32 | Reconstrucción

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Un mes después

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Un mes después


Me encuentro muy emocionada porque estamos a solo horas de que Mis noches con Mr. Johnson salga a la venta en librerías. Mañana es el gran día y ya se siente la emotividad por este gran logro. En Instagram, mis lectores no paran de etiquetarme en edits e ilustraciones sobre los personajes que han hecho ellos mismos. Incluso, somos tendencia en Twitter con el hashtag «#MrJohnsonenfísico».

Este último mes ha sido un trabajo arduo en conjunto con Tomás, con quien hemos pulido la historia hasta el cansancio y estoy satisfecha porque he sido parte de este proceso de edición. He sido testigo de todos los pasos que ha dado la historia para finalmente ver la luz y estar al alcance de todos.

Ahora me encuentro con mi mejor amigo en una tienda de ropa muy cerca al centro de Sevilla, eligiendo un vestido para esta noche. Arián, Tomás, Andrés y yo, hemos quedado en ir a una discoteca para celebrar la publicación del libro. Será algo así como una salida en... ¿parejas? Vale, no estoy segura si Andy ha logrado cazar a ese gatito rubio, pero desde mi perspectiva no he notado una cercanía entre ellos que no sea más que una amistad. Siendo sincera, no veo a Tomás interesado en Andrés y pienso decírselo luego para que corte con toda ilusión que se puede estar haciendo. No quiero que se lastime con algo que no podrá concretar.

Por otro lado, la relación que sí está evolucionando —de a poco, por supuesto— es la que tenemos Arián y yo, aunque aún no hayamos pasado a ser novios de manera oficial. Después de su confesión, estuve investigando en Internet sobre la depresión y leí que, los hombres que la padecen, suelen tener miedo al momento de formalizar una relación y es por eso que no quiero presionarlo y esperar a que se encuentre listo para dar ese paso.

Y ahora que ha hecho las paces con Tomás, debo comentar que se han vuelto inseparables, pues llegan a la editorial juntos, almuerzan juntos, ejercitan juntos y salen a cenar los domingos. En pocas palabras, están recuperando el tiempo perdido y me alegra mucho que hayan retomado su amistad.

Asimismo, durante estas semanas estuve tomándome unas horas para acompañarlo al psiquiatra. Lo conozco y sé que para él es muy significativa mi presencia en situaciones importantes como su tratamiento, aunque, claro, yo no entraba al consultorio, solo lo esperaba en el pasillo hasta que concluía las citas. Mi compañía no es la cura a su depresión, sin embargo, ha sido un pequeño soporte para motivarlo y decirle que lo está haciendo muy bien. De hecho, Arián ha mejorado bastante y poco a poco se está recuperando de la recaída que tuvo.

No obstante, y a pesar de que no quiero ser muy sobreprotectora, estoy muy al pendiente de él porque se le da muy bien lo de ocultar su lado depresivo. Joder, es muy bueno haciéndolo. Aun cuando pasamos tiempo juntos y me parece ver que tiene la mirada perdida, Arián en un abrir y cerrar de ojos ya ha antepuesto una sonrisa.

Pero bueno, gracias a Dios, todo está marchando de maravilla hasta ahora.

Vale... no todo.

En el trabajo no me está yendo muy bien que digamos. Las ventas han disminuido desde que inició la construcción de ese restaurante nuevo de al lado. Es como si un algoritmo imaginario dirigiera el consumo de la clientela y haya olvidado recomendarnos por completo. De verdad, estoy preocupada porque el negocio se puede ver afectado en un corto tiempo y no quiero decirle adiós a La Estrella tan pronto.

ARIÁN © [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora