Sus suaves besos bajaban lentamente por mi estómago. Sus dedos se colaban ágilmente sobre mi pierna derecha, acariciandome. Mi respiración se volvía cada vez más intensa. Él besaba cada parte de mi cuerpo y yo solo pensaba en que no quería que parara nunca.
Me situé encima de él, tomando el control. Mientras pasaba sus dedos por mi clavícula yo lo besaba ferozmente. Éramos fuego juntos.
Bajó mi shorts lentamente y mi mano fue directo a quitar su camisa. Toqué cada músculo levemente marcado. Colocó su mano en mi cuello y...
Ring ring.
Me levanté exaltada de mi cama. Mi respiración estaba agitada. Mis sábanas estaban sudorosas. Y una parte de mí estaba muy emocionada con el sueño húmedo que estaba teniendo con mi crush Evan Williams.
Por mucho tiempo él había sido mi amor frustrado. Era guapo, atlético, respetuoso y estudioso. Tenía los requisitos perfectos que cualquier chica buscaría en un hombre. Pero claramente, yo no era cualquier chica, y él, por supuesto, no era estudioso ni mucho menos respetuoso. Aunque guapo sí, y mucho.
Evan Williams era un chico bastante apuesto, era mal portado, la perdición de todas y el más codiciado del colegio.
Me caía mal, muchísimo. Su actitud altanera y ese ego por las nubes me hacían odiarlo con todas mis fuerzas. Pero también me anonaba esa mirada tan linda que tenía. La forma en la que ayudaba a sus compañeros de equipo a mejorar. Lo sexy que se veía montado en su moto. Me gustaba muchísimo, pero también me caía extremadamente mal.
Me observé en el espejo y parecía un alma en pena. ¿Aunque acaso alguien recién despertado se veía bonito?
Miré el vestido azul con piedreria que se encontraba en el sofá frente a mí. Casi lo había olvidado. Hoy por fin era mi graduación, y no podía haber estado más feliz en toda mi vida. Si bien es cierto, era una chica muy estudiosa. Me gustaba aprender y nutrir mi mente. Pero la escuela aveces era tan agotadora, que aveces me hacía querer desaparecer. Aprenderse las exposiciones era muy complicado. Estudiar para los exámenes de matemáticas era muy complicado. Exponer frente a todos los compañeros era muy complicado. Entender operaciones con números y letras era muy complicado. Disfrutaba estudiar en muchas ocasiones, me animaba saber que mis esfuerzos se veían reflejados en buenas calificaciones que me hacían sentir feliz conmigo misma. Aunque eso no sucediera constantemente.
Era difícil ser buena estudiante y no perderte a ti misma en el camino.
Necesitaba un descanso y por fin lo obtendría.
Dos horas más tarde ya estaba completamente lista. Mi maquillaje había quedado despampanante tal cual y como lo quería. Y el vestido estaba perfecto. Mi madre desde abajo me apuraba tocando la corneta de su preciado carro "Ronnie". Es un nombre terrible, y la gente normal no le pone ningún nombre a su auto. Pero mi madre no era normal. Y su auto tampoco lo era. Tenían un amor incomprensible el uno al otro.
Luego de quince minutos exactamente llegamos a la ceremonia de mi graduación. Esmeralda, mi mejor amiga desde pequeña, me esperaba en una de las sillas perfectamente decoradas.
—Estoy muy feliz Mara —me abrazó.
—También lo estoy.
Mi sonrisa nunca se desvaneció, hasta que ví a Evan llegar junto a Camille, quien no sabía si era su novia, su amiga con derecho, o solo una amiga que estaba perdidamente enamorada de él. Mantenían sus brazos enlazados, y los dos caminaban como si el mundo estuviera girando solo porque ellos existieran. Rodé mis ojos. Aveces me preguntaba qué era exactemte lo que me gustaba de él, porque la mayoría del tiempo, era un idiota.
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Amara y sus 17 años
Teen FictionUna adolescente. 17 años de edad. Amistades falsas. Sueños difícilmente posibles. Universidades. Decisiones que tomar. Amoríos. Para Amara su vida fue plena, tranquila y feliz. Hasta que al cumplir sus 17 años todo cambió drásticamente. Al fin y al...