Capitulo 17

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Salí sigilosamente por la puerta de la mansión con los zapatos en la mano. Eran las 6:12 am, sabía que Haru no me dejaría salir después de la última vez que llegué tarde, pero esta vez me perdería por más tiempo.

6:35 am- Caminé un rato por la ciudad mientras esperaba a que alguna tienda de desayunos abriera. Daba saltos mientras sentía el frío de la mañana, era refrescante.

7:23 am- Me senté mientras esperaba el café con leche y un sándwich en el lugar donde Takeshi casi se ahoga con los panqueques. Me acomodé más en la silla y el mesero puso el sándwich mientras esbozaba una sonrisa.

7:47 am- Luego de un delicioso desayuno me despedí del amable mesero y seguí mi ruta por una avenida de tiendas de comida. Pensaba comprarle algo a Haru y Takeshi para que se les olvidara rápido que me había escapado, además que Haru seguía algo triste por el filete.
"Que exagerado"– recordé las palabras de Takeshi y reí. Compré unos camarones rebozados con salsa; seguro que les gustarían.

8:07 am- ¿Que de dónde saqué el dinero? Se lo rob- digo, lo tomé prestado de la habitación de Haru.

- Flashback de las 6:03 am-

Abrí lo más silencioso posible y caminé de puntillas en la habitación de Haru. Él se encontraba durmiendo como un burrito, enrollado entre las sábanas blancas y con cara de cansancio. Parecía un bebé. Abrí con cuidado la gaveta y tomé algunos billetes. También estaba la libreta y un lápiz, así que decidí dejarle una nota.

"Tomé algunos billetes prestados, como dijiste que el dinero no era un problema... Luego te los pagaré. Cuidate mucho (◡ ω ◡)".

Dejé la nota con un caramelo barato y salí de ahí. Olí el aroma de Takeshi y corrí rápido hacia la salida, pero antes de que pudiera bajar las escaleras, Takeshi tomó mi brazo suavemente y murmuró algo de lo que no pude entender.

Era sonámbulo.

Lo tomé por los hombros y lo bajé al suelo hasta quedar dormido.
Luego de eso me fui.

- Fin del Flashback a las 6:12 -

8:10 am- Fui al museo a ver algunas pinturas mientras pasaba el tiempo. La verdad tenía mucha inspiración, yo misma podría crear una obra de arte, si no fuera porque odio el olor a pintura. Se encontraba en todos lados ese desagradable olor, así que caminé hacia la sección de esculturas. El aroma de la piedra y arenilla tampoco era de mi agrado, pero al menos era más pasable que el olor tapizado de la pintura.

Curiosamente también se encontraba una chica. La calculo de mi misma edad. Cabello largo y amarillo, y turquesa en la puntas. Ojos azules cielo, tez blanca y un aroma ligero a lavanda. Llevaba una camisa de botones manga larga con estampado de mariposas monarcas y un fondo de cuadros. Abajo llevaba una camisa blanca y con pantalón ancho. Ella se encontraba admirando una escultura de René Descartes. La miré por unos segundos en silencio sin que ella despegara su vista de la escultura. Por las facciones de su rostro podría suponer que era norteamérica. La seguí observando hasta que ella volteó su mirada hacia a mí, chocando con la mía, y haciendo incómoda la situación en ese momento.

Ella frunció el entrecejo mirándome con superioridad. — ¿Se te ofrece algo? —— mencionó atacando con la pregunta.

— No... Nada. —— murmuré.

— ¿Tengo algo en la cara? —— atacó nuevamente con un tono de ironía.

— ¿Acaso hay algo malo en que te mire? —— hablé remarcando el control sobre mis palabras.

— No me gusta que la gente me mire. —— mencionó volteando los ojos.

Ignoré la respuesta y la seguí mirando mientras arqueaba la ceja. Ella cruzó sus brazos y sin más, volvió a fijar su vista en la escultura. Me acerqué hasta unos centímetros a su lado y miré la escultura con ella. — ¿Te gusta este personaje? —— pregunté tratando de evitar la charla de hace 20 segundos.

En proceso de protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora