Hannah
Septiembre 5, 2017
San Diego, California.
Es la primera vez en mucho tiempo, me atrevo a decir que años, que tengo una cita.
Tuve alguna en la universidad, todas con chicos, y eran buenas, hasta que llegábamos a la puerta de mi departamento y comenzábamos a besarnos.
Mis sospechas acerca de mis verdaderas preferencias sexuales, iniciaron debido a ello.
Besar a chicos era agradable, pero no se supone que un beso tenga que ser agradable, se supone debe llenarte de pasión, despertar cada nervio y célula de tu cuerpo, llevarte a las estrellas o hacerte tocar el cielo.
Ninguno de ellos hizo eso o algo parecido. Sin embargo, me dije que quizás no había conocido al chico capaz de hacerme sentir eso.
Muchas personas piensan que es estúpido, pero yo sí creo que siempre hay alguien con quien todo es diferente, incluso estar a su lado o cerca.
Aun no lo he descubierto, no obstante, las chicas me hacen sentir eso. Siento comodidad y tranquilidad cuando las tengo cerca. Despiertan, algo parecido a la corriente eléctrica cuando me tocan o besan. Entonces supe lo que realmente quería, y me asusté.
Sé que es bastante común ver parejas de un mismo sexo pasear por la calle, presentarse a sus padres, casados o inclusive teniendo su propia familia. Pero para mí no lo es.
A pesar de todo ese apoyo que se ha dado, de la continua lucha por mostrarnos como realmente somos y no tener miedo de enseñarnos, a pesar de ello, sigo teniendo miedo, pero no a lo que otras personas digan, a eso no, sino a lo que la gente que amo, llegase a pensar.
Esa, fue la razón de mayor fuerza que me hizo rechazar el puesto que papá me ofreció junto con Amber. No solo porque quería alejarme del baloncesto y lo que había representado en mi vida, sino, porque necesita saber quién realmente soy e iniciar una vida con ello.
Creí haberlo encontrado. Creí que sabía quién verdaderamente era, pero no fue así.
Cuando Wanda dijo todo aquello, cuando los problemas con su esposo llegaron y después mi despido, supe que lo había vivido en una mentira. Me encontraba como cuando llegue, con la enorme diferencia de un corazón roto y mi alma pisoteada.
Regresé a Oakland, con la intención de iniciar de nuevo, pero los fantasmas seguían allí. Y Amber se dio cuenta. Sé que se lo dijo a Steven, y no me molesta.
Creí que regresar sería bueno, y lo fue. Pero no era lo que yo quería, ni mucho menos lo que esperaba. No me sentía en casa, a pesar de estar en ella.
Una vez escuche decir a Axel Bonner, que nuestro hogar no se encuentra en donde nacemos sino en donde nuestro corazón se sienta parte.
Cuando Sean me comento acerca del trabajo, realmente no lo pensé mucho. Fingí que así fue, cuando la verdad es que había tomado mi decisión después de que la propuesta salió de su boca.
El miedo y el desentendimiento de quien soy, siguen aquí. Y la verdad es que no tengo idea de cómo sacarlo. Menos, con los descubrimientos que he hecho.
Quería, con desesperación, besar a Sean la noche de su cumpleaños.
Nuestros labios ni siquiera habían hecho contacto y mi cuerpo sentía esas descargas, la necesidad que siente un viajero cuando se queda sin agua.
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Descifrando el Juego (Completa) (#1 San Diego)
RomanceSean Collingwood se ha ganado la reputación que tiene a base de mucho esfuerzo. Con una carrera esplendida, Sean tiene todo lo que ha querido en la vida. Encontrar con quien pasar la noche no es un problema para él, lo difícil es, con quien pasar el...