Capítulo 2

835 70 3
                                    

Hatsu miró con ternura a su mejor amiga ya dormida. Los rastros de lágrimas seguían ahí, pero sabía que las cosas iban a mejorar, Hatsu podía jurar que mejorarían.

Había pasado ya un tiempo desde que Ni-ki y ella habían roto, pero seguían presentes en la vida del otro, y eso estaba dañando mucho a Akane, quién lo seguía amando son remedio.

Lo que ella no entendía en esos momentos es que Nishimura Riki no iba a volver a mirarla con aquellos ojos, porque él estaba enamorado de alguien más.

—Es sólo un idiota... –murmuró con rabia.

Porque, técnicamente, Ni-ki había engañado a Akane. La había llenado de ilusiones para luego romperla en pedazos, justo el día en el que hacían un año y medio.

Hatsu no iba a perdonar en su vida el daño que dejó en el dulce corazón de Akane. 

—Creo que lo mejor será que cambiemos un poco de aires –susurró colocando un mechón de pelo detrás de la oreja de su mejor amiga. 

(...)

2 años después...

—Hatsu Iwazaki, Akane Ozawa –llamaron–. Han sido admitidas para su esperada beca –felicitó el hombre, mientras ellas dos se sentían extremadamente felices. 

Llevaban varios meses aplicando para poder estudiar en Seúl, Corea, en las universidades que querían. Gracias a su gran enfoque en las materias y teniendo gran media de notas, lo tenían merecido. 

La más feliz del dúo era Hatsu, quién por fin haría que su amiga cambiara de aires, esperando que por fin se olvidara de Nishimura Riki. 

Ozawa lo había intentado, pero había sido imposible si la amistad se seguía manteniendo, o al menos, eso decían ellos dos. 

Riki y Akane se escribían una vez cada mucho tiempo, con conversaciones totalmente secas y con muy poca información, pero esto hacia que la japonesa se muriera de emoción y chillara contándole a su amiga todos los detalles. 

Aunque claro, también era conocido que Ni-ki pensaba también aplicar para ir a viajar fuera, específicamente al país natal de su novia, el cuál Akane, a pesar de haber investigado, no había sabido cuál era. 

Quería olvidarse por fin de Riki, dejarlo ir, sin importar lo que tardase. 

—Nueva ciudad, nueva vida –se dijo a sí misma, lista para empezar de cero. 

Borró su número y todos los chats que se impidió a borrar en dos años, para, por último, bloquear definitivamente el contacto, sabiendo que al chico no podría importarle menos. 

Las lágrimas se habían acumulado en sus ojos y caían sin cesar,  sintiendo cómo una parte de ella se iba con aquello, aún sabiendo que era lo mejor para sí misma. 

—Estarás bien, venga –animó Hatsu antes de abordar el avión. 

Las jóvenes aprovecharon para mirar sus horarios de clases durante el vuelo, ya que justo al día siguiente iniciarían en la universidad. 

Hatsu estudiaría derecho, ya que sus padres eran abogados y desde el principio ella había amado todo lo relacionado con el oficio de su familia, así qué, incluso si no tuvo la obligación de ser abogado, no dudó en saber que aquella era su vocación. 

En cambio, Akane era todo un prodigio en los idiomas desde que tenía memoria. Su madre era inglesa y su padre japonés, por lo tanto aquellos dos idiomas los sabía desde que nació. A parte, desde los 6 años la apuntaron a clase de chino, y 12 años después también lo dominaba. 

A partir de ahí descubrió lo interesantes que podían llegar a ser todas las lenguas, porque te permitía viajar a todos sitios y descubrir mucho más mundo y cultura, cosa que Ozawa amaba, por lo tanto, también se apuntó a clase de francés y coreano. 

Actualmente se encontraba estudiando alemán y español, con la esperanza de que cuando creciera, pudiera al menos visitar por un corto tiempo todos aquellos sitios. 

La mejor parte de que las dos estudiaran una asignatura completamente de letras era que estaban en el mismo edificio de la facultad, por lo tanto no había tanta dificultad para verse entre clases, aunque traducción y derecho no llegaban a compartir, lamentablemente, ninguna asignatura. 

Luego del agotador vuelo, las dos jóvenes fueron directamente a la residencia, dónde una amable mujer las atendió para enseñarles sus habitaciones. 

Tristemente debían compartir con desconocidas aquellas habitaciones, pero dentro de lo malo, se alegraban de estar en el mismo piso. 

—Mañana saldremos a visitar la ciudad, ¿sí? –propuso Hatsu mientras entraba en la habitación de su mejor amiga, la cuál era la que quedaba más cerca del ascensor. 

—Está bien. 

Akane no podía negarlo, también se sentía emocionada por tener una nueva vida, alejada de todo lo que antes le hacía daño.

ᴋᴏɪ ɴᴏ ʏᴏᴋᴀɴ (ᴋɪᴍ ꜱᴜɴᴏᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora