10. oral

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Dos días pasaron.

Mi padre se mantiene firme en la postura de no tener que hablarme. A razón de aquello, yo he decidido ni siquiera hablarme a mi misma frente a un espejo.

Me mantuve encerrada en mi cuarto. Michonne fue quien insistió en tener que entrar para darme de cenar, o desayunar, o cualquier excusa para intentar hablarme, pero aplicándole mi ley de frío, le dejé en claro que realmente las ganas de hablar eran nulas.

Negan no sale de mi cabeza. Todo lo que ha sucedido en el bosque me atomiza el cerebro. Aún incluso estoy intentando entender a su juego, pero realmente no encuentro ninguna conclusión.

En este preciso instante estoy mirando mi tazón de leche completamente lleno. No he siquiera tomado un sorbo de él.

La piel se me eriza en el preciso momento que escuchan mis oídos el carraspeo de mi padre.

Por sobre mi hombro, puedo notar como se desplaza por el mesón de la cocina, quitando de la alacena una taza color negra.

— Buenos días. — me atrevo a decir, con mi voz adormilada.

— Hola. — responde, sin más.

En dos días, es la primera vez que estamos ambos a solas.

Carl tampoco se ha dignado a hablarme, pero nuestro enojo es mutuo.

Día a día, tras crecer, sus actitudes se mezclaron con el carácter de mi madre como de mi padre. Y si bien yo considero que tengo un poco de ambos, Carl ha superado todas las expectativas de la familia.

Sé que crecer en un nuevo mundo como éste es algo totalmente inesperado, difícil y más aún cuando estamos en el proceso de madurar y ser únicos.

Hay días en los cuales podemos llevarnos muy bien, como días en los que somos perro y gato.

Papá se pone en frente de mi cuerpo y comienza a batir el café de su taza.

Yo solo aprieto mis labios, mirando a mis propias manos.

— Vendrán los Salvadores hoy. Es extraño en que aún no hayan llegado.

— Lo sé. Poco me interesa en que momento lleguen, para serte honesta.

— Te creo. — dice, de repente. — Si, antes de que puedas decir algo, me ha tomado dos días tener que caer en la cuenta, pero te creo de que todo lo que Negan ha dicho, fue simplemente porque... es él.

La verdad es que estoy enfadada conmigo misma, porque en este momento realmente él tiene derecho a enojarse, pero todo lo que ha dicho Negan, gran parte de eso, es mentira. Y no sé que es lo que prefiero a fin de cuentas. Posiblemente si mi padre supiera la verdad de todo, no estaría en este momento aquí.

Ni siquiera hubiese dejado en que yo entrara en Alexandria.

— Está bien. — digo, atreviéndome a mirarle a los ojos.

— Últimamente me estoy equivocando mucho con todo el mundo. Pero, para serte sincero, Alaïa... no quiero cometer un error contigo.

— ¿Piensas en que yo si quiero? Me esfuerzo para ser mejor persona. A través de los años cambié mi carácter. Permití socializar con gente desconocida, quienes ahora son mi familia. Permití poder dejar que otra mujer ocupara el lugar que mamá ocupaba contigo, porque si bien sé que en un futuro posiblemente Michonne pueda ser la figura materna de Judith, quien tal vez la llame mamá, yo no puedo hacerlo. Y sé que Carl tampoco. Madre solo hay una, así como también tú eres único. Pero, papá... déjame crecer un poco y tomar mis propias decisiones.

ÉXTASIS (NEGAN) +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora