Capítulo 3

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Abrí mis ojos lentamente y, como pude me incorporé en mi cama mirando a mi alrededor. Al ver mi uniforme colgado en el pomo de la puerta corrí a probármelo.

-¡Guau! Por fin un uniforme que no parece del siglo pasado. -exageré en un tono burlesco mientras me miraba al espejo.
Decidí bajar con mi mochila después de terminar de prepararme.

Al entrar al comedor me encontré con el desayuno que mi madre me preparaba solo en días especiales: unos gofres con chocolate y fresas por encima.

-Espero que te guste. -dijo entrando al comedor, mi tía, con su desayuno.

-¿Cómo... -no me dejó ni terminar mi pregunta cuando ella respondió.

-Tu madre me dijo que te lo preparase en días especiales y... hoy es un día especial. -guiñó el ojo y comenzó a desayunar.

-De verdad que no hacía falta tía, pero muchas gracias. -y sin pensármelo dos veces, comencé a comer lo más rápido que pude porque ya casi me quedaba sin tiempo.

Subí a la segunda planta, nuevamente, para lavar mis dientes rápidamente y bajar, sentada, deslizándome por la baranda de la escalera.

-¡T/n no vuelvas a hacer eso, podrías caer y lastimarte! -dijo la tía Jisoo preocupada.

-No te preocupes tía, lo tengo todo controlado. -pegué un salto aterrizando en el suelo de pie y me despedí rápidamente de mi tía agitándole la mano, a lo que ella respondió negando con su cabeza con una leve sonrisa.

El chofer me llevó hacia mi nuevo instituto, el Instituto Kyunggi para chicas. Salí del coche y comencé a caminar hacia su interior, mientras sonaba el timbre indicando el inicio de las clases.
No tardé en encontrar mi aula. Me adentré en ella y ya habían algunas chicas sentadas en sus pupitres que me miraban al pasar. Yo decidí sentarme atrás del todo en una esquina para no molestar e intentar pasar desapercibida.
Para cuando todas estaban sentadas en sus pupitres entró el profesor.

-Hola chicas, hoy os traigo una noticia. -dijo el profesor y todo el mundo comenzó a ponerle atención -Hoy se va a incorporar una nueva compañera a la clase. -este comenzó a mirarme sonriente y toda la clase se giró para mirarme -¿Te gustaría salir aquí y presentarte?

Sentí mi corazón acelerarse, noté como mis mejillas ardían y se tornaban a un tono no demasiado rojo. Empecé a caminar entre los pupitres, hasta llegar junto al profesor.

-H-hola... -mi voz salía de mi boca haciendo un gran esfuerzo -me llamo Kim T/n y espero llevarme bien con todas. -dije con una pequeña sonrisa queriendo morir en ese mismo instante.

-Encantado Kim, mi nombre es Jeon Jungkook y espero que todas seáis amables con T/n. -dijo por último dirigiéndose a toda la clase.
Para acabar hice una reverencia y me senté nuevamente en mi sitio.

Las horas pasaban y al ver que no hacíamos gran cosa, comencé a dibujar en mi agenda.
El timbre sonó y yo solo seguí dibujando, esperando a que saliese todo el mundo del aula, para después salir yo sin que nadie me viese.

Cuando noté que la clase estaba vacía, me agaché para coger mi comida que se encontraba en el bolsillo pequeño de mi mochila. Debajo de la mesa pude observar como una chica apoyaba uno de sus muslos en mi mesa. Levanté mi cabeza, con mi bocadillo en la mano, observando a aquella chica pelinegra que se encontraba sentada encima de mi pupitre.

-Dámelo. -dijo en un tono serio y directo, sin siquiera mirarme a los ojos. La miré confundida.

-Pero es lo único que traigo para comer... yo... -soltó una risilla negando con su cabeza, a la vez que se levantaba y apoyaba sus dos brazos frente a mi.

-¿Acaso eres tonta Kim? -ladeó su cabeza y puso uno de mis bolígrafos en la punta de mi barbilla, levantándola levemente para comenzar a acercarse hacia mi rostro -Que me des el puto bocadillo. -dijo susurrando frente a mí. -¡Ya! -dijo a viva voz y estampó mi bolígrafo en la mesa, provocando un ruido muy fuerte.
Cabizbaja se lo dí para que ningún profesor nos pillara estando aún en la clase.

-Así me gusta. -dijo la pelinegra, marchándose con un semblante serio.

No le dí importancia a la situación, cogí un billete que mi tía me dió y me dirigí hacia la cafetería.
Cuando llegué, esperé mi turno y me compré un Iced Americano. A lo lejos pude ver una mesa vacía, así que me dirigí hacia ella.
Yendo hacia la mesa, noté un pie ajeno atravesarse en mi camino haciéndome tropezar y que se derramara toda la bebida en mi uniforme. Levanté la cabeza y vi a la misma chica de antes riéndose junto a su grupo de amigas. Toda la cafetería se estaba riendo de mí y, en cuanto tuve la oportunidad, salí corriendo de allí. Aguanté mis lágrimas y corrí hacia el baño.

                                • • •

Estuve unos minutos observando la gran mancha de café en mí blusa hasta que una chica entró al baño preocupada.

-¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? -dijo la chica preocupándose por la situación.

-Sí sí, tranquila, no te preocupes, me habré tropezado con una losa suelta. -dije observando mí blusa nuevamente.

-Ven, si lo lavamos rápido, alomejor desaparece. -abrió el grifo y comenzó a echarle agua. -La mancha parece que se ha ido, solo hay que esperar a que seque. Toma puedes ponerte mi chaqueta para que no te riñan. -me ofreció la amable chica con una enorme sonrisa en su rostro.

-Gracias, gracias de verdad, ¿cómo puedo agradecértelo? -la chica negó con una sonrisa. -Me llamo Kim T/n, encantada. -dije estirando mi mano. Me devolvió el gesto.

-Lee Chaeryeong, igualmente. -dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.

Sonó el timbre y eso significaba que debíamos volver a nuestras clases.

-Mañana, prometo devolvértela, ¿quedamos a la misma hora en la cafetería? -ella asintió y salimos rápidamente de aquel cuarto de baño.

Ya en clase las horas pasaban lentamente y no era capaz de levantar la vista de mi cuaderno porque sentía que todo el mundo me miraba, hablaban y se reían de mí.

Cuando sonó el timbre recogí tan rápido mi mochila, que fuí la primera en salir de la clase.
Me metí en el coche y comencé a escuchar música durante el camino, para desconectar de la situación.

Enemies to lovers (Ryujin y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora