𝐑𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌

Xavier Thorpe

Miraste la tarjeta en tu mano que decía las palabras "Weathervane Cafe" y te preguntaste con quién podrías quedarte atrapada esta vez. Caminaste hacia el café y viste a Tyler mientras atendía a un cliente. Realmente nunca te gustó Tyler, específicamente porque Xavier te había advertido que te mantuvieras alejado de él diciendo que era una mala noticia. Él nunca te había dicho por qué aunque.

Tyler miró hacia arriba y te vio allí de pie, esperando que te dijeran qué hacer. Se acercó y te entregó un delantal para que te lo pusieras. Te lo pasaste por la cabeza y luego comenzaste a intentar atarlo en la parte de atrás, luego escuchaste el timbre cuando alguien entró.

Asumiendo que era solo otro cliente, no te molestaste en darte la vuelta y continuaste luchando con la cuerda atándolo en un nudo. De repente, sentiste un par de manos agarrar las cuerdas y atarlas por ti. Te giraste y le sonreíste a tu novio, Xavier, y murmuraste un agradecimiento antes de besarlo en los labios y llamar a Tyler.

—Hola, Tyler, Xavier necesita un delantal —llamaste al otro lado de la habitación. Cuando Tyler entró en otra habitación, buscó otro delantal y se lo pasó a Xavier. Ambos se miran fijamente, de alguna manera sin que te des cuenta. Sonreíste—, así que Tyler, ¿qué necesitas que hagamos? —Tu preguntaste.

—Uhh, ¿puedes ir a limpiar algunas mesas y recoger las tazas que dejan los clientes? —Pidió, principalmente mirándote cuando hablaba. Xavier y tú asintieron y fueron a la trastienda a buscar artículos de limpieza. Xavier te miró y comenzó a hablar.

—Me alegro de que nos pusieran juntos hoy, no creo que pueda soportar estar cerca de Tyler con nadie más —Dijo, mirándote con ojos dulces. Estaba sonriendo, pero se notaba que iba a tener dificultades para estar cerca de Tyler. Pero también sabías que le resultaría más fácil tenerte cerca, siempre lo hace.

—Bueno, él es técnicamente como nuestro jefe en este momento, así que mantén la calma, por favor —le preguntaste, pero sabías que era un gran favor para él.

[...]

Habías terminado todo lo que te dijeron que hicieras y estabas esperando que Xavier terminará también. Mientras tanto hablaste con Tyler. Te estaba contando un montón de chistes malos que de alguna manera te hacían reír.

—Está bien, está bien —comenzó—, ¿cómo llamas a un ciervo sin ojos? —Preguntó, riéndose levemente. Sabías la respuesta a esta.

—Ciervo sin ojos —Fingiste confusión, riendo mientras lo decías. Te miró decepcionado.

—¡Oh, vamos, podrías haberme dejado terminar la broma! —Él rió.

Comenzaste a sentir ojos ardiendo en la parte posterior de tu cabeza y te giraste para ver a Xavier mirándolos fijamente a ambos. Le enviaste una mirada comprensiva y te disculpaste de tu conversación con Tyler.

Te acercaste a Xavier y le preguntaste si había terminado a la mitad, solo para recibir un leve asentimiento de su parte y una cara fría. Confundida, simplemente lo ignoraste y te volviste hacia Tyler, diciéndole que había terminado y que se iba a ir.

—Oh, ¿por qué no te quedas a tomar un café? —preguntó, con una mirada diferente superando sus rasgos.

No lo reconociste, pero ciertamente no te gustó. Cortésmente declinaste su sugerencia y te volviste para ver que Xavier se había ido.

[...]

Habías buscado por todas partes a tu novio aparentemente molesto, aparte de su estudio de arte. Así que ahí era donde te dirigías. Cuando llegaste a la puerta, escuchaste una música débil e inmediatamente supiste que él estaba allí. Después de llamar un par de veces, esperó pacientemente a que abriera la puerta.

Después de un poco de espera y algunos golpes más, finalmente abrió la puerta. Mirándote mientras se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una mirada poco divertida en su rostro. Esto era nuevo y no te había gustado.

—¿Puedo entrar? —Preguntaste, un poco nerviosa por su respuesta.

Suspiró. —Sí —respondió a medias.

Su actitud ahora te estaba poniendo de los nervios. Se hizo a un lado y volvió a sentarse en la mesa apoyada contra la pared. Cerraste la puerta detrás de ti y te paraste a su lado. Estaba dibujando algo, pero su brazo lo cubría ligeramente, lo que dificultaba saber qué era.

—¿Estás bien? Pareces molesto... —Cuestionaste, preocupada por tu novio.

Te ignoró, siguió garabateando, pero más enojado de lo normal, parecía muy tenso.

—¿Hice algo para que te enojaras? —volviste a preguntar. No hubo respuesta, pero apretó la mandíbula.

¿Lo hiciste enojar? Pensaste, comenzando a sentirte bastante culpable.

—¿Por qué no vas a pasar el rato con Tyler? —preguntó sarcásticamente, con un dejo de ira en su voz.

Este comentario te dejó confundida. Así que te quedaste allí, mirando al vacío, preguntándote qué podría haber querido decir.

'¡Oh!' Pensaste, finalmente entendiendo la situación.

—Xavier, ¿estás celoso? —Preguntaste algo divertida.

El fuerte chasquido de un lápiz respondió perfectamente a tu pregunta. Agarraste el hombro tenso de tu novio, girándolo para mirarte. Le masajeaste ligeramente los hombros al mismo tiempo. Lentamente te miró, finalmente fijando sus ojos en los tuyos. Podías ver sus ojos visiblemente suavizarse.

Lo abrazaste. —No tienes por qué estar celoso bebé —Susurraste, y él se puso de pie aún abrazándote—. Soy tuya y solo tuya —murmuraste.

—Lo sé —suspiró—. Pero simplemente no puedo evitarlo. No me gusta la mirada que te da —Dice, alejándose del abrazo, dejando que sus brazos caigan a tu cintura—. Y especialmente porque es él de todas las personas el que te estaba haciendo reír... —te miró, la tristeza envolvía su rostro, pero sonrió levemente tratando de ocultarlo.

—Sabes... nunca me dijiste lo que te hizo, ¿puedo saberlo? —pediste apoyando tu cabeza en su pecho. Suspiró en respuesta.

—Él y sus amigos me asaltaron un día, me golpearon y luego destruyeron el mural que estaba haciendo —dijo. Lo miraste a los ojos y sonreíste con simpatía. Caminaste de puntillas y apoyaste las frentes juntas.

Finalmente cerró la brecha entre ustedes dos, sus labios se juntaron, toda la emoción reprimida puesta en un solo beso. Sonreíste contra sus labios. Reflejó tus acciones. Después de lo que se sintió como una eternidad, ambos retrocedieron para tomar aire.

—Prometo no desquitarme contigo si vuelvo a ponerme celoso —prometió Xavier, besando tus labios para sellar el trato.

—Bien, háblame de eso la próxima vez —te reíste. Ambos se quedaron allí en los brazos del otro. Disfrutando de la presencia de cada uno.