los sirvientes, subiendo un cuadro de mi madre.
Ella era de origen australiano, y tenía todos sus rasgos faciales, por otro lado, mi hermano tenía rasgos Coreanos, los rasgos de mi padre.Cuando nací, mi padre se mudó a Japón por el trabajo, así que originalmente, no era japonesa, aunque era algo de lo que no debía preocuparme.
—Oye, Yusi. —murmuró Hank viendo el cuadro. — ¿Por qué tienes el cabello morado, si tu madre es pelirroja?
La verdad, ni yo sabía que responder, en verdad, no sé qué tipo de niña tenía que ser para obtener el cabello morado. En realidad, mi cabello muchas veces fue la razón de burlas y humillaciones, muchos niños tomaban mi cabello y lo tiraban burlándose y diciendo que era una peluca. — No sé, yo también tengo esa duda —dije sin interés, y seguí bajando las escaleras.
Tal vez ¿Por eso mi padre me odiaba? Ser diferente a la familia era algo muy estresante para él.
Los únicos que me hacían sentir aceptada eran mi hermano, Hank, y Haru, que era un padre para mí.
—Hm, ahorita vuelvo, iré a ver qué hace Jeff. —pronunció y se apartó.
Me senté en el sillón, y me sentí alegre al ver que a mi lado se encontraba el hombre pelimorado, mirándome con ojos dulces, y dándome una sonrisa cálida.
—Oh, pequeña doncella, ¿cómo se encuentra el día de hoy?
—¡Excelentemente bien!—mencioné dándole un abrazo fuerte, su cuerpo era cálido, igual que su dulce corazón. Me aparté y miré el collar que llevaba, un hermoso collar de perlas, con un diamante rosado en el medio.
—¿Te gusta?
— ¡Es muy lindo! —exclamé mientras lo tomaba y pasaba los dedos por las perlas, se sentían tan frágiles.
—En un futuro, una persona muy especial te entregará este collar, y deberás cuidarlo bien.
—¿De verdad? ¿Y será para mí?
—Sí, lo será. — afirmó él.
Solté una pequeña risita y asentí entusiasmada mientras lo rodeaba en una abrazo.
De repente, escuché la puerta abriéndose. Ví la silueta de Haru, así que me levanté y fui a saludarlo.
Antes de eso, me volteé y le hice una reverencia al pelimorado - ¡Nos vemos!
—¡Adiós, princesa estrella!—se despidió con alegría. Luego de eso, su silueta desapareció con la luz del sol que entraba por la puerta.
Volteé y ví a Haru ya adentro cerrando la puerta. —¿De quién te estabas despidiendo?—preguntó curioso.

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En proceso de protección
FantasyA no tener madre súmale que tu padre te odie. Súmale un crush que termina matando a tu padre y luego súmale que debes salir de tu ciudad. Ahora resta las posibilidades de tener una vida normal luego de ello y multiplica las posibilidades de experime...