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Katia...

Aquí otra vez parada tocando a la puerta de mi madre, toco suavemente con lo nudillos, voy a volver a tocar cuando....

-Vamos- dice mi madre emocionada.

-¿A donde?- pregunto desorientada.

-Conseguí un trabajo que estoy segura te va a gustar, y puedes trabajar si eso quieres- dijo emocionada.

Ganar dinero.....

-Si, claro- dije.

Comenzamos a caminar hacia el campo de americano o eso creí, hasta que cruzamos la calle justo enfrente, nunca me había dado cuenta, no era un restaurante era una pasteleria, olía delicioso, dentro habia una anciana junto con un chico, al entrar no habia notado la fila que habia, la señora grito el nombre de mi mamá quien me halo para llevarme hacia la cocina, le hablo al chico, al girarme me doy cuenta que es el mismo idiota que queria atropellarme con su bicicleta o bien dicho queriendose lucir. Me cruze de brazos no iba a trabajar con el. La señora me toma de las caderas, me dio un delantal blanco en medio tenia un lindo logo de un cupcake, mi mamá comenzo a preparar su especialidad: Cupcakes de naranja, apenas estaba haciendo la masa cuando ya olia delicioso, aquel chico comenzo a sacar unas tartas del horno, la señora me mando a empaquetarlos, yo le mire con los ojos bien abiertos, ella toco el fuerte hombro del chico.

-Rey- dijo con cariño.

El se giro sobre sus talones, me miro primero a mi luego a la señora.

-Si abuela- dijo sonriendo.

¡No! no, no puede ser, lo que me faltaba.

-Enséñale a ....- me miro.

-Katia- dije sin ganas.

- A empaquetar las tartas y como poner los moños- menciono enérgicamente, sobo mis hombros para irse.

-Bueno Katia, esto es sencillo- dijo.

Yo le mire como si se tratara de poca cosa, paso detras de mi, creí que se pasaria a mi lado o algo por lo parecido pero no, se puso detras de mi, tomo mis manos, tomo una de las cajas blancas, guío mis manos hasta una de las tartas a juzgar el olor eran de manzana con canela, encima tenia una crema que seguro sabria deliciosa, abrio la caja, puso la tarta dentro, tomo uno de los moños rojos, me enseño como atarlo era un nudo de rizo. Solto mis manos, luego me miro sobre mi hombro, yo lo mire, y el me sonrió... Me sonroje por un momento... no seas tonta, por favor. Ya me sabia ese truco, por poco caigo, lo aleje. El solo sonrio para luego empezar a sacar más tartas osea más trabajo para mi. Solo sentia como me miraba.

-¿Cuantos años tienes?- dijo sin quitar la vista del horno.

-Diecisiete y tu?- dije mientras amarraba otro nudo.

No pude evitar sonreír, y tomarme las manos, estaban quedando lindos.

-Te quedan aún mejor que a mi- menciono acomodando las tartas.

-Sera la habilidad...- dije suave.

-Dieciocho- dijo seco.

Hablaste de más, ¡punto para Katia!

-Lo siento, no lo dije en ese aspecto- dije apenada.

-Si yo se que no, pero se te escapo- menciono aun sin mirarme.

-Ya la atrape- dije con una sonrisa.

El me miro por el rabillo del ojo, le sonrei amablemente, le daria una oportunidad, ya descubri su punto debil, "nada de burlas", el me sonrió sincero, miro las cajas luego los listones, yo mire el horno, cambiamos de roles, meter las tartas era aun mejor que empaquetarlas, mire sobre mi hombro note como sonreia mi mamá, le negue rapidamente, pero ella continuo riendo, la señora vino con nosotros abrazo a su nieto por la espalda, el dejo de hacer lo que estaba haciendo para abrazarla, el era mucho más alto que ella, hasta cierto punto era tierno ver el modo en el que se llevaban. No pude evitar verlos, una sonrisa se me escapo, volvi a las tartas que olian deliciosas, aprovechando la situacion, meti mi mano sobre una de ellas, un manotazo me detuvo, mire hacia arriba era el.

-Aleja tus manos de las tartas de mi abuela jovencita- señalo mi mano, luego me sonrio.

-Perdone usted- no pude evitarlo, solte una carcajada, la abuela le golpeo en el brazo. Cuando creia que habia terminado con las tartas, aparecian otras cincuenta a mi lado, se me comenzaba a cansar el brazo, el chico me cambio de puesto pero ahora mi madre queria que preparara unos pays de limon, ¡mi especialidad! deje las cajas para irme a cocicnar, mezclar los ingredientes, era lo mio, o algo así. Mientras estaba vertiendo la mezcla sobre el molde, note que el me miraba. Al terminar de llenarlos todos, mire mi trabajo orgullosa, comence a acomodarlos sobre la mesa para que fueran metidos al horno, mientras los acomodaba en una de esas, el paso dos veces pero a la tercera toco mi trasero. Deje caer al suelo uno de mis pays. Me gire de lo mas molesta.El tenia una mirada distraída. Le mire esperando una respuesta.

-¿Esperas a que te lo diga yo... o te estas haciendo el idiota?- pregunte molesta.

-¿De que hablas?- pregunto desorientado.

-Me tocaste- reproche.

-No... bueno tal vez- sonrió con su maldita sonrisa de patán.

-Eres un....- dije sin poder decir otra cosa.

-¿Un que?- pregunto acercándose a mi.

Bueno no era lo mismo verlo de lejos que tenerlo cerca, el todo el se veía bien. Muy bien diría yo. Me lamí los labios. No podía hablar si lo tenia cerca, no son nervios...a mi no me pasa eso.

-No me has dicho tu nombre...- hable suave.

-Luis- dijo aún más cerca de mis labios.

-Me gusta tu nombre...- dije con sinceridad.

-A mi el tuyo Katia- dijo para luego tomar mi barbilla con su dedo indice.

De pronto oí decir a su abuela "Rey", el cerro lo ojos, vi como tragaba con dificultad, se separo de mi para ir en ayuda de su abuela, yo me quede plantada sobre le suelo, me pille a mi misma tragando duro. Para ser sincera, yo nunca e dado mi primer beso, ni he llegado más allá de un abrazo, y créanme no pienso pasar de eso. Tengo una regla: "Hasta el matrimonio" pero este chico esta sacándome de mis casillas, ¿como se supone que ahora trabaje, cuando tengo distractores como el?. Me gire rápidamente pero me encare a mi mamá, ella me tomo de la mejilla, me sonrió tiernamente, plantándome un beso sobre la frente. Era obvio que no se había dado cuenta. Rápidamente regreso Luis estaba vez con las mejillas rojas, detrás de ella salio su abuela, quien me saludo, e hice un ademan para saludarla, ella me hablo, fue directo hacia ella. Ahora debía ser yo quien cobrara, tomara las ordenes y diera los paquetes. Me acerque a la vitrina donde estaban todos los pastelillos, alce mi mirada, el siguiente cliente era un chico lo bastante atractivo, me sentí apenada, pero le tome su orden, el pidio un pastelillo de chocolate, al bajar a buscarlo me sorprendi al ver que el hizo lo mismo, le pregunte cual y señalo el más esponjoso.

-Gran elección- guiñe el ojo. Tome el pastelillo para empaquetarlo en una cajita con un pequeño moñito azul.

-Y si que tuve buen ojo- guiño el ojo.

Espero se refiera al pastelillo, le sonreí, al entregarle el pedido, detras de mi aparecio Luis. Ambos se miraron retadores, yo me quite de enmedio pero cai en la cuenta que si lo hacia tal vez habria una pelea.

-Creí haberte dicho que no volvieras- dijo con autoridad.

-¿Ahora vas a decirme a donde y donde no entrar?- pregunto fastidiado.

-Si- dijo.

-Tu abuela...- menciono pero lo interrumpieron.

-Me vale madre quien te haya dicho, mientras este aquí no vas a entrar- dijo alzando la voz.

Le tome la mano, el me miro al instante, le mire pasiva, no me gustan las peleas, a menos que sean bien ganadas. El apretó los labios, me dedico una media sonrisa, vi como su mandíbula se tensaba, pero aún así el se metió a la cocina. La abuela salio de esta para verme, yo le cobre al chico agredido, el se quedo cabizbajo, me pago y se fue. Me tome la frente, el ambiente se quedo tenso.

-¿Acaso acabas de hacer que mi nieto se calmara?- pregunto con la mano en el pecho.

-Supongo...- dije sin aire.

-Nadie nunca había logrado calmarlo... nadie- comento sujetando mi mano.


¿Como se supone que deba responder a eso?..


Una regla/One rule. [Suspendida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora