Capítulo n°27 ~Conociéndote~

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Capítulo n°27 ~Conociéndote~

Abrió los ojos con pesadez, había tenido un sueño muy reparador, algo que no pensó lograr por todo lo que había pasado la noche anterior, pero sorprendentemente, así fue.

Hasta que sintió algo extraño y volvió a pestañear, esta vez con más fuerza, tratando de aclarar su visión.

Estaba... ¿Dónde estaba? No lo sabía.

Recordaba la explosión, el caos, ir al hospital, regresar y recibir la citación del director y luego ir a su apartamento.

No, no fue a su apartamento, fue a el de Andrew, se había duchado allí y luego se había quedado dormida en el sofá y recién viendo el gris sofá en el que estaba acostada pudo confirmar que esa parte no fue un sueño.

Intentó levantarse, pero no pudo, su cuerpo se iba despertando poco a poco y empezaba a sentir todo, la pesadez de un cuerpo encima de ella.

Siendo más claros, un cuerpo encima de sus piernas, encima de la manta que la cubría.

Alzó la vista y vio a Andrew, al parecer quedó dormido al lado de ella y su cuerpo había quedado recostado encima del de ella.

Se sentía mal por haber hecho que durmiera sentado en el sofá, pero había una parte de ella que eso le gustaba; escuchar su respiración tranquila, su pecho subir y bajar, el calor que emanaba, esas sensaciones de calma y comodidad que le transmitía.

Si fuera de ella se quedaría así todo el día, en ese sofá, junto a esa persona, era el único lugar donde se sentía segura desde que se enteró del mundo oculto tras un velo imperceptible, que, sin ellos, pronto traería el fin del mundo.

Aun así, se levantó lentamente, haciendo movimientos muy calculados para que Andrew no se despertara, quería dejarlo dormir, supo por Astrid que él no había dormido por días, que su amigo Dominik lo intentaba ayudar, pero él era muy reacio a escuchar.

Miró nuevamente el apartamento donde había pasado la noche, era tan peculiar, pero tan fascinante a la vez.

Era casi el doble de grande que el suyo, solo que el espacio que tenia era la mitad que el de ella, su apartamento estaba lleno de cosas extrañas.

Había desde lo que parecían robots miniatura, hasta frascos de diferentes tamaños de colores fascinantes y a veces un tanto espeluznantes.

Todo su departamento parecía un laboratorio, solo que muy desorganizado, pero a la vez eso le daba su toque, le daba vida al apartamento, dejaba lo aburrido a un lado y mostraba las maravillas que podía crear la mente humana.

Empezó con lo más notable, a limpiar las manchas de sangre que habían dejado sus pies la noche anterior.

Sus pies seguían doliendo, el ardor era intenso y sus pies palpitaban debes en cuando, pero era mucho menos a lo que había sentido por la noche.

Al terminar de limpiar, se dirigió hasta la cocina, era igual de desastrosa que el resto, pero se veía más fácil de organizar.

Y eso hizo, puso todo lo que encontró fuera, en las alacenas.

Sintió como su corazón se detuvo cuando abrió la refrigeradora, había solo una botella de leche y una barra de mantequilla a medio terminar.

Pudo percatarse de algo, en toda la cocina había muchas cosas, pero no había nada a la vez, la mitad era basura o cereales rancios o a casi terminar.

Revisó el resto de alacenas y confirmó que apenas tenia una sartén y una olla que estaba segura que nunca antes había sido usada.

¿Qué comía este chico normalmente? Se preguntaba cada vez, entre más revisaba más segura estaba de que no cocinaba ni unos huevos revueltos.

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