Epílogo

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Sean.

Diciembre 25, 2023.

New York, New York.




Cierro los ojos, dejando que sean mis demás sentidos los que vean, los que hagan sentir a mi cuerpo.

Puedo sentir el pequeño cuerpo de aquella niña de cabellos dorados chocar contra mí. Escucho el sonido de su risa, esa risa infantil que se colaba en mis sueños todas las noches.

Entonces el sonido cambia. Ya no es esa niña, ahora es una mujer, una hermosa mujer de ojos esmeraldas y cabellos dorados.

Puedo sentirlo todo.

El aire de aquel diciembre, el frio del siguiente año, la nieve del año próximo. Recuerdo cada diciembre desde aquel 2001.

Incluso cuando no la recordaba, esta fecha siempre fue importante. Sentía que se trataba de un día especial.

Siento unas manos cerrarse alrededor de mi cintura, después el calor de su cuerpo y su suave mejilla en contra de mi espalda. Inhalo profundamente, llenando mis pulmones de su aroma, ese aroma que me ha perseguido por muchos años, y con el que he despertado desde hace cinco años.

Abro los ojos.

La puesta de sol es asombrosa, pero lo es aún más al ver los últimos rayos del sol chocar con el diamante en el anillo que coloque en el dedo de Hannah.

Uno de los tres que ha llevado consigo desde que nos casamos.

Hay personas que se casan un par de veces, pero nadie se ha casado con la misma persona en tres ocasiones.

He tenido la fortuna de hacerlo con esta maravillosa mujer. Con la mujer que he amado toda mi vida. La única de quien me enamoro una y otra vez, la única a la que le di todo. El enigma de mi vida.

—El sol se ha escondido— dice, abrazándome con más fuerza.

—Un momento más. Quedémonos aquí y así un poco más — puedo sentir su sonrisa en contra de mi espalda.

Este es nuestro lugar, este es el sitio que lo inicio todo y será el sitio al que vengamos cada navidad. Con una nueva historia, con nuevos acontecimientos, con un nuevo integrante, con cualquier cambio que haya en nuestras vidas.

Giro quedando de frente a la mujer de mis sueños. No sé qué le ha dado por cortar su cabello. Amo cuando lo tiene largo, pero corto también luce increíble. Aunque no es algo que vaya a admitirle a ella.

Su rostro, un poco más maduro sigue transmitiéndome lo mismo, pero ninguno de los dos lo es.

—Eres perfecta — sonríe.

Ahí está. El mismo efecto, la misma sensación.

Nosotros hemos cambiado físicamente, pero lo que sentimos por el otro se ha quedado intacto, solo ha cobrado más fuerza.

Siento un toque en mi hombro derecho. Es un pequeño quien trae en sus manos un jersey de los Tigres.

—Cariño, no. Lo siento, le dije que estaba ocupado.

—Oh, no se preocupe — suelto a Hannah, colocándome de cuclillas para nivelar mi estatura con la suya, pero, aun así, le saco varios centímetros —. ¿Quieres un autógrafo? — el pequeño asiente con energía.

Descifrando el Juego (Completa) (#1 San Diego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora