Estar en la cafetería era demasiado agradable. Al pasar por sus puertas parecia que desconectabas del mundo exterior en su totalidad.
Kim una vez le comentó que esa era la idea principal del bar; olvidar tus preocupaciones mientras te tomas un buen café con amables camareros.
Decididamente habían cumplido su propósito.
Estar ahí dentro le había dado la valentía para contarle a Sunoo lo que no habría podido decirle fuera.
Estaba algo insegura todavía de mencionarselo, pero pensaba que lo mejor para la situación era la sinceridad.
Lo seguía con la mirada, observando cómo le servía a todos los clientes con cautela. No pensaba interrumpirlo en su trabajo.
El de pelo rosa le hablaba cuándo tenía unos momentos libres, mientras tanto la japonesa aprovechaba para ir adelantando sus tareas.
El problema es que ahora las había interrumpido, ya que su mente había comenzado a divagar sobre contarle las cosas.
Y sobre sentirse una terrible amiga ya que casi no había hablado con Hatsu en los últimos días. Muchísimo menos le había mencionado que Sunoo y ella habían comenzado a quedar.
—Bien, creo que puedo hablar un rato contigo –afirmó, tomando asiento a su lado en la barra.
—Jiyu va a mi universidad –soltó de repente, sabía que si no lo hacía ahora, no tendría la oportunidad en mucho tiempo–. Me derramó un café sin querer cuándo hablaba con Sunghoon. Él se enfadó con ella y yo la investigué.
—Y te diste cuenta de que era la misma Jiyu de la que yo hablaba –completó la frase.
Su rostro se había vuelto levemente pálido, sus labios, los cuáles siempre estaban entornados en una sonrisa, ahora estaban siendo mordidos por sus dientes con nerviosismo.
—Exacto, creo que ella y Sunghoon están en algo.
—¿Cómo te has dado cuenta?
—Es un poco tonto decir esto, pero él nunca pasa tiempo con chicas y es demasiado raro que esté con ella. No me importa que lo haga, sólo no quiero que sea con Jiyu.
Sunoo asintió, comprendiendo la situación. Tomó su mano y la comenzó a acariciar, buscando la forma de reconfortarla.
—Que Jiyu se haya portado mal conmigo no significa que lo haga con los demás. Ahora es una persona distinta, no la que yo conocí.
—¡No puedes ser tan bueno, Sunoo! –exclamó, sintiéndose molesta por cómo Kim trataba el tema con tanta amabilidad–. Todo lo que me has contado... ¡Esta mal! Ha hecho cosas terribles, te trató cómo a un objeto de usar y tirar.
—La gente cambia, Akane, no tienes que preocuparte.
—Sí, la gente cambia, pero algo tan grave no se olvida tan fácilmente. Hizo algo horrible, y sinceramente creo que merece ver las consecuencias de sus actos. No quiero que esté con mi amigo.
—Lo entiendo, yo tampoco querría algo así –admitió el de pelo rosa–. Quizás deberías hablarlo con él.
—Eso sería meterte en la discusión, no quiero eso. Simplemente necesito hablarlo con alguien... quejarme. Hasta que ella no haga algo que pueda considerar malo a Sunghoon no podré decirle lo que opino de ella.
Apoyó su cabeza en la barra, sintiendo cómo el cuerpo le pesaba, o probablemente era su mente funcionando constantemente lo que realmente le pesaba.
—Lo comprendo, aunque, ¿por qué no se lo cuentas a Hatsu? Me alegro de que tengas confianza en mí para decirme esto, pero siento que últimamente estás alejada de ella.
Sabía que no lo hacía con mala intención, de hecho, sólo buscaba ayudar. Aún así, esa fue la gota que colmó el vaso en si totalidad.
Silenciosamente, sintió lágrimas comenzar a rodar por sus mejillas. Sunoo se levantó preocupado, abrazándola con cuidado.
—Akane... ¿qué ocurre?
—Soy una amiga horrible –murmuró con la voz ahogada, en un intento de que no se escapasen abundantes sollozos de sus labios.
—No lo creo, dime que está pasando.
—Desde que llegamos a Corea no pasamos tanto tiempo juntas ya que ella pasa mucho de su tiempo con Jay. Sé que le gusta mucho y está en esa parte de una relación dónde quieres pasar todo tu tiempo con esa persona, pero creo que ya no estoy confiando tanto en ella. Es cómo si nos estuviésemos alejando.
—Esta situación no es tu culpa, ¿por qué lo sería? Ninguna de las dos la tiene.
—Hatsu está en Corea por mi –le explicó–. Ella podría estar perfectamente en Japón, pero sabía que yo necesitaba un cambio de aires y lo dejó todo por mí.
—Ella hizo algo muy bonito, en vez de echarte la culpa puedes pensar que si Hatsu abandonó todo lo que tenía por ti es porque realmente le importas y vuestra amistad no se va a romper por algo cómo esto.
—¿Tú crees?
—Estoy seguro. Probablemente estás teniendo un problema de comunicación con ella, a ti te da vergüenza contarle cosas, y a ella también le dará. Tienes que hablar esto cuánto antes, ya que las dos sabéis que ocurre algo, y si lo dejáis estar sólo se convertirá en un problema más grande.
La japonesa se abrazó más fuerte al chico, agradeciendo internamente que nadie les prestase demasiada atención a pesar de que ella había estado llorando hasta hacía pocos segundos.
—Te quiero, Sunoo –fue capaz de decir.
Sentía que podía contarle todo y él estaba para ayudarla.
En vez de guardar secretos o tapar cosas por propia vergüenza o temor a cómo reaccionaria, Sunoo le había demostrado que no se iba a enfadar si era sincera con él.
Y decididamente lo sería, no le estaba dando algún tipo de motivo para poder desconfiar.
Y esperaba que Sunoo pensase lo mismo que ella.
—Yo también te quiero, Akane –rió con ternura, dejando un beso en su cabeza.
Ozawa perfectamente podría haberlo besado en esos instantes.
Kim perfectamente podría haberla besado en esos instantes.
Pero todos los momentos románticos no necesitan necesariamente un beso para cerrarlos.
A veces, ni siquiera se necesita que los sentimientos sean mutuos.
Pero, afortunadamente, en este caso, si lo eran.
Y no necesitaban algo oficial para que los dos los supieran.
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ᴋᴏɪ ɴᴏ ʏᴏᴋᴀɴ (ᴋɪᴍ ꜱᴜɴᴏᴏ)
Fanfictionᵏᵒⁱ ⁿᵒ ʸᵒᵏᵃⁿ || 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐚 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫 𝐢𝐫, 𝐲 𝐭𝐮́ 𝐜𝐚𝐩𝐭𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐦𝐢 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐯𝐢. 𝗞𝗼𝗶 𝗻𝗼 𝗬𝗼𝗸𝗮𝗻 (恋の予感): 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗻𝘀𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗱𝗼...