Narra Anya.
—Sí, si quiero ser tu novia —respondo, rompiendo aquel momento de tensión. Por alguna razón no pude evitar sonreír y abrazarme fuerte a Damián.
—Que alivio... —susurra él, correspondiendo al abrazo. «Aceptó, temía que dijera que no. Ahora puedo estar tranquilo por eso. Tuve el valor de pedirlo, mi yo pequeño se hubiera desmayado o se hubiera alejado antes que pedirle algo así.»
—Segundo... Te amo —le dijo de la nada, acurrucada con mi rostro en su hombro. Quizás eso lo tomó por sorpresa y le dejó la mente en blanco, pero al leer sus pensamientos no pude evitar decirlo.
Me había obligado a mi misma a ver a Damián cómo un objetivo de la misión únicamente. Papá necesitaba que me acercara a él. Lo amo, no puedo negarlo al sentir este cosquilleo en el estómago y mis mejillas arder. Ahora solo temo amarlo con todas mis fuerzas y que luego el amor que él me tiene se convierta en odio, después de todo odia la deslealtad.
Aún así, ni la parte de mí que teme por lo que sucederá impide que lo esté viendo con ojos de amor y, que mi corazón se acelere tan rápido. Algo me dice que no me preocupe por lo que suceda después y que viva el momento, debo aceptar que también siento lo que él siente.
—Te amo mucho más. —Lo escucho decir, sacándome de mis pensamientos—. Te prometo que, haré todo lo que esté en mis manos para que no te arrepientas de estar conmigo —agrega, dejándome aún más sobre las nubes. ¿Siempre tuvo la voz tan linda? Siento mis mejillas arder quizás esté muy sonrojada.
—Nunca me arrepentiré —respondo, colocando una mano en su mejilla acariciándolo suavemente, si esto es un sueño no quiero despertar.
El se acerca y me da un beso muy corto, ambos nos observamos completamente sonrojados.
—¿Ya te sientes mejor? —pregunta con la mirada fija en mí.
—Sí, estoy lista para volver —afirmo, retirando mi mano de su mejilla, dispuesta a caminar pero antes de eso sostiene mi mano.
—¿Quieres algo de comer? —cuestiona, para sacarnos de aquel momento—. Tienes que cuidar más tu salud. Quizás estés un poco débil, no tengo cacahuates, pero seguro en los dormitorios puedo encontrar algo para comer o beber.
—Gracias, te acompaño.
—No es necesario, espera acá. Yo iré y volveré en seguida, amor —menciona, mientas su rostro se torna aún más sonrojado.
No espera mi contestación y se retira rápidamente. Aúnque yo seguro estoy muy sonrojada, es la primera vez que me dice amor.
Golpeo mis mejillas y las frotó leve para tratar de hacer desaparecer mi sonrojo. ¿Por qué me puso tan nerviosa que me haya dicho así? Es algo que debe ser normal entre novios, aúnque nunca antes tuve uno.
Me levanto del lugar donde estoy, retrocediendo un par de pasos. Pero al darme la vuelta me golpeo contra algo, cierro los ojos por inercia y al abrirlos me encuentro con un chico bastante alto. No parece ser de esta academia, está vestido con un traje formal.
—Lo siento —me disculpo, bajando la mirada.
—Olvídalo, ten más cuidado «Que enana tan molesta.»
—Sí, lo tendré. —Él ya no responde nada más, sigue su camino acompañado de cinco escoltas hasta desaparecer de mi vista. ¿Quién podrá haber sido?
—Hola ya volví —informa la voz de segundo a mis espaldas—. No encontré muchas cosas —agrega apenado.
En cuánto me doy la vuelta me quedo pálida, notando que trae muchas golosinas y una botella de agua.
—Esto es demasiado —indico, tomando la botella de agua, ayudándole a sostener algunas cosas más—. Tendremos que comer juntos y en un lugar donde no nos descubran o nos darán un tonitrus a cada uno. —Río leve.
Decidimos regresar un poco de cosas a los dormitorios, bebo de la botella de agua, mientras Damián se queda con un helado de crema y chocolate en vasito. Al sentarnos observando al jardín lo abre y acerca una cucharadita a mi boca.
—Dí "ah" —pide, manteniendo la cucharita cerca de mis labios.
—Ah —digo, abriendo la boca, comiendo el helado que me estaba dando a probar.
Me da un poco más mientras ambos reímos, luego él se decide a probar el helado también.
—Nos estamos saltando las clases —me recuerda, mientras observamos el jardín.
—Tienes razón. ¿Regresamos? —cuestiono observándolo, él recarga en ese momento la cabeza sobre mi hombro.
—Sólo lo mencioné, no dije que quería volver.
—Sabes que debes mantener un historial perfecto.
—Entonces, volveremos en diez minutos. Cuando el profesor al que le solicitamos permiso termine de dar su clase. «Es realmente linda, me gustaría disfrutar unos momentos más de esta tranquilidad, sólo nosotros dos. Parece increíble que, luego de diez años por fin sea mi novia.»
—Estaremos el tiempo que quieras aquí —aseguro sonriendo, recargando mi mejilla sobre su cabeza.
—Me gusta pasar tiempo contigo —murmura, con las mejillas completamente sonrojadas, dejándome en shock.
¿Segundo dijo que le gusta pasar tiempo conmigo? ¿Él? ¿El mismo que antes me evitaba? Quizás fué su manera de decir que no le molestó para nada.
Me quedo en silencio un momento, pues me ha dejado sin palabras, ya no hay diferencia entre lo que piensa y lo que dice.
—A mi también me gusta mucho pasar tiempo contigo —consigo decir, por fin—. Me has hecho sonrojar seguramente.
—Que bueno que así sea —responde, volteando a verme dejando ver su sonrojo también, demostrando que no soy la única con esa reacción.
—Eres muy lindo —susurro, cerrando los ojos, sujetando con fuerza su mano.
—Shh. N-no digas tonterías —balbucea, abro los ojos. Volteando a ver a sus mejillas las cuales se encuentran más sonrojadas, nos tomará más tiempo acostumbrarnos a decirnos cosas lindas, por lo visto.
—No son tonterías en verdad eres muy lindo, te quiero.
—Y yo te quiero a tí —contesta, dejándome de nuevo sin palabras.
—Eres realmente dulce.
—No soy eso —balbucea, poniéndose de pie, un tanto avergonzado.
—Sí lo eres hermoso —le digo tomando su mano.
Unos momentos después decidimos regresar al salón, el profesor me preguntó si me sentía mejor a lo cuál asentí. Aúnque las miradas de todos siguen sobre nosotros, sus pensamientos están más calmados y eso me permite concentrarme un poco en las clases.
Terminadas las clases Ewen y Emile regresan a los dormitorios, Becky ya se había ido a su casa y Damián se ofreció a acompañarme a la parada de bus.
—En realidad me gustaría acompañarte a tu casa —menciona, mientras caminabamos por el pasillo.
—Si tú quieres puedes venir, aúnque no quiero causarte molestias.
—Anya, quiero agradecerle a tú padre la confianza que me ha brindado.
—Está bien tienes mucha caballerosidad.
—Haría lo que sea por tí —admite, mientras caminabamos hacia la salida de Edén.
Ambos alzamos la mirada al observar a un joven esperando en la salida, es el mismo chico con quién había tropezado. Volteo a ver a Damián, su semblante se ha vuelto serio a medida que su mirada se torna fría. ¿Es que acaso conoce a aquel chico?
Aquél joven observa a su reloj, en la muñeca, tras de él y sus guardaespaldas hay una limusina. ¿Dónde la he visto?
—Hasta que llegas —habló aquel chico, observando a Damián.
—¿Qué haces aquí Demetrius? —cuestiona Damián, dejándome completamente anonadada.
¿Este es Demetrius Desmond? ¿El primer hijo de Donovan Desmond? ¿Estos chicos son hermanos?
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La decisión
Fanfiction🏅22/01/2023: ganador de tercer lugar en la categoría fanfic del concursoparaescritor 2022-2023🏅 🏅24/01/2023🏅 etiqueta #1 Anya ¿Que pasa cuándo tienes muchos secretos que ocultar conociendo la identidad verdadera de tus padres adoptivos y tienes...