6. perfectos desconocidos

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Dos semanas han pasado y el vacío en mi pecho ha incrementado a gran escala.

Papá me ha obligado a tener que ir a Hilltop.

Realmente no tenía muchas ganas de hacerlo. Pero, con todo lo que ha pasado luego de haber pasado un día entero en el Santuario, y no solo eso, sino que también se suma el hecho de haber dormido en la misma cama de Negan, las cosas no han quedado del todo bien.

Michonne se arrepintió muchísimo por haberme dado una bofetada luego de haberle contestado como lo hice.

Lo único que recuerdo fue que me encerré en mi cuarto y no salí de él hasta la noche.

En la cena, discutimos a los gritos con Carl, quien me llamó desagradecida por haber reaccionado de aquella forma con Michonne y nuestro padre, y además, por creer que yo he sido una traidora al haberme quedado con Negan.

Entre esos gritos de desesperación, donde discutí en que estaba confundiendo las cosas como si yo fuese del bando de Negan, papá me siguió hasta mi cuarto tras haberme puesto de pie y nuevamente, le cerré la puerta en la cara.

Dejó que pasaran las horas.

Se enfadó muchísimo y me gritó en todos los idiomas habidos y por haber, hasta que su orgullo lo traicionó, pudo dejarlo de lado y antes de yo cerrar mis ojos para dormirme, vi como por debajo de la puerta pasó una barra de chocolate, la golosina que sabe que tanto me fascina, y mucho más en estos tiempos donde no se consiguen ni por todo el oro del mundo.

Le abrí la puerta y allí estaba, con su rostro fingiendo tristeza y formando un puchero en sus labios.

Dormimos juntos como cuando era pequeña. Mi cabeza estuvo durante toda la noche en su pecho y mi pierna cruzada contra la suya.

Pequeños momentos así, hacen que sean enormes y llenos de felicidad, a pesar de todo lo malo que abunde.

Sin embargo, las cosas no han quedado del todo bien.

Michonne y yo hablamos poco, aunque ella esté intentando todos los días poder comunicarse un poco más conmigo.

Carl ni siquiera me observa.

Nuestra relación ha decaído hace tiempo, por no decir desde que mamá murió.

Maduró. Dejó de ser aquel niño inocente y cambió rotundamente.

Pero duele. Duele no poder tener una relación normal de hermanos. Duele tener que ver como es que Judith se alegra al vernos entrar juntos a la casa pero no poder jugar con ambos al mismo tiempo. Duele que intente ser como una roca, duro y frío, cuando los dos sabemos que las cosas no son así.

No me siento bien.

La estabilidad emocional en una persona importa, y mucho.

Pero a veces jode que aquello tenga que depender de una acción o incluso de una persona.

¿Por qué?

¿Por qué tengo que depender de lo que la vida me depara cuando realmente no estoy siendo feliz?

La estabilidad emocional es tan importante como lo es el oxígeno en nuestros pulmones.

Me gustaría poder vivir mejor de lo que ya vivo.

Me gustaría que mi vida valiese de algo y que alguien me tenga de ejemplo para un futuro.

Pero a decir verdad, no soy nadie, para nadie.

Ni para mi propio padre.

— Hay que bajar, Alaïa.

Papá toca mi hombro y me quita del trance en el cual estaba metida.

ÉXTASIS (NEGAN) +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora