Libre... A salvo. A doscientos treinta kilómetros de mi mayor problema. Tenía que huir de la fuente del problema. De lo contrario, me habría visto todavía en un infierno. A pesar de las medidas impuestas.
Dejo la maleta sobre la cama. El pequeño piso de alquiler para estudiantes en la zona sur, en Vallecas, solo consta de un salón comedor, una pequeña cocina, dos habitaciones y un reducido cuarto de baño; limitado, simple, humilde, sencillo. No es que sea todo un lujo. Pero es a lo que nos alcanza. Lo que mis padres pueden abonar en caso necesario, si no encontramos algo de trabajo. Si no llegamos algún mes a pagar el alquiler.
—¡Eh! ¿Podemos cambiar de cuarto? El mío es feo de narices.
Le hago un tour a mi hermano con mi mano, del mío.
—¿Acaso el mío es un palacio? ¡Por Dios! Aquí te das la vuelta a la cama y terminas saliendo al salón mientras ruedas como una puñetera croqueta —escupo indignado.
—Bien. Tampoco es que podamos permitirnos algo más.
—¡Cierto! Hará falta buscar trabajo de media jornada.
—Trabajar... —Nahuel resopla afligido—. No sé si podamos hacer dos cosas a la vez y sacar buenas notas.
—¡Bienvenido a la vida de adultos, canijo!
Y es el canijo, ya que soy el mayor de los gemelos por media hora de diferencia. Y tengo que decir que soy el más guapo de los dos, sin ánimo de cabrear a nadie, porque Nahuel se cabrea cuando lo menciono. ¡Pero mira! Me encanta hacerlo cabrear. ¿Y quién no disfruta sacando de las casillas a mi hermano? Por otro lado, no sé qué haría sin él. Aparte de mis padres, es quien soporta mis paridas y mis historias. Porque soy un completo desastre. Un desastre que se ha vuelto un despojo humano después de una mala experiencia.
—¿Vida de adultos? Esto es un rollo en toda regla.
—Lo que tú digas, canijo.
Me enseña el dedo corazón. Le muestro los dientes, cual lobo feroz. Le importa un comino que me enfade. Sabe que no puedo enfadarme de verdad con él. Será quien tendrá que salir corriendo en mi ayuda cuando necesite socorrerme. Que de seguro será pronto. Porque mis horas nocturnas son mi mayor martirio. Cuando Morfeo acuna a los humanos, las más feroces pesadillas acuden a mí reviviendo tiempos pasados.
ESTÁS LEYENDO
Déjame amarte (Borrador)
Teen FictionTristán toma rumbo a Madrid con la intención de huir de Soria; de su exnovia tóxica a la que denunció, y pidió una orden de alejamiento después de que lo acosara. Después de que lo hiciera pasar por todo un calvario, incluyendo una denuncia, con la...