3. santuario

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Cuatro días han pasado en donde no he recibido ningún tipo de noticia de Daryl, ni tampoco Negan ha regresado a tener que molestar en la comunidad.

Echo muchísimo de menos a mi ángel salvaje. Realmente ya no soporto todo esto, ni la distancia que hay entre nosotros.

Hace un tiempo, en una salida hacia una expedición, papá y Daryl descubrieron a un tipo, quien al principio, robó todo el camión con suministros, pero luego lo atraparon. Sin embargo, aquel camión, quedó bajo el agua.

Prefiero no recordar la maldita historia aquella, porque aunque ahora me agrade un poco Paul, o Jesus, que es como más lo llaman por su físico parecido a el mismísimo Cristo, cada vez que recuerdo aquel suceso, en mis venas crece la rabia.

Caminando por la tarde soleada de Alexandria, y calurosa también, llego hacia él, quien justo está yendo en dirección hacia los muros de la comunidad.

— Hey. — corro hasta llegar a su lado y caminar a su par. — ¿Todo bien?

— ¿Que hay, Leilei? — pasa una mano por mi espalda, acariciándola un poco. — ¿Estás bien?

— Perfecta. Oye... ¿hacia donde ibas?

Se queda en silencio por unos segundos y comienza a rascar su larga melena.

— Quería encontrar algunos suministros por mi cuenta.

— Ajá... ¿sabías que un gran don mío, es saber cuando alguien me miente en la cara?

Riendo con nerviosismo, baja su cabeza y niega con ella, sin detener a su caminata.

— No sé de que hablas.

— Por lo que sé, eres el único que sabe ir a un lugar donde nadie más sabe por el momento. Incluso sé que sabes cuales son las entradas secretas a ese lugar, sin que nadie te descubra. ¿Estoy en lo correcto?

— Repito. No sé de que hablas. — intenta irse, pero yo me sobrepongo delante de él.

— No. — le digo de inmediato. — Paul, debes llevarme contigo.

— Apenas estoy consiguiendo la confianza de tu padre como para perderla con facilidad. No, Alaïa. Lo siento.

— ¿Y quien ha dicho que él debe enterarse? Hablas como si fueras malo haciendo las cosas a escondidas. Y créeme, eres el menos indicado en hacerlo. ¿No crees?

Suspira, mirando el suelo.

— ¿Sabes el camino que hay que tomar a Hilltop? — asiento. — Bien. ¿Sabes que hay a mitad de camino una gasolinera?

— Si. La recuerdo.

— Ahí te esperaré. No quiero que entren sospechas. Así que piensa una buena excusa para que tu padre no sospeche de absolutamente nada, ¿de acuerdo?

— Vale. Pero lo único que espero, es que esto no sea una trampa de tu parte. Porque sino, sabes las consecuencias graves que podrían traer. No le tengo miedo a los hombres, y menos a ti.

Se ríe, despeinándome.

— No tardes mucho tiempo.

**

Logré escapar de papá, sin la necesidad de tener que inventar nada, ya que no me ha visto.

Probablemente cuando regrese, llegue a regañarme, e incluso podría castigarme, sin tener en cuenta que ya soy mayor de edad y dependo de mi misma.

Siempre seré su pequeña, no importa cuantos años tenga ni yo, ni él.

Paul Rovia está sentado en su coche. Apenas me mira, sonríe y se estira a abrir la puerta de copiloto.

ÉXTASIS (NEGAN) +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora