Seis

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Jungkook;

En el segundo día de clases me levanté más temprano para hacer ejercicio. Cerca de la casa de mis padres había un parque así que corrí por este un buen rato, y luego me volví a dirigir a la casa a ducharme y prepararme para otro día en mi empleo.

Nuevamente me vestí formal, y agité un poco mi pelo mojado antes de salir de mi habitación y bajar para desayunar.

Cuando entre al comedor, mi mamá y mi padre estaban allí.

-Buenos días -digo al entrar y me dirijo a mi mamá, para besar su cabeza antes de sentarme.

-¿Dormiste bien, cariño? -me mira mamá.

-Sí. ¿Y tú? -acaricié su mano.

-También -me sonrió ella.

-Jungkook -mi padre habla, captando mi atención-. Entiendo que...en Estados Unidos y que en tu adolescencia te saliste de control e hiciste muchas cosas que no debía permitir que hicieras. Pero, como director de el centro en el que trabajas, te recomiendo más discrección con tus tatuajes y tus piercings.

Alzé una ceja en el momento que dijo eso. Y me giré para verlo.

-¿Perdón?.

-Que usar piercings y andar mostrando tus tatuajes tan abiertamente, no te da un buen aspecto. O al menos, un aspecto de profesor. Así que-

-Escucha, papá -aunque lo intenté, mi voz salió forzada y seca-, estoy aceptando trabajar de profesor, en tu preparatoria. Pero, que haya aceptado eso, y también este conviviendo contigo, no significa que sea ese adolescente de quince años que hacía todo lo que querías -contradecí y a medida que hablaba, su mirada se endurecía-. Los tatuajes estan en mi piel, los piercing los tengo perforados yo. Por lo tanto es mi cuerpo y el que no los quiera ver perfecto; que se tape los ojos. Y pues la verdad es que me importa bien poco lo que piensen de mi.

Puso con fuerza la servilleta encima de la mesa y arrastró la silla para levantarse. Y sin decir nada tomó sus cosas para salir e irse.
Mi madre puso su mano sobre mi brazo.

-Jungkook...

-No mamá. No me digas nada -suspiré profundamente y comencé a comer para ver si al menos podría digerir el desayuno.

Llegué a la preparatoria media hora después, y me dirigí a mi mesa de trabajo en la oficina de profesores. Las profesoras eran bastante tratables conmigo -no era tonto, sabía que le gustaba a esas señoras. Porque sí, eran 'señoras'-. Y exceptuando Namjoon, los demás profesores (viejos), no dejaban de mirarme por encima de los hombros y con recelos. Me importaba poco, añado.

Namjoon no tardó en llegar, y estuve hablando con él algunos minutos, hasta que cada uno tuvo que dirigirse a sus salones. Yo me dirigí a el salón y al entrar, todos estaban ya en sus puestos y se acomodaron mejor una vez que me vieron entrar.

-Buenos días -dije, cuando llegue a la mesa y puse mis cosas encima de la mesa mirandolos.

-Buenos días -respondieron a coro.

-Bien. Abran sus libretas en el ejericio que dejé de tarea -dije rodeando mi mesa.

Ellos hicieron inmediatamente caso a mi orden y yo con el puntero en una de mis manos empecé a recorrer las filas de mesas -cuatro en total-, revisando los ejercicios.
Ví muchos que no fueron hechos; otros a medias, otros mal. Llegue a la cuarta fila y fui caminando hacia delante, observando por encima los ejercicios, y me detuve en la mesa de Haesoo; moví un poco su libreta hacia mi, viendo mejor su tarea.

-Está bien -dije, y la miré.

Ella me observó y yo terminé, dirigiendome a mi mesa en frente de nuevo.

My Oh My |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora