Año Nuevo

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Pete había detenido el juego de los sustos después de unos días, los guardaespaldas y empleados de la casa andaban nerviosos en sus recorridos y Vegas había reprendido a dos de ellos que sin querer causaron que Venecia se cayera, ni siquiera fue una caída dolorosa, el pequeño cayó de sentón en el pasto del jardín, no tenía heridas, pero lloró presa de la sorpresa y Vegas reacciono como si alguien lo hubiera golpeado con brutalidad, gritando hasta quedarse afónico lo incompetentes que los hombres eran.

Dos horas después ambos le rogaron perdón mientras pedían que hablase con su esposo para que les perdonara la vida por lastimar a su hijo y tuvo que ponerle fin a las travesuras.

Fue un buen momento para hacerlo, ya que Macao invitó a Sun a cenar con la familia el fin de semana de fin de año, harían una pequeña reunión solo ellos, Chay y Kim, ya que Kinn y Porsche estarían de viaje y el más joven pasaría la noche con ellos, y el novio de Macao para que pudieran conocer mejor al chico, no necesitaba que su esposo e hijo ahuyentaran al adolescente con sus juegos. Vegas y Venecia no estaban precisamente felices con el castigo que les impedía continuar asustando gente, Venecia renegó sentado en su tapete durante el resto de la tarde, entendía que ya no podía hacerlo, solo no sabía bien porque y estaba teniendo una rabieta, pero la decepción de Vegas duró más que unas cuantas horas.

El pequeño había vuelto a sus juegos con cucharones, mientras Vegas seguía quejándose mientras compraban los ingredientes para la cena.

―Quizás si no te tomaras el juego tan en serio, no tendría que detenerlos. ―murmuró Pete encogiéndose de hombros al mismo tiempo que leía los nombres de las especias en los anaqueles.

―No es un juego, es entrenamiento, en unos años nadie podrá escucharlo acercarse. ―musitó sosteniendo el carrito con el niño sentado en la sillita, al menos ya no lloraba con solo verlo y las personas del lugar no lo miraban como si tratara de secuestrarlo. ―Dijiste que querías que pasara tiempo con el mocoso y ahora nos quitas el único pasatiempo que nos gusta a los dos.

―Estoy seguro que nunca te pedí que lo convirtieras en un pequeño mafioso. ―murmuró poniendo los ojos en blanco, Vegas estaba siendo melodramático. ―En lugar de quejarte, puedes buscar otro pasatiempo para hacer con tu hijo, él ya ni siquiera recuerda sus travesuras.

―Va a olvidar todo lo que le enseñé. ―se lamentó el pelinegro, causando que su esposo le mirara como si estuviera lidiando con otro niño de menos de dos años. ―Lo único que le gusta son sus cucharones, a mí no me importan una mierda los utensilios de cocina. ―masculló mientras Venecia jugaba con su nueva adquisición, para cuando fuera un adulto tendría una colección de cucharas en todos los colores posibles.

―No maldigas frente a él. ―Vegas puso los ojos en blanco y Pete le dedicó una sonrisa al pequeño antes de seguir su camino por el pasillo. ―Todavía es muy pequeño, no conoce muchos juegos aparte de los que le ha enseñado Macao, puedes enseñarle uno tú también. ―sugirió echando un par de cosas más al carrito. ―Algo que no incluya aterrorizar al personal.

―Te pasaste años cuidando a un loco que trataba mucho peor a su personal que nosotros, yo solo les grite por lastimar al mocoso, si hubiera salido herido de verdad, tú habrías cortado cabezas sin pensar. ―farfulló sin mucho interés.

― ¿Quieres que Venecia se convierta en Khun en unos años? ―ambos le miraron con ceños fruncidos tan pronto menciono el nombre de su anterior jefe y sonrió divertido, no creía que alguien fuera capaz de odiar a Khun tanto como Vegas, pero Venecia estaba decidido a vencerlo. ―Macao dice que solías con jugar con él mientras crecía, haz lo mismo con Venecia.

―Era diferente, los dos éramos jóvenes en aquel entonces. ―musitó Vegas con una ligera sonrisa, con el recuerdo de su hermano siendo tan pequeño y dulce, amo a Macao desde el día que llegó a casa, le gustaba verlo sonreír y sabía que jugar con él lo hacía reír como nada más podía hacerlo.

Las aventuras de VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora