C38

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Narra Amellie:

Mi cabeza dolía, mis ojos se sentían pesados y mi cuerpo parecía que había vivenciado una pelea de lucha libre. Intenté moverme, pero eso solo generó que los dolores aumentaran.

Me centré en empezar a sentir lo que tenía a mi alrededor. El colchón estaba mas duro, las sábanas eran un poco más rústicas y la almohada definitivamente no se sentía acolchonada como la mía.

Empecé a abrir los ojos lentamente para encontrarme con las luces blancas de la habitación, que al principio provocaron que mis ojos se entrecerraran, debido a que al parecer habían estado bastante tiempo cerrados.

Como pude empecé a visualizar a mi al rededor, notando así que ese lugar no se parecía en nada a mi habitación. Las paredes blancas, las cortinas, y los tubos que se conectaban a mi cuerpo me dieron la respuesta que estaba buscando.

Me encontraba en la sala de un hospital, completamente entubada y dolorida, pero eso no me fue de impedimento para empezar a buscar no solo ayuda, sino una explicación de por qué me encontraba allí.

Giré leve y lentamente mi cabeza hacia la derecha tratando de no sentir presión en la misma, para encontrarme a un enfermero de espaldas a pocos centímetros de mi.

Quité el respirador que cubría mi nariz y con las pocas fuerzas que me quedaban balbucee para llamarlo.

Ayuda... por favor −hablé para que inmediatamente él se diera vuelta.

Su cuerpo avanzó lentamente hacia mi, vestía un traje completamente blanco inmaculado y el barbijo que rodeaba su rostro me impedía ver con claridad de quien se trataba, aunque a decir verdad sus ojos me resultaron bastante familiares desde el primer momento.

− ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? − le pregunté, para observar como el miraba algunos datos en mi planilla de observaciones.

Observé como dejó dicha planilla , para acto seguido ver como tomaba su celular del bolsillo, y sin responderme se puso a navegar en él, para que cuando encontró lo que aparentemente estaba buscando se decidió a responder, aunque a decir verdad hubiese preferido que la respuesta nunca haya llegado.

Estas en el lugar que te mereces, por ser una chica desobediente − habló a escasos centímetros de mi rostro.

Con tan solo escuchar esas palabras y el timbre de voz, mi cuerpo se tensó provocando que los dolores que ya sentía se intensificaran, en tanto mi mente no tardó en sumar uno más uno para encontrar la respuesta de quién se trataba.

Estas enfermo − hablé con las pocas fuerzas que me quedaban.

Al instante sentí un fuerte pinchazo en mi brazo derecho, o más bien era la mano pesada de Michael la cual se apoyaba con fuerza sobre la aguja que tenía conectada, haciéndome sentir aún mas el dolor.

Será mejor que empieces a cerrar tu boca − dijo en tanto se reproducía sin sonido el video que había filmado de mi 'juego' con Lando − Porque con tan solo un clic, este video estará en todos lados en cuestión de segundos, y no creo que a Lando le guste ver esto − agregó.

Hijo de pu....− Traté de escupir, pero él me interrumpió, no solo mis palabras sino también mis movimientos.

Traté de sentarme pero Michael me empujó fuertemente, provocando que mi cuerpo tomara contacto nuevamente con la dureza del colchón.

Línea final | Lando Norris | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora