Narra Damián.
—Bien —Escucho que menciona Anya, mientras junta sus manos—, he obtenido la última Stella.
Hace tan sólo un mes que yo obtuve la última para ser un académico imperial. Se ve realmente linda con esa capa aún no puedo creer que han pasado diez años desde la primera vez que me golpeó.
—Señor —dice uno de mis amigos, Émile, por lo cuál volteo a verlo—. Está viendo mucho a la paticorta.
—No seas tonto —le responde el otro, Ewen—. El señor Damián está pensando en algún insulto que decirle.
—Claro que sí, ¿para qué más vería a una plebeya como ella? —les cuestiono fingiendo indiferencia.
Los tres nos alejamos hacia una mesa para comer, aún así veo a Anya que se acerca directo a esta. ¿Que pretende? En estos últimos años le he hecho decenas de desplantes y vuelve a acercarse a mí cada vez con más insistencia.
Sé que no podré hacerle muchos rechazos más mientras siga con esa actitud, sus ojos verdes se muestran tan brillantes mientras se acerca. Sus mejillas parecen tomar un tono sonrojado, ó ¿es mi imaginación? Siempre sabe cómo voy a reaccionar, parece cómo si ella pudiera leer mi mente.
Veo como de la nada se detiene y parece dudar entre si acercarse a esta mesa o no, aúnque tengo una duda. ¿Qué quiere realmente?
—Señor —pronuncia Emile observándola—. ¿Quiere que valla y le diga que no nos interrumpa?
—Déjala —menciono en un tono más alto del que pretendía por lo cuál ellos se muestran asombrados—. El comedor es libre, si te acercas hasta formar un escándalo te darán un tonitrus —repongo por lo cuál parecen más aliviados.
—El señor Damián es tan listo —pronuncian al mismo tiempo.
Decidí seguir comiendo sin prestarles mucha atención a sus halagos cerrando los ojos, por poco hago que ellos descubran que no siento tal repugnancia por Anya. Hablando de ella, ¿Habrá decidido irse? Seguía sintiendo un poco de curiosidad por lo que fuera a decir.
Abro los ojos lentamente cuándo de pronto la observo de cuclillas frente a la mesa, no puedo evitar un sonrojo instantáneo. Tiene la vista fija en mí ¿Que quiere ahora?
—Segundo —menciona, poniéndose de pie—. Creí que dormías, estabas con los ojos cerrados.
—Pues no, tonta —afirmo, apartando la mirada.
—Vete, lo molestas —dice Ewen, observándola con molestia.
—¿No ves que está rojo de la ira? —agrega Emile—. Alguien cómo él no tiene tiempo para hablar contigo.
Maldición, se nota lo sonrojado que estoy. Debo poner en orden mis ideas. Vuelvo la mirada a ella y me observa con mucha curiosidad al parecer.
—¿Que quieres fea? —pregunto viéndola.
«¿Fea? No lo es». Su rostro refleja mucha ternura aunque ahora parece desconcertada.
—Quiero que seamos amigos —escucho que me dice, su tono es dulce mientras continúa viéndome muy conmovida—. Ahora tendremos que asistir a las reuniones para académicos imperiales con nuestros padres, no hay nadie más de nuestro salón que haya logrado obtener todas las stellas. Nadie aparte de tí y de mí.
—El señor Damián nunca te acompañará en esas reuniónes —indica uno de mis amigos por mí, Emile en específico.
Me siento un poco aliviado por eso, ambos amigos se niegan por mí. Yo no sabía cómo decirle que no en lugar de sí cuándo me ve de esa manera.
—Pero, ¿se ven bien todas mis Stellas juntas? —cuestiona tomándome por sorpresa.
—Se ven muy lindas —afirmo, sintiendo las mejillas arder de sonrojadas, en ese momento noto las miradas desconcertadas de mis dos amigos haciéndome volver en sí—: por supuesto que tienen un lugar especial al lado de tus dos tonitrus —repongo con una sonrisa burlesca.
Ella me observa por un momento y luego se retira corriendo hacia el patio trasero, ¿Está dolida? No es como que debiera importarme eso ¿No?, debo dejar de pensar en estupideces. Logré que se volviera a alejar por hoy...
A la salida de clases me despido de mis amigos los han llegado a recoger sus padres hoy. Al parecer tienen una cena importante, yo también volveré hoy a casa. No pienso quedarme solo en los dormitorios, en cuánto sus limucinas desaparecen de mi vista la desvío hacia la banca de espera del autobús.
Allí está ella, cuándo digo ella me refiero a Anya. Soy incapaz de apartar la mirada de ella, está sentada esperando a que llegue el bus para regresar a su casa. Por lo que veo no hay nadie más a los alrededores.
Me debato entre hablarle o no, ¿Debería? ¿Por qué? No es que esté esperando una oportunidad de estar a solas para hablar con ella, no tengo tiempo para estar desperdiciándolo de esta manera... No, no es eso en realidad, es que mi orgullo me impide involucrarme con una plebeya como ella a pesar de lo linda que es. Al final me decido por solo pasar a su lado, sin embargo...
—Sólo te acompañaré mientras te familiarizas con el lugar el primer día —me sorprendo a mi mismo diciéndole eso. Deteniéndome frente a ella puedo ver con claridad lo verdes que son sus ojos, son lindos al final de cuentas. Ella me observa con intriga o eso parece—. Luego no esperes que te dirija la palabra, plebeya —agrego, marchándome rápido de ese lugar.
¿Por qué lo hice? Ahora tendré que acompañarla durante las horas que duran las reuniones, mañana no pasaré tiempo con mi padre cómo en las reuniones anteriores...
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La decisión
Fanfiction🏅22/01/2023: ganador de tercer lugar en la categoría fanfic del concursoparaescritor 2022-2023🏅 🏅24/01/2023🏅 etiqueta #1 Anya ¿Que pasa cuándo tienes muchos secretos que ocultar conociendo la identidad verdadera de tus padres adoptivos y tienes...