T.V 2: Capítulo n°5 ~Feliz cumpleaños~

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Capítulo n°5:

Andrew llegó al centro comercial y vio la notificación en su teléfono, era un mensaje de Dominik.

—Te esperamos en la sala de bolos en la tercera planta. No tardes ;)

Cuando llegó encontró a sus amigos, ya habían empezado a jugar, cada uno tenía una malteada.

Dominik una de mora con un cartelito de feliz cumpleaños, Agatha una verde con macha y Astrid una rosa con frambuesa.

—¿Y Harley? —preguntó Andrew al acercarse, ya sabiendo la respuesta.

—No vino —respondió Astrid con una mueca— tenía una cita.

Andrew abrió los ojos con sorpresa, eso sí que no se lo esperaba.

—¿Qué? ¿Una cita? ¿Con quién?

—No lo sé —contestó Astrid encogiéndose de hombros— me dijo que ya lo descubriría por mi cuenta... lo lamento Andrew.

Había algo que no entendía, él se había convencido de que todo entre ellos estaba como estaba por lo que pasó con su abuelo, pero después de que él le confesara que gustaba de ella y ella lo correspondiera, todo debía ser perfecto, al menos ir mejor que como iba, no solo lo había ignorado por 6 meses, sino que ahora estaba teniendo una cita con un chico que no era él.

Había pensado muchas veces como sería su primera cita, si serían de esa clase de parejas tradicionales que van a cenar para su primera cita, o de aquellos tenaces aventureros que les gustaba ir fuera de lo ordinario, pero ya nunca lo iba a descubrir.

Harley se había olvidado de él, de lo que sea que alguna vez sintió, y ahora lo sentía por alguien más, solo esperaba que ese alguien más la hiciera más feliz de lo que él alguna vez haya podido ser capaz.

Intentó quitarse eso de la cabeza y disfrutar con sus amigos.

Tomó una pesada bola azul del estante y la lanzó con todas sus fuerzas hacia los bolos, la bola rodó y se fue a un lado, sin darle ni a un solo bolo.

—Eso fue terrible, lo sabes, ¿no? —dijo Nick entre carcajadas, Andrew resopló decepcionado.

—Yo les voy a enseñar cómo se hace— dijo Astrid, tomando una bola rosa y sopló de ella antes de lanzarla.

La lanzó, esta vez mucho más dirigida que antes, y derribó 7 bolos.

Astrid hizo un pequeño baile de la victoria el ver su puntuación.

Agatha sin decir nada tomó una bola verde y la lanzó, rodó con precisión hasta los bolos y los derribó todos, había hecho un pleno impecable.

Sin regodearse tomó una segunda bola e hizo lo mismo, lanzó todos, otra vez, dos plenos impecables, todos quedaron con la boca abierta.

—Esto no solo se trata de fuerza, sino de puntería y algo de suerte, y de no lanzar la bola como si fuera una granada explosiva, sino con la delicadeza y fuerza suficiente, solo es con practica —dijo Agatha como si fuera lo más fácil del mundo.

—Eso no se vale, Agy, eres muy buena en todo —se quejó Astrid.

—No me llames así, odio ese apodo.

—¿Por qué no? El poli guaperas siempre te dice así, parece un apodo más cariñoso, ya que somos amigas supuse... que podía.

—Él es él, e igual siempre le digo que no, pero igual lo hace.

—Le dejas porque es especial, eh —dijo Astrid guiñándole un ojo.

—No lo es, solo es un amigo, un amigo que conozco desde hace mucho, tal vez sea un amigo especial, nada más.

—"Un amigo especial" he escuchado mucho eso, es el término que utilizan cuando tienen miedo de compartir sus sentimientos. He visto cómo te mira, y las miradas no engañan.

—Él solo me mira como una hermana, ya sabes, con el cariño con el que miras a una hermana.

—¿Y tú lo ves como un hermano? —preguntó picaronamente.

Agatha no contestó.

—¿Así se hablarán siempre entre chicas? —susurró Nick a Andrew.

—¿Se habrán pasado hablando así cuando tu pasabas mirando como loco enamorado a Astrid? —contestó Andrew manteniendo el secretismo en su conversación

—No lo sé, me imagino que entre rubias se entienden

—¿Entre rubias? Astrid es pelirroja.

—Solo lo descubrí, digamos que tengo mis métodos —puso un dedo en sus labios en señal de que lo mantenga en secreto, mirándolo de manera socarrona.

—¿Qué cuchichean ustedes dos? —preguntó Astrid acercándose a los dos.

—Nada, nada amor, solo hablábamos de deportes.

—Pero si a ti no te gustan los deportes.

—Por eso, hablábamos de lo aburrido que es— señaló una televisión colgando en la mitad del salón donde afortunadamente para él se estaba reproduciendo un partido de futbol en ese momento.

—¿Quién quiere comer? —soltó Andrew tratando de cambiar de tema— ¿Pizza para todos? No me alcanza para más, me van a dejar limpio después de esto.

—No te preocupes, esta vez yo pago, por mis amigos, y por el cumpleañero, que él siempre paga en todas nuestras salidas —dijo Agatha caminando hacia la salida de la sala de bolos.

Andrew agradeció a Agatha con un gesto de la cabeza, solo con haber invitado las hamburguesas a la tarde se había quedado con las justas.

Mientras todos salían Andrew escuchó como Astrid se acercó a Dominik y le dijo:

—Tengo una sorpresa para ti, elegí una regalo, te va a encantar.

Él ya le había dado un regalo esa mañana, una figurillas de los superhéroes de Marvel, los dos eran fans de las películas.

Todos salieron de la sala de bolos con una sonrisa, estaban más unidos que nunca, eran un verdadero equipo, aunque faltara un miembro, seguían siendo un equipo, y lo más importante, amigos.

Solo no sabían que aquella noche sería su última noche normal como amigos, y que todo se pondría de cabeza de nuevo, y no estarían preparados para lo que se avecinaba. 

Tras El VeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora