La boda

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La ceremonia de boda fue puramente un trámite, tuvieron un bonito arreglo por parte del hotel y fue la intima celebración que ambos habían pretendido desde el comienzo con únicamente los niños ahí. No tenían planes de organizar una gran velada porque tendrían que volar a la mañana siguiente de vuelta a Tailandia para viajar hasta la isla donde la fiesta de Khun los esperaba, ya en sí sonaba jodidamente cansado, no querían ni pensar en cuando tuvieran que pasar por todo en realidad.

Aun así, Kim se ofreció a vigilar a los niños mientras ellos iban al menos a cenar solos, les habían permitido beber una copa de champaña a Macao y Chay durante el evento y mientras estaban distraídos los idiotas pidieron bebidas a los meseros asegurando que tenían permiso de hacerlo, así que ahora estaban medio ebrios en la habitación, jugando con Venecia y sus cucharones. Pete estaba más tranquilo de saber que Kim estaba ahí para vigilarlos, porque los creía capaces de salir del cuarto con o sin el bebé si estaban la mitad de confundidos que la noche de la graduación, Vegas solo apreció tener a Pete para el solo por el resto de la noche.

―Khun me ha enviado una docena de fotos del salón para la fiesta. ―murmuró Pete mirando el teléfono que vibraba sobre la mesa, desde en la mañana tenía cientos de notificaciones sobre los últimos preparativos y de lo poco que había visto estaba seguro que Vegas mataría a su primo apenas lo viera.

―Lo sé, me envió un vídeo de la decoración después de que se dio cuenta que nos fuimos sin él. ―musitó tomando por sorpresa a Pete y sonriendo al recordar que el idiota se había creído que lo invitaría a su viaje.

― ¿Y no estás volviéndote loco? ―suspiró encogiéndose de hombros.

―Lo mataré cuando lo vea. ―Pete sonrió sacándole una ligera sonrisa a Vegas y el mesero trajo la botella que habían pedido. La comida fue deliciosa, el vino era bastante bueno y después de un par de copas ambos estaban más rejalados, subiendo un par de historias con la fecha de su boda oficial y Vegas se aseguró de publicar fotos haciendo referencia a que huirían directamente a su luna de miel, logrando que Khun los llamara sin cesar.

Por primera vez Pete estaba riéndose con él por hacer enfadar a su exjefe, quizás era el alcohol o solo estaban felices, pero mientras estuvieron en la mesa se sintió como si fueran una pareja normal de recién casados. Incluso al levantarse iban tomados de la mano sin parecerles raro hacerlo, trastabillaban en cada paso y se reían de sobremanera cuando admitieron que ninguno recordaba la coreografía que se suponía bailarían frente a todos mañana.

―No puede ser tan difícil, solo hay que movernos de un lado a otro. ―exclamó Vegas mientras recorrían los pasillos dirigiendo a Pete a un cuarto bastante lejano al que ocupaba el resto de la familia sin que éste se diera cuenta. Pete soltó una carcajada imaginándolos dando vueltas sin sentido por la pista.

―Dicen que los buenos bailarines son mejores en la cama. ―musitó bastante desinhibido después de dos botellas de vino y un par de tragos de whiskey. Vegas le miró con una media sonrisa y lo atrajo dentro del ascensor para ir a la habitación que rento específicamente para esa noche.

No había forma que pasara su noche de bodas con Macao, Venecia, Chay y Kim, en el mismo cuarto.

―Deberíamos ser bailarines natos entonces. ―Pete volvió a reírse antes de sentir los brazos de su ahora esposo rodearlo mientras comenzaban a subir, sus labios se rozaron sutilmente y suspiró tratando de controlarse, no harían nada con todos ellos la habitación.

― ¿Crees que ya hayan logrado dormir a Venecia? ―Vegas se encogió de hombros restándole importancia al mismo tiempo que bajaba hasta su cuello besando el punto donde sabía le gustaba. ―Vegas, no.

― ¿Por qué no? ―preguntó sin el menor intento de detenerse y Pete cerró los ojos buscando las palabras al final de sus pensamientos.

―Todos están arriba...

―No te preocupes por eso. ―murmuró empujando más su cuerpo contra el de su esposo haciéndolo suspirar contra su rostro. Pete no hizo más preguntas, abrumado por la neblina que los besos de Vegas dejaban en él, apenas si noto cuando salieron del ascensor y ignoro por completo que ese no era el pasillo que los llevaría a la recamara compartida, estaban en el otro extremo del hotel, solos y con un cuarto únicamente para ellos esperándolos con más champaña y una variedad de los juguetes que Vegas guardaba en casa.

Mientras Pete era introducido en ese cuarto sin el menor conocimiento de lo que pasaba y Vegas colocaba uno de esos carteles de no molestar en la puerta, Kim estaba al otro lado del complejo yendo de un lado a otro meciendo al bebé de los recién casados que se negaba a dejar de llorar llamando a sus padres.

Esperaba que Macao fuera de ayuda porque el mocoso estaba acostumbrado a él y por lo que sabía, él y Chay lo cuidaron alguna vez sin que sus padres estuvieran, pero el par de adolescentes estaban sentados en el piso de la habitación comiendo nueces que sacaron del minibar, apostando que podían atraparlos en el aire con la boca.

― ¡Papá! ―sollozó el pequeño con los ojos rojos que luchaban con no cerrarse, haciendo que Kim rogara jamás tener uno de esos propio.

―Kim, si prometemos no beber más ¿podemos ir a buscar comida al buffet? ―preguntó Chay cuando la última nuez cayó al piso, eran malos en ese juego y estaban muriéndose de hambre ahora que los efectos del alcohol comenzaban a bajar.

―El buffet ya cerró. ―murmuró sin prestarles mucha atención, estaba harto del llanto y ya no sabía que más hacer.

―Podemos pedir servicio al cuarto, hay un menú por aquí. ―sugirió Macao levantándose para buscar la hoja al lado de la cama.

―Son las dos de la mañana, no van a pedir de comer. ―exclamó mirándolos de reojo y ambos le miraron como si tuvieran la misma edad que Venecia completamente ofendidos.

―Pete nos dejaría pedir comida, él cena de nuevo a esta hora. ―murmuró Macao mirándole de mala gana y Kim puso los ojos en blanco deteniendo su andar para alejar al más pequeño de su cuerpo para mirarlo a los ojos.

―Tus padres no están, ya basta. ―Venecia le miró un segundo antes de explotar en llanto de nuevo y Kim bufó dejándolo en el piso para que el mocoso fuera corriendo hasta los brazos de su hermano.

― ¡Mao! ¡Él iota! ―masculló señalándolo con rabia en su mirada y Macao asintió.

―Lo sé, Kim es un idiota.

― ¡Hey! ―advirtió Kim, pero para su sorpresa Chay asintió firmemente. ―Chay, tú no tienes razones para...

―Le gritaste a un bebé, no nos dejas pedir comida y la otra noche dijiste el nombre de otra persona mientras dormías.

―Oh por Dios, ya basta los tres. ―exclamó furioso. ―Me importa una mierda si Pete los consentiría con maldita comida, se irán a dormir ahora mismo. ―los tres le miraron sin moverse de lugar y Venecia frunció la nariz mostrando su inconformidad.

Cuarenta minutos más tarde, Venecia dormía en la enorme cama que compartía con Pete y Vegas, mientras Macao y Chay comían en el piso frente a la misma cama, todo lo que se les antojo del menú del servicio al cuarto, mientras Kim bebía una cerveza en el sofá individual, no podía creer que un grupo de niños lo hubiera vencido con tanta facilidad, esperaba que nadie se enterara de esto nunca.

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Espero les guste :)

Capitulo cortito, la fiesta de Khun va a ser lo bueno de esta celebración jajaja

Gracias por leer

Las aventuras de VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora