Capítulo 10

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Solo faltaba una semana para comenzar la universidad.

Una semana.

Sentía que era muy poco tiempo para todo el caos que tenía en mi cabeza. Dudas, miedo... Temor.

Hablar con mi papá hizo que me diera cuenta de que estaba perdida. Muy perdida. No sabía que era lo que quería en mi vida, no estaba claro aquello para mí.

Y era muy complicado forzarte a ti misma a tener una respuesta, ¿Por qué era algo malo no tener idea de nada?

Papá no me presionó. Pero sí me dijo unas palabras que cambiaron todo.

Por lo que decidí estudiar medicina. Algo que no me gustaba. No sabía nada de ello. Nunca me había interesado por eso. Pero mi padre me dió algunas opciones, me explicó cuáles eran las mejores carreras según él. Hizo enfasis en la carrera de medicina ya que su hermana, era dueña de un hospital en Francia. Por lo que yo podría irme a trabajar allí al culminar mi carrera.

Odié mi decisión. Y me odié a mí misma por solo acceder por salir del paso. Por no torturar más a mí mente. Por ser alguien en la vida.

Olvidé mi sueño. Lo encerré con llave en una caja para que nunca saliera de allí. Y fue una de las decisiones que más me habían dolido. Pero era lo mejor que podía hacer por mí misma.

Tuve unos días bastante duros, en los que casi no quería salir.

André había tomado la decisión de quedarse un tiempo más, y eso me hacía muy feliz.

Mi madre se acerca al sofá, en dónde se sienta a mi lado.

—¿Estás bien? —me muero el labio. Transcurren unos minutos en los que me mantengo en silencio.

¿Lo estaba?

—Sí mami —ella me sonrió.

—¿Qué tal te sientes? Entrar a la universidad es un gran paso.

—Me siento bastante asustada la verdad —me abraza —. Pero muy preparada —miento.

Doy por hecho que si bien no es lo que quiero, este es mi destino. Papá y mamá sienten que tienen a la hija perfecta por tomar una decisión tan difícil de forma tan fácil. Pero no era lo que quería. Aunque me generaba algo de alivio el verlos tan feliz por eso. Se habían esforzado bastante en mí. Se siguen esforzando bastante para poder entrar en una universidad privada, y yo lo valoraba mucho. Lo mejor que podía hacer, era mantenerlos felices. Aunque no estuviera en una carrera que me apasionara...

Esmeralda también había decidido lo que quería estudiar. Veterinaria. Pero, al parecer si era algo que le gustaba y apasionaba. Algunos tenían buena suerte.

Evan y yo habíamos compartido uno que otro mensaje. Pero yo había estado bastante ocupada peleandome con el destino, y supongo que él también había estado ocupado. Así que nos habíamos visto solo una vez, y para ser sincera, todo fue un poco incómodo porque de su brazo, venía una chica a la que no conocía y a la que tampoco me presentó. Intenté ignorar aquel suceso con todas mis fuerzas. Al parecer la universidad y los problemas me habían ayudado con eso.

Salí a comprarme ropa ya que no sabía que ponerme a inicios de clases. Me sentía emocionada, eso era cierto. Era algo completamente diferente a lo que tenía que acostumbrarme, pero me hubiera gustado saber qué decidir, saber que me gustaba, mirarme a mí misma en un futuro siendo alguien que amaba lo que había estudiado. Pero no era así. No tenía idea de nada, solo de que estudiaría medicina y quizás fuera feliz. O quizás no.

El centro comercial estaba vacío, lo que me ayudó un poco a mejorar mi ánimo. Me sentía en paz allí. Compré vestidos, y pantalones, ya que era lo que menos tenía, y algunas camisas. También un bolso marrón bastante bonito.

Amara y sus 17 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora