Dos personas. Dos bandos conflictivos y competitivos. Ella intentará odiarlo, en honor a su padre, a su familia, a su mejor amigo y a toda su comunidad, la cual quiere representar. Sin embargo, cuando se vea dentro del éxtasis en el cual él, el líde...
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Con Negan nos encontramos en el techo de nuestro auto, recostados con una manta bajo nosotros, observando el cielo oscuro que es iluminado por la luz de la luna y, además, las estrellas latentes.
Negan tiene una mano reposada en mi vientre. Su pulgar se repasa una y otra vez por mi piel, la cual acaricia con suavidad.
Le miro, observando lo concentrado que está mirando las constelaciones sobre nosotros.
Su perfil es demasiado sexy y agradezco de ser yo quien ahora mismo es llamada su mujer.
Nunca pensé que este sería mi destino. Nunca pensé que la persona que odié apenas le vi, iba a terminar incluso embarazándome.
Las vueltas de la vida me sorprenden a gran sobremanera.
Meses atrás, con la única persona que me imaginaba, era con Daryl.
A veces, en lo más profundo de mi alma, le echo de menos.
Ni siquiera puedo imaginar lo que habrá sentido cuando le di la noticia de mi embarazo, asegurada de que él era el padre.
Jamás imaginé que no podía tener hijos. Cada vez que no nos cuidábamos, me daba a entender de que se preocupaba por arruinar las cosas.
Sólo fingía, con el fin de hacerme creer en la ilusión de que en algún momento podríamos ser padres si lo nuestro funcionaba.
En el caso de no haber conocido a Negan ni tampoco haberme enamorado de él, me temo a que el hecho de tener o no hijos con Daryl no hubiese sido un impedimento.
Mi deseo por ser madre despertó en cuanto Emmett me dio la noticia de quien ahora está creciendo dentro de mi.
— ¿En qué piensa, señora Smith?
La voz ronca de mi marido me trae nuevamente al mundo, sacándome del trance.
En cuanto le miro, me esfuerzo por sonreírle. Él se acerca apenas a mi rostro y me da un pequeño beso sonoro en mis labios.
— ¿Cual fue la impresión que tuviste de mi apenas me viste en Alexandria aquella vez que viniste por primera vez?
Sonríe, poniéndose de costado.
— Apenas te vi me dije a mi mismo que eras una chica ruda. Sin pelos en la lengua. Con sus ovarios demasiados puestos. Valiente, llevándose el mundo por delante. Ni siquiera titubeaste en cuanto me viste. Le pediste el mechero a tu padre e ignoraste cuando te hablaba. En ese momento, hasta me empalmé.
