Ransom Drysdale

1K 43 0
                                    

-¿Me estás amenazando?

-No, se llama chantaje, amor -Ransom respondió sarcásticamente, con una sonrisa maliciosa-. Deberías buscarlo -Resopló, poniéndose la chaqueta.

-¿Ransom, estás loco? -Inquirió, gritando dentro de la pequeña habitación.

-Tal vez, pero eres tú quien está gritando en este momento -Respondió, sus ojos brillantes brillando dentro del espacio oscuro.

Podías distinguir sus facciones, y sentir su cálido aliento contra tu rostro. Intentaste respirar lentamente por la nariz, pero tu cerebro se congeló enfocándose en lo que Ransom te acababa de decir. Cerraste los ojos contando hasta diez dentro de tu cabeza.

-¿Qué estás haciendo? -Se rió entre dientes mirándote tratando de aferrarte a ti misma-. ¿Meditando o algo así?

Llegaste a diez y abriste los ojos. Determinada, comenzaste a caminar alrededor de su marco, pero pronto te sentiste de nuevo en tu lugar frente a él, su mano sujetaba tu brazo con fuerza y ​​sus penetrantes ojos azules te miraban de cerca.

-¿Qué diablos, Alice? -siseó Ransom por lo bajo-. ¿Escuchaste lo que dije?

-No, lo escuché -Respondiste con la voz trémula de pavor, bajaste la mirada en su ceñida camiseta blanca-. Pero decidí ignorarlo. ¡Estás loco! -Gritaste, lamiendo tus labios secos-. No quiero hablar más contigo -Susurraste cerrando los ojos de nuevo, trataste de liberar tu brazo de su agarre pero sus dedos se clavaban en tu piel desnuda.

Se suponía que sería una reunión familiar divertida en la mansión de Harlan para celebrar las vacaciones de Pascua, pero como siempre con Thrombey, nada fue divertido ni simple. Especialmente cuando Ransom estaba involucrado.

-Bueno, entonces déjame mostrarle el video al abuelo. Estoy seguro de que estará encantado de ver a su nieta favorita chupar a un hombre -Tu primo se burló de ti con una pequeña sonrisa en los labios.

Inclinándose más cerca de ti, su cálida mano acaricia firmemente tu brazo hasta tu hombro y descansa sobre tu garganta. Jadeaste, levantando la cabeza para mirar su vista ardiente.

-Por favor, no- -empezaste a suplicar, dando un paso atrás de él.

-Sabes que no lo haré -Él sonrió sombríamente, sus dedos agarrando tu tierno cuello-. Con una condición, bebé. Ven a mi casa esta noche y-

-No, no, no... -Murmuraste por lo bajo, mordiéndote los labios y comenzaste a negar con la cabeza-. Ransom, dijimos que detendríamos esto -Le recordaste, pero pronto te encuentras sin aliento cuando su mano agarra tu cuello con fuerza.

-No, TÚ dijiste que deberíamos parar -Argumentó inclinando su rostro hacia el tuyo-. No dije una maldita palabra -Sus ojos azules eran fríos y su mirada te congeló en el acto-. No me diste opción.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en el rabillo de tus ojos, asustada y dolida te mordías la lengua con fuerza por no empeorar la situación. Escuchas fuertes voces provenientes del pasillo, reconoces a tu tía y a tu madre hablando y pasando. Ransom suspiró ruidosamente mientras los pasos de las mujeres las conducían al jardín. Sentiste que su agarre se aflojó un poco sobre tu piel mientras te daba un rápido beso en la mejilla antes de presionar su cabeza contra el hueco de tu cuello.

-Lo siento, Alice -Ransom susurró contra tu oído-. Te extrañé tanto, te fuiste por tanto tiempo, y... -Suspiró una vez más y puso su otra mano en la parte baja de tu espalda para empujarte contra su pecho. Sus dedos rozaron suavemente la piel de tu garganta y los deslizó por tu mejilla-. Bebé, por favor ven a mi casa esta noche -Continuó murmurando dentro de tu oído haciéndote temblar.

𝐑𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora