"Sexo normal"

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La habitación del hotel era grande y blanca, muy diferente al cuarto donde estuvieron juntos por primera vez, Pete estaba ebrio, caminaba torpemente con el único sostén de su brazo alrededor de su cintura para no caerse contra el piso, le decía cosas en otro idioma que dudaba tuvieran sentido incluso para alguien que lo hablara y se reía mientras le picaba el rostro.

―Vegas, tomemos un baño juntos en la tina. ―suspiró negando y lo atrajo a la cama para quitarle la camisa que había elegido cuidadosamente horas atrás para salir. ― ¿Por qué no? Tengo calor.

―Eso es porque bebiste sin control con el idiota de Khun. ―Pete no hacía nada por detener sus dedos que desabotonaban su camisa, en cambio se reía como si no estuviera escuchando lo que decía.

―Tenemos un enorme televisor. ―exclamó ignorándolo por completo y suspiró asintiendo empujando la prenda por sus hombros para dejarlo desnudo de la cintura para arriba. ― ¿Podemos ver Coco? ―murmuró riéndose antes de tirarse en la cama, negó de nuevo y Pete le dedicó una sonrisa desde la cama, de verdad no tenía autocontrol cuando bebía. ―Pidamos champaña y saltemos en la cama.

―No voy a comprarte más alcohol, solo dormiremos para bajarte la borrachera.

―Pero no tengo sueño. ―farfulló levantándose sobre los codos, moviendo su cabello en el proceso y mirándole con el ceño ligeramente fruncido, dudaba que Pete fuera consciente de lo atractivo que era incluso cuando no lo intentaba. ―Tengo hambre.

―Tú siempre tienes hambre.

―Quiero algo picante. ―era como hablar con una pared, salió de la cama caminando hasta la pequeña sala de la suite en busca de la cocina, tenían fideos listos para prepararse de los que sabía le gustaban, los había ordenado antes de que el montón de inútiles se metieran en su cita y que Pete olvidara el propósito de su salida. ― ¿Puedes prepararlos para mí?

Asintió acercándose a poner agua a calentar, prefería no discutir con él en ese estado, lo creía capaz de tratar de hacerlos él mismo y no quería arriesgarse a que se quemara con la torpeza de sus movimientos.

―Siéntate. ―ordenó señalando los bancos del otro lado de la barra, el pelinegro sonrió caminando hasta su lugar y él abrió los fideos leyendo las instrucciones con detalle, si volvía a dejarlos malhechos Pete lo mataría.

― ¿Vegas? ―hizo un ruido con la garganta en señal de que lo escuchaba, sin llegar a mirarlo pues tenía su atención puesta en el agua hirviendo y las instrucciones de los fideos. ― ¿Estás enojado porque Khun invito a todos a nuestra cita?

―Sí. ―Pete sonrió prácticamente acostado en la barra, Vegas era bastante directo con esas cosas.

―Pudiste echarlos desde que llegaron. ―murmuró mirándolo vaciar los sobres de picante en la sopa. ― ¿Los dejaste quedarse por mí?

―No, siempre quise tener una noche de karaoke con todos ellos. ―musitó con sarcasmo y Pete volvió a sonreír. ―Dejare esto aquí, no lo abras hasta que vuelva, está caliente. ―advirtió colocando la sopa en mitad de la barra, acababa de colocarle el agua hirviendo, pero había olvidado llamar a Macao en toda la noche y su teléfono se había quedado en la habitación.

Pete asintió mirándolo a los ojos y Vegas se alejó en busca del celular, una vez dio con él comenzó a marcar el número de su hermano, pero al ver la hora se detuvo, Macao era listo, si hubiera pasado algo le habría llamado o enviado una docena de mensajes, ahora debían estar dormidos y probablemente el ruido del teléfono despertaría al mocoso.

― ¡Ah! ―el jadeo de Pete lo hizo regresar a la pequeña cocina corriendo, lo encontró sacudiendo la mano mientras soplaba y los fideos ligeramente derramados sobre la barra.

Las aventuras de VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora