ÉXTASIS (NEGAN) +18

24. oral matutino

El recuerdo de mi madre ha hecho que no recuperara el sueño tan fácil para volver a dormir con tranquilidad.

Sin embargo, por muy extraño que suene, me sentí cómoda en el momento que los brazos de Negan Smith, líder de los Salvadores, me acurrucó entre su cuerpo, haciéndome sentir protegida.

Sus dedos en mi cuero cabelludo han hecho que volviera a dormirme.

Y ahora que despierto, me sorprendo al verlo a mi lado.

No sé sinceramente que hora es. Poco me importa, para ser honesta.

Sólo sé que es demasiado temprano, dado a que apenas se observa la luz del día atravesando los cristales de las ventanas.

Relamo mis labios para humedecer la resequedad que sienten y le observo atentamente.

Duerme pacífico.

Su manera de descansar te hace replantear el hecho de realmente creer en que, definitivamente, él ha asesinado a personas a diestra y siniestra con un bate de béisbol lleno de púas.

Las sábanas le llegan hasta la cintura.

Aprieto mis labios, sonriendo apenas, con mi mano derecha temblorosa, dirigiéndose hacia aquel lugar.

Bajo poco a poco, hasta llegar al borde de las sábanas y apartarla a un lado.

De sólo verlo, mi cuerpo se siente electrizado.

Ignoro el hecho de que se ha molestado por lo que le pregunté de Lucille.

Luego de sus brazos arropándome tras mi "pesadilla", todo se olvida.

¿Está mal querer follar con él en este preciso instante?

¿Está mal sentir a mi cuerpo completamente caliente, ardiendo en llamas, por solo ver el bulto que se forma en sus pantalones de dormir al quitar las sábanas?

Es totalmente irreal el hecho de estar aquí.

Creí que en realidad esa era la pesadilla.

Que lo que sucedió con mi padre sólo fue producto de mi imaginación y ya.

Pero ahora, estoy al lado del líder de Los Salvadores, quien se encuentra indefenso, dormido, entregado por completo.

¿Tanta es la confianza que me tiene como para permitirse dormir cuando tiene a la hija de su peor enemigo a su lado?

Todo esto podría ser un plan de mi padre.

Exponerme a mi para hacerle morder el anzuelo.

Pero, al parecer, la confianza que tiene hacia mi, es notable.

Y creo que, por mi lado, es exactamente lo mismo. Él pudo haber despertado antes de mi y que las cosas fuesen totalmente iguales.

Pero no lo son, en lo absoluto.

Separo sus piernas con cuidado, a la expectativa de que despierte.

De todos modos, sólo se remueve en su lugar, con sus ojos cerrados, y su boca formando una fina línea.

Me meto en el hueco de sus muslos, clavando mis rodillas sobre el colchón.

Respiro profundamente, y con cautela, tomo los pliegues de sus leggings, tirándolos hacia abajo con una leve fuerza ante el peso de su cuerpo dormido.

Ahogo un jadeo excitante apenas su miembro rebota contra su abdomen.

No sólo he bajado su pantalón, sino que al mismo tiempo, su bóxer también.

La erección matutina que lleva es tentadora, irresistible, y demasiado deseosa.

Hambrienta, paso mi lengua por mis labios una vez más, observándole a sus ojos para confirmar en si realmente está dormido o sólo finge estarlo.