«Allá va el niño, donde lo tratan con amor y cariño».
Aquella frase se repite en mi cabeza cuando acompaño a Guzmán a sentarse en el sofá para intentar tranquilizarlo. Él se sienta en el centro, pues sabe que, con su presencia, en cualquiera de los dos lados tendré bloqueada la cercanía de Arián. «Muy astuto, eh», pienso mientras le acaricio el cabello.
Por su parte, Arián solo se dedica a mirar en silencio la escena. A pesar de no tener un trato frecuente con niños, sabe que Guzmán está a la defensiva y una palabra suya será suficiente para que reaccione de manera agresiva. Es lo más probable, sabiendo que viene de una familia disfuncional que no le brinda la mínima atención que merece. ¡Dios! A veces se me cruza por la cabeza la idea de escaparme con él e irnos lejos de su familia, sin embargo, sé que no será posible porque me metería en un problema demasiado grande. La policía me buscaría por cielo, mar y tierra y me iría a prisión por secuestrar a un menor de edad.
Su relación con Andrés es diferente, mi mejor amigo se encargó de explicarle que no estaba interesado en mí y que solo me veía como a una hermana. Muy aparte de que el primer encuentro entre Andy y Guzmán se dio de una manera más normal. El pequeño no nos vio dándonos un beso, de hecho, nos pilló platicando sobre uno de los ligues amorosos de mi amigo.
Recuerdo de manera lúcida aquella noche, fue horas antes de la Nochebuena. Andrés vino a visitarme para darme el abrazo de Navidad por adelantado y fue en esa conversación en el pasillo cuando Guzmán salió de su apartamento y nos vio. Quizá en un primer momento se tensó, pero los presenté de inmediato y, al instante, luego de escuchar las palabras: «Es como mi hermano», fue donde el pequeño entendió que Andrés no tenía intenciones de competir con él. Es más, mi mejor amigo le regaló un llavero de Papá Noel que se había ganado en una feria navideña del centro de Sevilla. Prácticamente, compró la aceptación del niño con ese obsequio.
Mierda, no quiero que Guzmán vea a Arián como alguien que me va a separar de su lado. Tengo que encontrar la forma de terminar con esta tensión, aunque me lleve varios días lograrlo. No obstante, ahora solo me queda llevar la situación de la mejor manera para que el clima tenso disminuya y puedan convivir sin rencores. Lo último que quiero es que Arián se vaya con un sentimiento negativo a trabajar.
—¿Todo bien, Guz? —pregunto. Él no deja de fulminar a Arián con la mirada.
—Dile que se vaya —me pide con voz temblorosa.
Arián aprieta los labios y saca las manos de los bolsillos de su pantalón. Le da un vistazo a su reloj de pulsera.
—Creo que mejor debería irme.
Le regalo una sonrisa apenada.
—Hablemos afuera. Necesito explicarte unas cosas. —Hago un movimiento con los ojos, señalando con ellos a Guzmán, para que el ojiverde capte que me estoy refiriendo al niño.
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ARIÁN © [Completa ✔]
Ficção AdolescenteElla es una escritora en Wattpad, él es director de una conocida editorial. Ambos se conocen en un accidentado momento en la cafetería donde ella trabaja. Celeste Serván quiere cumplir su meta: abrir su propia cafetería. Asimismo, ha terminado de e...