Capítulo Cuatro: Rechazos.

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Sean

Agosto 7, 2017

San Diego, California.




Saludo al par de guardia ubicados en la entrada del estadio. Ambos, hombres entre los treinta y cuarenta años.

Cuando ingreso por el siguiente par de puertas, otro par de guardias, estos con más edad que los primeros, hago lo mismo. Aunque en esta ocasión me detengo para preguntarles acerca de cómo están sus pronósticos para esta temporada.

Ambos son sinceros cuando me aconsejan que trabajemos mejor con nuestra defensa. Incluso acepto consejos acerca de cómo mejorar mi lanzamiento, aunque ninguno jamás haya jugado o practicado alguna vez en su vida.

Es temprano, pero hay muchas personas moviéndose de un lado para otro. En su mayoría el personal de mantenimiento. Como los entrenamientos dieron inicio hace casi dos semanas, el estadio ha vuelto a sus operaciones de habituales. Cada uno del personal perteneciente a los tigres de San Diego, ha regresado a trabajar, no únicamente nosotros.

Saco el teléfono de mi bolsillo cuando recuerdo que no he llamado a mamá. Demonios, espero que Steven o Sasha no lo hayan llamado ya, porque entonces serán ellos quienes podrán molestarme.

Por favor, que ambos hayan conseguido sexo duro al grado de dejarlos agotados.

Ocho y quince de la mañana. No, joder.

Responde al tercer timbre.

—¿Bueno? — la voz soñolienta de mamá me da esperanzas.

—¡Feliz cumpleaños a la mejor madre de cualquier universo conocido y desconocido! — grito. Algunas personas volteen a verme, por lo que me limito a giñarles un ojo.

—¿Por qué el adoptado, grita en vez de hablar moderado como la gente normal? Te dije que lo lleváramos a un orfanato en cuanto fue dejado en nuestra puerta— escucho perfectamente a papá de fondo.

Suelto una fuerte carcajada. Mamá me ha puesto en altavoz.

—Buen intento, viejo reumas. Solo estas celoso porque no te felicite de esa manera.

—Dios me libré de ser tu voz la primera que escuche en mi cumpleaños— tengo al mejor padre de todos.

Dell Collingwood es conocido por su increíble papel dentro de las canchas. Lo que no saben, es que realizó uno mejor fuera de ellas: el de ser padre.

Puede que se haya perdido algunos eventos importantes, puede que no haya asistido a partidos especiales, pero nunca nos faltó su apoyo, amor y consejos. Siempre que podía, estaba allí para nosotros. Había veces que incluso falto a algunos partidos para poder estar a nuestro lado.

Cuando se retiró, fue aún mejor, porque entonces estaba allí todo el tiempo.

—¿Dónde está la cumpleañera?

—Se ha ido. Se cansó de escucharte— escucho la risa de mamá, seguido de un pequeño quejido que me indica que lo ha golpeado.

—Hola, mi amor.

—Hola, mamá. Es muy obvia la razón de mi llamada. Espero que pases un día increíble alado de ese viejo amargado. Los recuerdos traumáticos que dejaste en mí y Steven de cuando nos hacías acompañarte al salón de belleza son mi regalo para ti en este día tan especial.

Descifrando el Juego (Completa) (#1 San Diego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora