ÉXTASIS (NEGAN) +18

4. algún día

Camino al lado de Negan.

Él está en silencio. Y realmente lo agradezco, porque no estoy de humor como para tener que escuchar estupideces saliendo de su boca.

Cada vez que pasamos por al lado de un Salvador, éstos mismos se agachan, arrodillándose, como si le estuviesen dando una reverencia o algo así.

¿Ese es el miedo que tienen hacia él? ¿Tener que actuar de esta manera, simplemente para mantenerse vivos?

Creo que si me tocara estar en la situación de ellos, lo que menos haría, sería arrodillarme ante una persona tan nefasta como él lo es.

— Pasa. — abre una puerta, haciéndome una seña con su mano para que dé un paso hacia delante.

Le miro con mis ojos entrecerrados.

— ¿A donde me vas a meter, exactamente?

— Si no te metes y no ves el lugar con tus propios ojos, no lo sabrás. — me cruzo de brazos, negada a tener que hacerle caso. — Nena... — intenta tocar a mi cabello, pero yo empujo su muñeca, casi pegándole. — Si hubiese querido hacerte algo, ¿no crees que ya lo habría hecho en mi habitación?

Odio que quiera tener siempre la razón en absolutamente todo.

Su mano va hacia mi espalda y yo decido entrar sin hacer otro berrinche más.

Las voces que se escuchaban antes de entrar, se detienen de manera abrupta.

Mi boca se queda semiabierta al ver de lo que se trata todo.

Muchachas, solo con la presencia de ellas en la habitación, se encuentran con vestidos negros y elegantes, como si de una reunión o un evento se tratara, mirándome igualmente sorprendidas como yo lo estoy.

Es raro, pero al aparecer Negan, ellas ni siquiera se atreven a ponerse de rodillas.

— Buenas tardes, señoritas. — Negan cierra la puerta, mirándome. — Tranquilas, no será una nueva integrante de su grupo. Al menos no por el momento, si es que logra hacer las cosas bien. ¿Verdad, señorita Grimes?

— ¿Que mierda es todo esto? — le tomo de su brazo, llevándolo hacia el rincón más cercano que encuentro.

Hace un gesto con su boca, como si estuviese completamente en su punto máximo de placer, de seguro sorprendido por mi reacción al tomarlo de esta forma.

— Quiero que te sientas en familia con ellas.

— Yo nunca seré parte de ellas. ¿O acaso ves como si yo fuese a dar ese perfil?

Su mirada me recorre de pies a cabeza.

Lleva una mano hacia mi espalda baja, golpeando a mi pecho contra el suyo.

Su respiración, su aliento caliente y puro, choca en mi rostro y forma una brisa en mi piel que me pone los pelos de punta.

— No hablaba por eso específicamente. — masculla. — No confundas las cosas. No inventes la forma de ser que puedo llegar a tener yo, cariño. — su mano aprieta más en mi cintura. — No despiertes la fiera que llevo dentro, porque luego de lo que haz intentado hacer hace unas horas atrás, el mal humor está despertando. Y realmente... no te lo recomiendo, pequeña.

Con mis labios sumamente apretados, decido alejarlo de mi cuerpo, poniendo mis puños en su pecho.

Una de las tantas esposas que tiene, se acerca hacia él y le mira con aires inocentes.

— Señor... ¿podemos hablar?

El líder de los Salvadores me sonríe.

— Si me permites...