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Narra Amellie:

Ya había perdido la cuenta de cuántos días habían pasado con exactitud, pero una pequeña mirada al periódico que sostenía Jon en sus manos bastó para darme cuenta de que el año estaba por llegar a su fin.

Pero lo que no parecía tener fin, era esa rutina monótona que se producía todos los días como un eterno deja vú, lo que provocaba que la línea final se viera cada vez más lejana.

Terapia ocupacional a las diez.

Rehabilitación a las tres.

Peleas con Jon a las cuatro.

Masajes a las cinco.

Y al igual que la monotonía de la rutina, mi cuerpo permanecía de igual manera justo como el primer día, quieto, sin vida, sin la capacidad ni siquiera de sentir el frío, ni el calor y mucho menos un avance, al contrario todo lo que aumentaba era el  retroceso de mis ganas de seguir peleando en vano.

Mi esperanza disminuía, la de Janelle aún seguía intacta.

Las ojeras de Jon aumentaban, su impaciencia también.

La rutina me estaba matando, casi tanto como el desamor.

Mis ojos contemplaron la portada del periódico, en donde un eufórico Max se hacía presente luego de su victoria en el gran premio de México.

Ignoré por completo la imagen tratando de evitar recordar todo ese mundo que conocía, y que en tan poco tiempo se había vuelto tan lejano, para que mis ojos continuaran el recorrido centrándose en el reloj de pared.

Pero por más que tratara de ignorar, de desprenderme, de despegarme, mi mundo se iba a ser presente una vez más.

El mismo marcaba las 9:50, por lo que, según mis cálculos, si tardábamos quince minutos en llegar al gimnasio, íbamos a llegar extremadamente tarde a la clase y por supuesto, aunque mis ganas de ir eran nulas, no me gustaba llegar tarde.

Jon, creo que se nos está haciendo algo tarde

Esbocé, cortando con el silencio sepulclar de la habitación, para que Jon sin apartar la vista de su entretenida lectura me respondiera con suma tranquilidad, siendo esa la segunda rareza del día, ya que él odiaba la impuntualidad tanto o aún más que yo.

¿Tarde para qué?

¿Cómo para qué? Tenemos clase de terapia ocupacional, ¿A caso lo olvidaste?

No, obviamente que no lo olvidé

No pues, como lo vas a olvidar si venimos haciendo la misma rutina todos los malditos días−solté un tanto cabreada.

Pues déjame decirte que hoy, nada va a ser igual a esos malditos días, porque tengo otros planes para ti

Respondió apartando después de un largo tiempo su vista del papel, para mirarme con un brillo especial en sus ojos, y una media sonrisa que adornaba su rostro.

¿Ah sí? Y ¿Cuáles son esos planes?

Espera y verás

Claro, como si tuviera otra cosa más interesante para hacer

Solté sarcástica, siendo esas las últimas palabras que retumbaron contra las paredes, para que nuevamente el silencio reinara, siendo el movimiento de las agujas del reloj  el único sonido que se escuchaba.

Mis ojos al igual que mi rostro se movían para todos lados buscando una respuesta, pero definitivamente no la iba a obtener de Jon, quien se había ocultado una vez más detrás del papel.

Línea final | Lando Norris | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora