ÉXTASIS (NEGAN) +18

22. comienzo del fin

— Joder, nena. Me gusta ver como la chupas de esta forma. ¿Te gusta a ti tenerla en tu boca?

Con la poca fuerza que aún mantengo en mi cuerpo, miro a Negan a sus ojos, quien tras quitarme su polla de mi boca, me obliga a tener que observarle, tirando fuertemente de mi cabello.

Las lágrimas — que en lo absoluto son de tristeza — se derraman por mis mejillas y él sonríe, de pie frente a mi.

Solo me limito a asentir con mi cabeza.

El líder de los Salvadores vuelve a meter de su miembro dentro de mi boca y nuevamente, con ambas manos me toma de la cabeza y, literalmente, me folla la boca.

A pesar de no estar teniendo un contacto directo en mi feminidad, todo esto que ahora mismo estoy viviendo, me tiene encendida a mil por hora.

Negan penetra hasta hacerme sentir la punta de su pene en las paredes de mi garganta.

Sin poder resistirlo por mucho tiempo, cuando él decide quedar quieto y que yo aguante en tenerlo prácticamente en mi esófago, empujo con mis manos desde sus caderas, apretando de ellas, empujándole.

— Ven aquí. — gruñe bestial, con su respiración forzada.

Me toma de los codos para de tal forma ponerme otra vez de pie y girarme de un veloz y ágil movimiento.

Mi pecho queda estampado completamente sobre el largo de la mesa y yo siento a mis ritmos cardíacos resonando en mis oídos como si de dos parlantes se trataran.

Negan sube apenas a mi vestido y baja con muchísima fuerza mi ropa interior.

— Es increíble la vista que tengo ahora mismo. — exclama eufórico, para tras eso darme un fuerte azote.

Mis uñas se clavan en la madera de la mesa.

Giro apenas de mi cabeza, intentando verle.

Se concentra en admirarme, sin siquiera darse cuenta en que le veo.

Acaricia mis glúteos y nuevamente me da otro azote. Gimoteo con fuerza, olvidando la posibilidad de que Salvadores estén alrededor.

— ¿Puedo cogerte de la manera que yo quiera? — pregunta, agitado.

— Has lo que quieras conmigo, por favor. — ruego.

Sonriente, como si la mejor noticia le estuviese dando, Negan sube un poco más de mi vestido y baja a sus pantalones hasta la altura de sus rodillas.

Quita del bolsillo de ellos un preservativo, por lo cual le miro sorprendida.

— ¿Ya estaba preparado, señor Smith?

— Siempre estoy preparado, muñeca.

Rodea por el largo de su erección al condón. Apoyo a mi sien contra la mesa mientras siento como roza de la punta de su miembro sobre mi clítoris, haciéndome desear como un perro mirando mientras los humanos comen.

— Vamos a ver ahora mismo si te agrada el hecho de provocarme delante de mis jodidos Salvadores.

Chillo emocionada apenas se embiste con una fuerza descomunal.

Cierro mis ojos por cuestión de dos segundos, sintiendo como todo el cuerpo me tiembla.

El líder de los Salvadores, con sus estocadas rítmicas, se sostiene con ambas manos de mis caderas y me penetra.

Sus gruñidos se intercalan con el sonido de mis jadeos sonoros.

— Me encanta lo tan apretado que tienes el coño. Algún día lo cogeré sin este puto condón de mierda. — se queja, gruñendo. — ¿Te gusta como te cojo?