My Oh My |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔

Veintitrés

                Jungkook;

—¿Sabes cuál...era mi mayor sueño? —comienzo a decir mientras Haesoo me observaba atenta—, yo quería ser artista. Me encantaba pintar.

—Con razón pintaste tan bonito la otra vez –sonrió ella y sonreí también asintiendo.

—Pero mi padre...creía que ese era un trabajo de vago y que no servía para nada –continué—. Resulta que...el Jungkook de antes, no era muy diferente al de ahora.

—¿Ah no?.

—La única diferencia es que...él de antes, tenía muchas mujeres. Y el de ahora, solo tiene una —confesé sinceramente.

—Mentiroso —murmuró ella y sonreí levemente.

—Es cierto —respondí. Y hablaba de verdad—. Antes, toda mi adolescencia era, fiesta, mujeres y droga. Pero no era así porque realmente era algo que me gustara hacer.

Pausé unos pequeños segundos.

—Cuando mi padre se opuso a la idea de que estudiara dibujo, sentí que si...me doblegaba hacia él, iba a conseguir lo que yo queria. Y él dejaría de hostigarme en que fuera maestro —contesté–. Pero me equivoqué. Porque al final el logró lo que quería. Y me envió a Estados Unidos. Y estudié la dichosa profesión de maestro.

—¿Y no...intentaste estudiar arte en Estados Unidos?. Es decir...él no estaba. Hubieras podido.

Negué.

—Cuando ya estaba estudiando lo que él quería fui olvidandome poco a poco de eso –respondí—. Y quedó al final como algo que quise ser, pero no se pudo.

Haesoo me miró y suspiró.

–¿Y tu madre?. ¿Nunca dijo nada?.

—Nunca pense en el hecho de que ella...pudo haberse puesto de mi lado pero no lo hizo –dije–. Sabes...ese tiempo en que solo se hace lo que el hombre de la familia diga y ya. Así que ella no lo hizo. Y la verdad no la culpo de nada ni pienso en eso. Sé que en el fondo ella siempre estuvo para mi y conmigo a pesar de todo.

—¿Y ahora? —indagó Haesoo y la observé. Ella continuó—. Ya eres dueño de tu vida. Puedes hacer lo que quieras. ¿No has pensado en intentar ser pintor?.

Sonreí cortamente.

—No. Ya no lo hago –me sinceré–. Queda como algo pasado. A veces dibujo como pasatiempo pero ya no le dedico ese énfasis que le dedicaba antes.

—Es una pena. Porque yo hubiera querido ser tu musa –dijo divertida.

Alcé mis cejas.

–¿De verdad?.

—Mhm. Solo tenías que decirme como querías que posara. Y listo —dijo mientras una sonrisa divertida y traviesa adornaba su rostro. Sonreí viendola.

—Solo tú para hacerme sonreír a cada momento como si fuera un adolescente empedernido —susurré mientras la miraba; mientras nos mirábamos fijamente.

–Es que...¿no te han dicho lo linda que es tu sonrisa?. Obvio que tengo que hacerte sonreír —resopló.

Suspiré, viéndola.

—¿Que quieres estudiar cuando termines la preparatoria? —pregunté mirándola.

—Habrás dicho...¿que quiere mi madre que estudie cuando termine la preparatoria?. —rectificó.

—No. Yo quiero saber que quieres estudiar tú —dije—. No tu madre. Algo debe haber que te guste ¿no?.

—Mhm —ella hizo un pequeño puchero pensando—. Siendo sincera no he pensado que es lo que realmente me gusta y que es lo que quisiera estudiar.