La tensión se podía palpar con una sola mano. Evan miraba retadoramente a Jordi, y este lo miraba con odio a él. ¿De cuándo acá tenían esa confianza para que Jordi le dijera algo así? Y al parecer no era la única que pensaba aquello, porque Elena tambien los miraba con confusión.
—Te pregunté algo.
—No creo que quieras hacer esto aquí —mencionó Evan, en voz baja, acercándose —como si fuera posible— aún más a Jordi.
Él lo miró con molestia, mientras rascaba su nuca. De pronto, se acordó de mi existencia, porque volteó a mirarme y su expresión de molestia cambió a una de arrepentimiento ¿por qué?
Evan se rió en su cara y luego me miró a mí.
—Te he extrañado. Ven —me jaló hacia él, formando un abrazo entre los dos.
Dejé mis manos a los costados, el olor que siempre lo caracterizaba llegó a mí de inmediato, haciéndome cerrar los ojos. Suspiré, mentiría si dijera que no lo había extrañado. Aún adolorida, recibí su abrazo con cariño, porque le quería. Le quería mucho.
Al separarnos me di cuenta que Jordi ya no estaba ahí, se había esfumado en cuestiones de segundos. Evan se veía un poco más alto que de costumbre, y la ropa que llevaba le quedaba perfecta. Lo miré con nostalgia. Tenía que recordar todo lo que me había hecho su padre... Tenia que mantenerme alejada de él.
—Tenemos muchas cosas de qué hablar, Amara —me dió un beso en la frente —. Cómo por ejemplo, cosas como porqué me bloqueaste, me eliminaste y dejaste de seguir en todos lados. Por eso vine aquí, quiero tener respuestas, pero dejaré que descanses por hoy, luego podemos encontrarnos en cualquier sitio.
—No, yo... Creo que deberíamos dejarlo así, Evan. Mi vida ha estado bien y...
Me interrumpió, acercándose lentamente. Mi respiración se aceleró —. No acepto un no por respuesta. Te dejo, pero mañana te buscaré para que hablemos. Te he extrañado y...
Un celular comenzó a sonar, interrumpiendonos.
Elena se disculpó y contestó. No recordaba que ella se encontraba ahí, y que incluso, escuchó todo. Por un momento me dió vergüenza, pero intenté ignorarlo.
—Aló... ¿Qué? ¿es que te volviste loco Alex?... ¿Cómo que una semana?... ¡No! —gritó. Casi quise reírme por la situación, Evan la miraba con la boca abierta —. No Alex, ¿Me quieres ver la cara de idiota?... Que increíble en verdad, que mujeriego que eres... Lo siento chicos —se disculpó y se alejó de nosotros mientras seguía gritando.
Me tragué la carcajada que tenía en medio, porque no era el momento para poder reírme sobre ello.
—Aceptaré hablar contigo. Pero, solo una vez, Evan, en serio. Tu sabes cómo terminaron las cosas entre nosotros, he intentado seguir adelante y...
—Si, créeme que sé de qué forma has seguido adelante —susurró amargamente.
Lo miré con confusión, ¿acaso se refería a Jordi?
—¿De qué hablas? ¿Te refieres a Jordi?
—No, Amara. Solo que... No importa, mañana hablaremos. Cuídate mucho —besó mi cabello y luego se alejó de allí.
Me quedé ahí parada, sin moverme ni un poco. Justo cuando sentía que por fin lo había superado casi completamente, vuelve a aparecer Evan, desestabilizando mi vida. Y aparte de eso, necesitaba preguntarle a Jordi que es lo que había pasado entre ellos dos para que le hablara así, porque hasta donde sabía, ni siquiera se hablaban.
Pensé en quedarme esperando a Elena, a quien podía ver a lo lejos manoteando sus manos mientras su boca se movía sin parar.
En este momento no quería ser Alex.
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Amara y sus 17 años
Novela JuvenilUna adolescente. 17 años de edad. Amistades falsas. Sueños difícilmente posibles. Universidades. Decisiones que tomar. Amoríos. Para Amara su vida fue plena, tranquila y feliz. Hasta que al cumplir sus 17 años todo cambió drásticamente. Al fin y al...