Limpio con la manga de mi chompa otra lágrima que ha caído por mi mejilla y me ruego a mí misma que deje de llorar para no llegar a casa con los ojos enrojecidos. Me encuentro en los asientos traseros de un taxi y solo me limito a mirar por la ventana para intentar despejar mis pensamientos, pero es en vano porque el recuerdo de Arián, rogándome de rodillas para que lo escuchara, aún sigue latente. Pero, ¿qué podía hacer? ¿Oírle? Se sigue hablando con su exnovia y eso de verdad ha sido un golpe bajo para mí porque me ha demostrado que lo nuestro no iba en serio. En cualquier momento me iba a dar con la sorpresa de que ellos habían regresado. Iba a quedar como la estúpida más grande del mundo, aunque ya lo soy porque ahora estoy volviendo a casa con el corazón roto mientras Arián y ella se verán después y seguirán su vida como si nada les afectara.
El taxi se detiene en un semáforo y, por un momento, desconecto de mi mente para fijarme dónde estamos. Reconozco de inmediato el centro de Sevilla y una calle peatonal, en cuya esquina hay una chica cantando «Happier» de Olivia Rodrigo, acompañada de un hombre que se pasea con un sombrero en la mano para que le den una colaboración voluntaria. Dios, amo esa canción.
—But she's so sweet, she's so pretty... Does she mean you forgot about me?
Me llevo una mano a la frente y trato de calmarme para no echarme a llorar como una Magdalena. Esa canción me va a hacer polvo el corazón si ese semáforo no cambia de color pronto.
—I hope you're happy, but not like how you were with me. I'm selfish, I know, I can't let you go...
Cuanta verdad hay en esa parte de la canción. No odio a Arián y por más que quiero hacerlo, no puedo. Solo deseo que siga siendo feliz con ella cuando debería estar maldiciendo esa relación. Por otro lado, también desearía que nada de esto hubiese pasado y haberme despedido de él con un beso antes de que vaya a su reunión, sabiendo que aún seguiría a mi lado. Porque no quiero dejarlo ir. No estoy preparada para pasar mis días sin él, sin sus besos y sus mensajes. Es mío. Mi Arián. Mi Ojitos bonitos. Mi bizcochito. Mi... o, quizá nunca lo fue. Todo este tiempo siguió siendo de ella y yo solo era su pasatiempo, a la que etiquetaba como «saliente».
¿Ahora cómo me quito todo esto que siento por él? Joder, si hubiese sabido que esto pasaría, lo habría evitado las veces que coincidimos. No obstante, también tengo la interrogante de por qué fue bueno conmigo si me iba a apuñalar de esta manera. ¿Por qué me ayudó la noche en que fui drogada? ¿Por qué me ayudó a conseguir el puesto de trabajo en La Estrella? ¿Era todo parte de su plan para ganarse mi confianza y luego destruirla de la peor manera?
—¿Se encuentra bien, señorita? —pregunta el conductor, echándome un vistazo por el espejo retrovisor y me seco las lágrimas que he vuelto a soltar.
—Estoy bien, gracias. —Asiento e intento fingir una sonrisa de boca cerrada.
—Vale, ya hemos llegado a la dirección que me indicó. —Me vuelve a mirar por el espejo retrovisor y desvío los ojos hacia la calle. Estamos estacionados afuera de mi edificio.
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ARIÁN © [Completa ✔]
Teen FictionElla es una escritora en Wattpad, él es director de una conocida editorial. Ambos se conocen en un accidentado momento en la cafetería donde ella trabaja. Celeste Serván quiere cumplir su meta: abrir su propia cafetería. Asimismo, ha terminado de e...