La Graduación

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Después de una larga espera, horas enteras consiguiendo un traje para cada miembro de la familia, días completos de planeación y unos cuantos cientos de dólares invertidos, finalmente había llegado el gran día.

La graduación de Macao y Chay.

Durante toda la mañana ambas familias habían estado en absoluto caos, Pete había dejado que Vegas se encargara de conseguirle un atuendo apropiado a Macao y Venecia hacia unas semanas y tan pronto descubrió lo que había conseguido para el bebé perdió la cabeza.

Esperaba cualquier cosa, incluso un traje negro diminuto que hubiera tomado de cualquier gancho sin siquiera revisar la talla, pero en su lugar le consiguió un traje digno de la segunda familia, colorido y llamativo, al igual el traje rojo de Macao y los pantalones acampanados de Vegas con su camisa en el mismo tono de rojo que había elegido para los niños.

Prácticamente había uniformado a la familia y decidió no decirle nada hasta esa mañana cuando él mismo tuvo que darse cuenta que parecía el extraño ahora con un simple pantalón negro y una camisa azul.

― ¿Qué haces? ―la voz de Vegas no fue suficiente para hacerlo detenerse, llevaba los últimos quince minutos buscando algo en ese maldito color rojo en el armario para cambiar su vestimenta para combinar con ellos, pero mágicamente las trecientas prendas rojas de Vegas no eran del tono adecuado.

― ¡Papá! ―Venecia estaba en mitad de la cama jugando a peinarse con el cepillo que Pete había dejado olvidado y tan pronto vio a Vegas trato de llamar su atención como si quisiera presumirle lo bien que le quedaba el atuendo que le consiguió. Vegas lo miró con una sonrisa casi orgullosa sentándose en la orilla del sofá para observar a Pete tener un colapso en el closet.

― ¿Por qué estás vestido así? ¿No te gusto lo que elegí para ti? Creí que era tu estilo. ―los caóticos movimientos de Pete se detuvieron y se giró sobre sus talones mirando a su prometido con sorpresa.

― ¿Me compraste algo? ―Vegas asintió señalando las bolsas junto a las que había revisado antes para sacar el traje de Venecia, Pete se acercó apresuradamente y sacó un conjunto con la misma gama de colores que el resto del grupo, que sorprendentemente sí era su estilo. ―Creo que nunca te había amado tanto. ―exclamó quitándose la camisa y el pantalón que había elegido originalmente haciendo que Vegas frunciera ligeramente el ceño confundido por la confesión.

―No mocoso. ―Venecia había girado en la cama hasta lograr acomodarse para gatear con la intención de llegar a la orilla para bajarse, durante las últimas semanas sentía que estaba salvando a un pequeño humano que constantemente atentaba contra su propia vida, sus piernas no llegarían al suelo y lo habían atrapado a punto de caer una docena veces, pero seguía intentándolo.

Tan pronto Vegas hizo la advertencia para que se detuviera, Venecia bufó retrocediendo hasta volver a sentarse y tomar el cepillo de nuevo para jugar.

El plan era simple, se reunirían con el resto de la familia en la entrada a la escuela para buscar su fila de asientos juntos, Pete había prohibido responder llamadas de trabajo durante todo el evento y había una tregua entre él y Khun para no discutir al menos durante lo que durara la ceremonia, después tomarían fotos de todos juntos, y finalmente irían a cenar a un elegante restaurante. Macao y Chay irían a una fiesta con sus compañeros en algún momento de la noche y ellos volverían a casa.

Les tomo una hora más llegar a la preparatoria, debían llevar comida para el bebé de segunda mano pues no podían dejarlo esperar hasta la cena como a los adultos y terminaron con una horrible pañalera que desentonaba con la imagen de la familia, pero al menos ya estaban en la escuela buscando a los demás.

Las aventuras de VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora