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Carolina...


Al llegar al departamento Rafael quiso acompañarme hasta la puerta, pero a decir verdad a mi me dolían mucho mis brazos, así como mi cabeza, lo que necesitaba en ese momento era una ducha..... y comida, muy importante. Cuando el cerro la puerta detrás de el, siquiera me importo que estuviera ahí, lo mínimo que quería saber era su opinión así que camine directo al baño, me deshice de mi ropa, abrí el agua helada, mi piel se erizo en cada parte de mi cuerpo, tome el shampoo llevando a mi apestoso cabello, luego tome el jabón para pasearlo sobre mi cuerpo. Al salir de la ducha tome mi toalla enredándome en ella, abrí la puerta para encaminarme ami cuarto, al mirar hacia la sala el no estaba, supuse que se había marchado, pero cuando entre a mi cuarto estaba tirado sobre mi cama boca arriba, yo tome mi ropa interior, seguido por mi pijama, me escabullí al cuarto de la morena, me cambie para luego salir a dar la cara. El seguía en la misma postura, su respiración estaba tranquila, en cualquier momento se quedaría dormido. Me acerque para cepillar mi cabello, lo tenia echo un horror, de la nada lanzo su chaqueta a mi cabeza, la lance al suelo para luego mirarlo. El alzo la cabeza, riendo, me acerque pegandole en el estomago, pero el tomo mi muñeca para luego sentarse sobre la cama, tomándome en un beso, lo abrace del cuello, con fuerza, a mitad del beso me detuve para poder abrazarlo, no me gusta pelear, odio las peleas, menos cuando son necesarias, pero si se trata de alguien que quiero es lo peor. El dejo caer su cabeza sobre mi pecho pero luego apretó mis caderas, sentí como mis piernas temblaban.


-No se para que te vistes, en unos minutos te arrancare la ropa- aseguro sin mirarme.


-Mírame a los ojos y repitelo- me queje.


Se puso en aquel momento pie, tuve que mirar hacia arriba para verlo.


-Ya me voy- beso mi frente para encaminarse sobre el pasillo.


-¿Es todo?- pregunte confundida.


-Es todo... por ahora- dijo en un eco.


Lo encamine a la puerta, antes de poder cerrar la puerta un pie se interpuso sobre la puerta,abrí la puerta de golpe, al mirar hacia enfrente me tope con la mirada acusadora de mi hermano, le di el pase, pero comenzó a quejarse de mamá luego de papá, luego de al escuela, seguido por el trabajo, luego saco las buenas noticias, tenia -zorra- novia, consiguió trabajo, compro un perro con su novia, compro un celular nuevo, alardeo sobre e gimnasio. Me senté mirándolo casi sin prestarle atención, esta era la sexta visita en este año, eso era nuevo. El me miro de nuevo acusador, finalmente termine por contarle lo que había pasado desde que llego Ruben, lo de Rafael lo sabia muy bien, así que no entre en detalles solo por contarle las cosas superficiales de siempre.


-¿Y a quien quieres más?- pregunto mirándome juguetón.


-¿De que?- pregunte mirando a los lados.


-No te hagas por favor, hermana debes escoger- dijo mirando sus uñas como si estas estuvieran recién salidas de la manicura.


-No hay absolutamente nada que escoger, la respuesta es clara- dije segura, bueno casi.


-Entonces dime- dijo cuestionándome.


Tras meditar unos segundos mi respuesta, me vi envuelta de una bruma sobre mi mente, me quede pensativa, en ese momento, tocaron a la puerta, me puse de pie para abrir la puerta, al abrir la puerta, me quede helada, sin la capacidad de moverme, tenia nada más y menos la mirada fría de Ruben. Hablando del rey de roma. Mire sobre el hombro a mi hermano quien sonrió saludando al chico, este solo alzo la barbilla. Regrese mi mirada hacia el.


-Creo que estas ocupada, vendré después- dijo sin ninguna expresión.


-No, no, Ruben el es mi hermano Abraham- dije con una sonrisa.


-¿Tu hermano? no se parecen en nada...- menciono con el seño fruncido.


Claro que no, Abraham era alto, moreno, sonrisa de galán, cuerpo fornido pero delgado, ojos avellana, cabello lacio. Y en el carácter ni se diga. Me reí un poco así como mi hermano, el se acerco, palmeo mi hombro para luego salir por la puerta, Ruben estaba de pie sobre el marco de la puerta, le di el pase, note enseguida aquellos golpes.


-¿A que veniste?- pregunte mirándole con duda.


-A...- lo interrumpí.


-No espera, ¿como sabes donde vivo?- le cuestione.


-Moy...- susurro.


-Maldita lagartija ambulante- me queje pensando en la cara de Moy.


El río.


-La verdad mi tía me mando aquí pero también vine por voluntad propia- admitió sentadose sobre el sofá.


-Bueno, ¿entonces a que viniste?- pregunte sentándome sobre el sillón.


-Primero que nada pedirte disculpas, y pedirte que por favor, por favor, hablo enserio- me señalo con una media sonrisa pero la reprendió de su rostro.


-Gracias por tus disculpas, si claro dime- dije atenta.


-Mantente alejado de mi- menciono sin expresión alguna de pronto su voz era grave.


Sentí un vació repentino sobre mi estomago, sus palabras eras como navajas.Me quede mirando su rostro, sus ojos estaban oscurecidos.


-Aléjate de mi- volvió a repetir.


Miro a otro lado, el en un movimiento quizo devolver la mirada, pero con su mano se impulso para luego caminar a la puerta, abrirla, y solo dejar su ausente presencia. Me quede sobre el sofá incapaz de pensar algo por mi misma, necesitaba más que eso, necesitaba un motivo, una razón, ¡Maldita sea! no llores, no llores, maldita sea Carolina, no llores. Me vi envuelta de miles de preguntas pero ninguna podía contestarla si el no estaba aquí.




Una regla/One rule. [Suspendida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora