Anakin Skywalker

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Anakin tenía la costumbre de seguirla dondequiera que fuera. Siempre estaba detrás de ella, siempre quería hablar con ella. Desde su punto de vista, él era un poco pegajoso.

-Eres un an- -Sus palabras fueron interrumpidas mientras la miraba con admiración.

-Deja de decir eso -Ella suspiró decepcionada.

-No, no lo haré. Te diré esto hasta que creas que eres un ángel.

-Pero Anakin, no soy- -Hizo una pausa por un momento y respiró hondo-. No sé por qué estás siendo tan terco acerca de que yo sea un ángel, pero sabes que no es real.

-No sé por qué estás siendo tan terca acerca de que no eres un ángel, pero sabes que no es real -Él respondió con una expresión desafiante.

-Tú- -Miró con incredulidad a Anakin, de 12 años-. Uf, no importa.

Él rió. -Algún día, cuando te conviertas en un Caballero Jedi, seré tu padawan.

Se sintió aliviada de que el tema hubiera cambiado. -¿Por qué es eso?

-Porque quiero que seas mi maestra -Dijo en un tono extraño. Un poco celoso.

-¿Qué te hace pensar que seré una buena maestra?

-No hay nada en lo que no seas buena -Él sonrió, mostrando todos sus dientes.

-¿Cómo sabes eso?

-¿Cómo no sabes eso? -preguntó sorprendido.

-No sé cómo me ves, pero no soy tan perfecta como crees.

Negó con la cabeza inmediatamente. -No puedo creer que pienses de esa manera sobre ti. ¡Eres perfecta!

-Está bien... eso es suficiente. Hora de irse -Se puso de pie y comenzó a caminar.

-¿A dónde vamos? -Inmediatamente la siguió.

Ella se detuvo y lo miró. -No, Anakin. Yo me voy, tú te quedas.

-Pero...

-No, pero -Ella comenzó a caminar de nuevo y lo dejó atrás-. Eres un buen niño, pero estás actuando raro.

Apretó los puños. -No soy un niño -él susurró.

Luego gritó detrás de ella. -¡No soy un niño!

[...]

-Déjame en paz -Ella puso los ojos en blanco.

-¡No!

Estaba herida y no fue gran cosa, pero estaba claro que Anakin no pensaba de la misma manera. La sentó en el sofá y buscó algo para que se sintiera cómoda.

-Anakin -ella estaba molesta-. Estás siendo tonto.

Él la miró con incredulidad. -Tú eres la que está siendo tonta.

-¿Qué? ¡Tú eres el que está exagerando!

-¡Porque te lastimaste! -Gritó, señalando su herida.

-Mira, sé que soy como una hermana mayor para ti, pero es ridículo que estés exagerando.

-¿Qué? -Su tono cambió, sonando como un susurro.

-Eres como mi hermano pequeño.

-¿Es así como me ves?

Ella rió. -¿De qué otra manera se supone que debo ver? No te preocupes, también eres mi pequeño amigo.

Anakin arrojó la almohada en su mano. -No me llames pequeño.

𝐑𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora