Capítulo 22

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—Entonces, cuándo le pregunté porqué carajos no podía venir de fiesta conmigo hoy, me dijo calmadamente que tenía que darle una maravillosa bienvenida a la hija de la mejor amiga de su madre, ¡Que tiene 19 años! Es decir, soy muy segura de mí misma, ¡Vamos! Me veo siempre en el espejo y cada vez estoy mejor... Pero ¿Acaso las bienvenidas son a las 10 de la noche? Además, me preocupa que duerma bajo el mismo techo que mi hombre, y es que Alex está para chuparse los dedos, Amara. A cualquiera le encantaría solo por su físico, y ni hablar de su forma de ser... Además yo quería que estuviera aquí conmigo y...

Elena parloteaba y parloteaba sobre lo que estaba pasando con Alex. Por mí parte, fingia escucharla.

Que mala amiga eres.

Y la verdad era que si me interesaba lo que ella me estaba diciendo, pero mi mente no paraba de evocar todo lo que había pasado con Jordi la noche anterior, ¡Dejé que me tocara en su casa, dónde también se encontraba su madre! Me sentía un poco mal por eso, pero ¿cómo podía haber parado después de todo lo que estaba sintiendo? Imposible.

La cercanía con Jordi me hacía bien, me llevaba a actuar sin pensar en lo que pudiera pasar luego, y en parte, me estaba enseñando una nueva Amara que nunca había conocido. ¿Me gustaba? Sí, pero las inseguridades llegaban con rudeza cada vez que pensaba más de lo que debía en él. Quizás, cómo las cosas con Evan no salieron muy bien, secretamente estaba esperando que todo con Jordi fuera igual... Sentía miedo, pues aún no sabíamos que era lo que había entre nosotros... Lo que si sabía era que siempre que estábamos cerca esa chispa de deseo se acentuaba en todo mi sistema.

Después de haber tenido un momento tan fogoso, decidimos ver una película de Marvel, a la cual casi no le presté atención, porque estar cerca de él me ponía de los nervios y no podía concentrarme.

Y más cuando nunca se colocó una camisa. Ese cuerpo me hacía imaginar miles de cosas, cosas que estaba segura que antes no pasaban por mí mente ni por un segundo, quería que volviéramos a hacer lo que habíamos hecho, pero al parecer él se encontraba tan concentrado en la película que casi no me miró.

Hombres.

Algunos, en su lugar, hubieran seguido con lo que había empezado... Pero al parecer mirar al capitán América y a Thor juntos era lo mejor que podía hacer en aquel momento.

Bufé para mis adentros, yo quería más acción, no ver una maldita película. Y me estaba dando miedo todo lo que podía sentir al estar junto a él. Aquella loba que estaba dormida había sido despertada y venía con mucha sed de sangre.

Eso fue una muy mala referencia.

Mi madre no había llegado a casa, ni siquiera en la mañana cuando decidí levantarme a hacer unos huevos revueltos porque no aguantaba el hambre que tenía. Decidí no molestarla, a pesar de que ella me hubiera mentido sobre su paradero, no quería darle más vueltas al asunto. Cada quién tenía sus secretos, y eso estaba bien ¿no?

Era un día aburrido en casa por lo que esperaba estudiar la mayoría del día, y luego mirar series mientras comía helado, arropada en el sofá. Pero mis planes cambiaron cuando recibí una llamada de Elena, pidiéndome —no— ordenandome que me pusiera sexy y hermosa para la noche, pues iríamos de fiesta. Al principio me negué, pero aquella mujer tenía un don extraño, pues siempre terminaba diciéndole que sí.

Hablé por llamada un rato con Esmeralda, quien me comentó que hoy iría a una consulta que había programado Ian con un ginecólogo. Estaba bastante nerviosa, pero feliz de que Ian la acompañara y vivieran esa experiencia juntos. Me alegraba, de cierta forma, que todo estuviera marchando bien entre ellos, me preocupaba imaginar que podían separarse y las cosas fueran más difíciles entre ambos.

Amara y sus 17 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora