Capítulo 6

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Jake y Sunghoon iban hacia la cafetería listos para almorzar junto a la japonesa, justo cuando se cruzó con su amiga y Jay.

-¡Akane! -exclamó la chica al verla, la joven movió levemente su mano y sonrió.

-Hola, Hatsu -saludó al llegar a su lado, los chicos se miraron cómo si también se conocieran.

-¡Jay! Cuánto tiempo -habló el australiano mientras se hacían el típico de chicos.

-¿Os conocéis? -cuestionó la que comenzaba a salir con el estadounidense.

-Sí, en secundaria éramos amigos -explicó el único coreano del grupo-. Con el tiempo las cosas cambiaron, y dejamos de pasar tanto tiempo juntos, llevábamos casi un año sin vernos.

Akane sintió algo de pena por el rostro de Sunghoon, quién mostraba algo de nostalgia, recordando algunos momentos con rapidez.

Probablemente estuviera pensando en cómo pasaron de ser amigos a no verse, Akane tuvo amistades de ese estilo, y bien sabía todo lo que podía llegar a doler.

-¿Cómo está Heeseung? -se interesó Shim.

-Bien, bien, no va a esta universidad, pero sigue en la ciudad, nunca hemos perdido el contacto -explicaba alegremente-. Si queréis, cualquier día nos vemos, vosotras venid también -propuso amablemente mientras las dos asentían.

Hatsu y Jay se fueron poco después, mientras los tres amigos se quedaban hablando de cualquier tema.

-¿Te estás acostumbrando ya a la ciudad, Akane? -preguntaba Jake, mientras ella a sentía efusivamente.

-Todavía no conozco muchos lugares, llevo poco. Algunas tiendas, entre a una cafetería... Me tenéis que enseñar algunas cosas.

El coreano y el australiano no tardaron en asentir, mientras comenzaban a acordar un día cercano. Gracias a su reciente comienzo de clases, podían permitirse salir antes de la horrible época que les esperaba más tarde.

(...)

Con algo de ilusión, Akane se volvía a dirigir hacia la dulce y agradable cafetería en la cuál había conocido a aquel chico. Por obvios motivos, la única razón de su ida era para verlo.

Pasó el umbral de la puerta volviendo a recibir el suave y acaramelado olor que el lugar proporcionaba, soltando un suspiro por la comodidad que otorgaba.

Su vista se dirigió a la barra, dónde esperaba ver al chico de pelo rosado. Su decepción no tardó en llegar al ver a un castaño con rostro similar al de un felino, bastante concentrado haciendo un batido de un color amarillento.

Estaba claro que esa persona no era, ni mucho menos, Sunoo, pero aún así era demasiado tarde para irse. Aquel chico también daba aquel aura adorable, y claramente también daban ganas de entablar una conversación con él, pero prefería, de todos modos, ver al otro chico.

Se acercó a la barra, sonriendo mientras el joven la observaba y sacaba un cuaderno para apuntar lo que quería tomar.

-Un batido de... ¿qué me recomiendas?

-Hay un nuevo sabor de galleta y arándanos, podrías probarlo.

-Me quedaré con ese -afirmó, el castaño se giró listo para preparar el pedido.

No habían pasado más de 7 minutos cuándo el volvió con el batido y un pequeño tarro de galletas a su lado.

-Las galletas invitan a la casa -habló amablemente-. ¿Eres nueva por aquí? Nunca te había visto y los clientes son frecuentes.

-Vine hace poco, pero me atendió Sunoo -explicó rápidamente-. Entiendo que todos los clientes quieran volver, este lugar es simplemente... perfecto.

Debía admitir que aquella cafetería era un lugar dónde querías volver, los dependientes eran amables, el lugar cálido y de buen olor y la decoración le daba el ambiente necesario. Toda persona amante de las cosas extremadamente dulces, en todo sentido, querría volver ahí.

-Sunoo... sí, es el otro camarero. Viene aquí sólo los lunes, jueves, viernes y sábados. Cómo los dos todavía vamos al instituto debemos dividirnos el tiempo para poder estudiar.

Akane, sin poder controlarlo, escupió lo que había bebido sorprendida, ¿le gustaba un menor? Ahora se sentía mal consigo misma.

-¿Vais al instituto? Parecéis mayores -aseguró intentando disimular su sorpresa.

-Él está en su último año, yo acabaré dentro de dos -decía mientras se apoyaba en la barra para poder hablar cómodamente con ella.

La japonesa se tranquilizó, él era tan sólo un año menor a ella, por lo tanto no estaba realmente mal.

Todavía no sabía quién era aquel chico, ya que ni su nombre sabía, aún así era tan bueno cómo el anterior. Se notaba que aquel sitio se implicaba mucho en buscar a camareros que quedaran bien con el lugar, quizás por eso eran menores.

Entre charlas, su batido se había terminado igual que las galletas, y debía irse antes de que fuera demasiado tarde.

-Bueno, debo irme ya... -se quedó estancada a la hora de decir su nombre, ya que no lo conocía.

-Yang Jungwon, es un placer.

-Ozawa Akane, el placer es mío -se despidió para salir por la puerta, oyendo el mítico sonido de la campanita.

Aunque su idea principal no era conocer al nuevo camarero, aquel chico también era agradable, así que no le importaría volver en otras ocasiones.

ᴋᴏɪ ɴᴏ ʏᴏᴋᴀɴ (ᴋɪᴍ ꜱᴜɴᴏᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora