Capítulo 13

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—Wow, que lindo, Jay, ¿por qué no me llevas las bolsas? –preguntó Hatsu hacia su novio con el ceño fruncido al enterarse de lo que había ocurrido el sábado entre Sunoo y Akane.

No habían tenido tiempo de verse en el fin de semana, así que ahora, a la salida de clases, les estaba comentando lo que ocurrió.

Park, en respuesta al comentario de su novia, hizo un sonido incrédulo, señalando claramente el cómo llevaba la mochila de la joven en su espalda, además de que se encargaba de llevarle también un par de libros que le debía devolver a una compañera.

—Si es verdad que me lo estás llevando todo... sigue así –le animó, levantando sus pulgares mientras Akane reía ante la cara de decepción que el estadounidense había colocado en su rostro.

—Creo que debería ir a mi cuarto a estudiar un poco, ¡Hatsu recompénsalo! –exclamó mientras se alejaba, moviendo frenéticamente su mano y adelantándose hasta llegar a la residencia.

Cómo de costumbre, su habitación estaba vacía, por lo que pudo concentrarse en repasar todo lo dado e incluso terminar antes de lo esperado. Justo cuándo pensaba ponerse el pijama y ver una serie hasta dormir, su teléfono comenzó a sonar.

—¿Estás estudiando? –dijo una reconocible voz a través del teléfono, haciendo que las mejillas de Akane se volvieran levemente rojas.

—Justo acabo de terminar, ¿ocurre algo?

—Baja a la entrada de la residencia –pidió con algo de nerviosismo, la japonesa soltó una leve risa por lo tierno que sonaba su tono de voz y colgó.

Cogió una chaqueta ya que octubre comenzaba a traer un fuerte frío por las noches, colocó un poco de cacao en sus labios y sonrió frente al espejo. Observó cómo dentro de pocos minutos el atardecer se haría presente y, sintiéndose totalmente preparada, bajó con velocidad para poder verlo.

Llevaba ropa cómoda pero bonita. Unos vaqueros negros ajustados junto a una sudadera blanca. A Akane le pareció totalmente perfecta aquella ropa.

—Hola –murmuró llegando a su lado, el chico levantó la vista de su teléfono y le dio una cálida sonrisa. Sin decir alguna palabra, Sunoo dejó un beso en su mejilla, haciéndola sonreír más de lo que ya lo hacía.

—Estás muy guapa –le dijo.

—No soy la única –devolvió el cumplido mientras comenzaban a caminar–. ¿Tenías algo pensado para hacer?

—En realidad no –admitió avergonzado–. Simplemente me apetecía verte y tenía tiempo libre. Me has dicho que estabas estudiando, perdón si te he molestado.

—No te preocupes, ya había terminado, enserio. Me pensaba quedar viendo alguna serie, pero pensándolo bien es mejor salir a despejarse un rato, mucho mejor en compañía.

Ambos observaron cómo el sol caía en medio de su caminata, y Kim hizo un sonido de desgana con ello.

—En realidad, mi idea principal era ver contigo el atardecer en algún lugar bonito, incluso Heeseung me intentó cubrir para poder salir un poco antes. Los días ya son más cortos, siento haber tardado tanto –se disculpaba, pero la chica no le dio demasiada importancia.

—No necesitamos un lugar bonito para poder ver el atardecer, mira –tomó su mano, comenzando a correr. Sunoo la siguió algo confuso por sus acciones.

La universidad estaba en una calle, pero si avanzabas hasta el final de la larga avenida conseguías llegar a un lugar mucho más amplio. Y justo al lado de la ancha carretera, había un banco dónde los dos podían sentarse cómodamente.

—Así los edificios no nos interrumpirán la vista –aseguró ella, y el chico de pelo rosa sonrió con ternura.

—¿Te gusta así?

—Así está totalmente perfecto –habló, mirando los anaranjados tonos del cielo. El silencio se hizo presente entre ellos dos, aunque el menor, casi temblando, pasó un brazo por los hombros de la japonesa.

Ella colocó su cabeza en el hombro del chico, dejándolos en una cómoda posición durante varios minutos.

Cuándo el sol se había puesto con totalidad, Sunoo la invitó a cenar, encendiendo su móvil para saber la hora. Akane sonrió al ver cómo el joven se tenía a sí mismo de fondo de pantalla, aunque un poco más joven.

—No sabía que tuviste el pelo blanco –comentó luego de ver la foto, debía admitir que salía tan precioso cómo siempre.

—Sí, estuve un tiempo con el hasta que decidí tintarlo de rosa, todavía no estoy seguro pero quizás debería dejarlo descansar un tiempo.

—Estás guapo de todas formas –dijo sin pensarlo dos veces, pero segundos después se dio cuenta de su comentario–. Q-Quiero decir... –no pudo terminar la frase, ya que Sunoo había vuelto a dejar varios besos sobre sus mejillas, haciéndola sonrojar levemente.

Debía admitir que a sus 18 años, lo último que esperaba era vivir un romance tan inocente, incluso cuándo se trataab de un chico de secundaria. Hace un año los chicos de su escuela eran muy distintos a Sunoo, en cambio, él era mucho más cariñoso, tranquilo y atento.

Y no iba a negar que este tipo de romance le gustaba mucho más que las relaciones tan experimentadas.

Quizás desde que estuvo con Riki y todo fue tan rápido, aprendió a disfrutar de las cosas más tranquilas, que toda la emoción no debía venir de manera apresurada. Estar con él era cómo un mar de emociones al mismo tiempo, siempre queriendo buscar cosas nuevas que saciaran la curiosidad. En cambio, estar con Sunoo era cómodo, sentía pequeñas cosquillas en su estómago pero no había comparación con la paz que sentía.

Descubría poco a poco que estar enamorada no sólo se basaba en una montaña rusa de emociones, en nervios constantes y un nudo en el estómago acompañado de inseguridades y en algunos casos dudas. Claro que había romances así, y estaban totalmente válidos, pero decididamente no eran para Akane.

La japonesa había quedado cautivada con el atrevimiento de dejar un beso en la mejilla, los sonrojos por los cumplidos y el saber todas las cosas de la otra persona. El conocer y enamorarte del alma de alguien, y no sólo de las sensaciones que te produce. La comodidad que te genera y la confianza en ti misma y en esa persona.

Claro que había veces que te sentías en una montaña rusa, pero poco a poco aprendías a saber que cada cosa tenía su momento, y que una relación ni sólo se basa en sentirse constantemente así.

Akane quería enamorarse así de Sunoo, quería hacer las cosas bien y lentas.

Quería disfrutar todo lo que esto podía durar.

ᴋᴏɪ ɴᴏ ʏᴏᴋᴀɴ (ᴋɪᴍ ꜱᴜɴᴏᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora