Capítulo 12

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—¿No le da gusto Lord Damián? —pregunta Emile—. Parece que por fin lo va dejar en paz.

—Claro, ahora parece que ha encontrado a alguien más a quien fastidiar —agrega Ewen, observando con satisfacción hacia donde se encontraba Anya.

—¿Hace cuánto se integró ese chico? —les pregunta Damián, sin quitar la vista de Anya.

—Desde principios de año, pero nunca lo habiamos visto cerca de la pati corta —contesta Emile.

—Ya veo, así que de eso se trata —asimila Damián, caminando en dirección hacia Anya. Dejando con la palabra en la boca a sus dos lacayos.

Ellos al verlo retirarse en esa dirección quedan completamente atónitos, sobre todo cuándo ven a Damián rodear sus brazos por los hombros de Anya. Abrazándola por detrás.

—¿L-lord D-Damián? —tartamudea Ewen.

—E-Esto no es lógico, debe haber una explicación lógica —dice Emile, observando aquella escena.

—¿Pero cuál? —le cuestiona Ewen, observando cómo varios académicos más se detenían a ver aquella escena.

—¿No es obvio? —menciona Emile, dudoso—. Damián es el chico más guapo y cotizado de nuestro salón, todos sabemos que Anya ha ido tras de él desde cuándo éramos niños. Que ahora ella se fije en alguien más es inaceptable, Lord Damián no permitirá que ella establezca ningúna relación con alguien que no sea él. Eso lo haría quedar cómo si lo hubieran cambiado, por alguien mejor.

—Tienes razón debe ser eso —asegura Ewen—. Ese chico nuevo no es mejor que Lord Damián, lo más probable ahora es que él la acepte y sea él quién la deje a su debido tiempo.

—Sí, Lord Damián nunca actuaría así de no ser por eso —agrega Emile, mientras las personas alrededor empezaban a murmurar.

[...]
Momentos antes.

Anya.

—¿Eh? ¿En verdad Damián le pidió permiso para andar contigo a Loid-san? —me pregunta Becky, con mucha emoción, intenta hacer que le explique a mayor detalle lo sucedido.

—Sí, también me tomó por sorpresa —acepto, intentando alejarme un poco, ya que se ha acercado demasiado.

—Es que eso es tan romántico... —asegura, presionando sus mejillas. Sin dejar de lado su emoción.

—No puedo negar que sí, me ha dejado muy sorprendida —respondo, con un sonrojo muy notable en las mejillas seguramente.

—¡Anya Forger! —exclama, elevando la voz—. Debes de mostrarte más sorprendida y devota, el hombre que amas por fin está correspondiendo a tú amor. Su amor deberá ser como el de las telenovelas... Cómo tú no sabes de amor yo te voy a enseñar.

—¿Anya Forger? —pregunta un chico, acercándose a nosotras.

—¿Disculpa? —cuestioma Becky, ofendida—. Esta es una conversación privada, no tienes porqué interferir.

—Lo siento señorita, es sólo que quedé sorprendido al escuchar sobre Anya Forger, mi madre me ha contado que gracias a ella sobreviví. Mi nombre es Ken, verán de niño me lastimé una pierna y cuando iba a mi primera terapia caí a la piscina. Anya Forger, ese fué el nombre de la persona que se dió cuenta de que me estaba ahogando.

—¿Tú eres aquel niño por el cuál me dieron mi primera Stella?

—Sí, es un gusto volver a verte, vine hasta acá para agradecerle personalmente.

—¡Alto a todo! —grita Becky, observando a Ken con el cejo fruncido—. Sabía que en algún momento aparecería un tercero en discordia. ¡Pero es muy pronto! No vas a arruinar la felicidad de Anya y Damián.

La decisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora