ᴋᴏɪ ɴᴏ ʏᴏᴋᴀɴ (ᴋɪᴍ ꜱᴜɴᴏᴏ)

Capítulo 22

—Ten cuidado –besó su frente con cariño, Akane no pudo esconder una pequeña sonrisa boba que se le formó por culpa de ese gesto.

—Te avisaré en cuanto llegue a Japón –le aseguró dándole una abrazo a Sunoo.

En cuanto se separaron, Kim dejó un dulce beso en sus labios y volvieron con el resto de personas.

—Que os vaya bien, nos vemos en 1 mes –les dijo Heeseung, quién también había ido a despedirse d ella tres pasajeros.

—¿Cuándo irás a Australia? –preguntó Hatsu hacia Jake.

—La semana que viene, volveré casi al mismo tiempo que vosotros, no me echareis de menos –les guiñó un ojo y todos sonrieron.

La voz que indicaba que el vuelo iba a partir llamó su atención, y las dos japonesas junto al, estadounidense prácticamente corrieron a sus asientos.

El vuelo fue bastante tranquilo. Los asientos eran de dos personas y a cada uno les tocó en una punta distinta del avión, por lo que tuvieron que socializar si no querían aburrirse.

En el caso de Akane, le tocó una señora mayor que parecía ser una bruja.

—¿A qué se debe tu viaje a Japón? –preguntó la mujer mientras sacaba de su bolso muchas cosas de brujería.

Parecía que iba a hacerle una lectura gratuita de su futuro.

—Soy de Japón, por lo que ahora que son las vacaciones quiero visitarlos –explicó rápidamente, observando a la mujer sacar una baraja de cartas.

Luego de unos raros procedimientos, sin siquiera preguntarle si deseaba aquella lectura, comenzó a sacar cartas.

—Uhmm, veo algunas cosas extrañas, ¿estás enamorada?

—Sí, se podría decir que sí.

—Esa persona te va a traer sorpresas, algunas más gratas que otras.

¿Algunas más gratas que otras? ¿Qué iba a hacer Sunoo?

Akane siempre fue una fiel creyente del mundo místico, pero ahora mismo quería creer que todo era mentira.

—¿A qué se refiere con eso?

—No sabes todo de él –murmuró, leyendo la segunda carta de las tres que había sacado–. Lo hará con buena intención, eso es seguro, esa persona te quiere, pero a ti no te gustará mucho. También hará cosas buenas, eso seguro.

Se relajó un poco más, Kim no buscaba hacerle daño a fin de cuentas.

—¿Y qué dice la tercera carta?

—Tendrás un amargo reencuentro –respondió, dejándola con aún más dudas.

¿Se referirá a Sunghoon?

(...)

E

star con su familia ahora le resultaba casi extraño. No por el hecho de que ellos hubieran cambiado si no porque ella sí.

Sus gustos eran iguales a los de antes, pero su percepción era distinta.

Sus padres siempre estuvieron encima suya preocupados por su comportamiento, cosa que ella veía muy pesado.

Ahora, comprendía todo lo que hacían, e incluso le daba pena todos los gestos que tenían sus padres.

—¿Quieres que vayamos a cenar? –preguntó su madre nerviosa–. Sabes que es importante hacer las tres comidas al día.

—Pareces más... sana –murmuró su padre, cosa en la cuál Akane también coincidía.

Sabía que con ese adjetivo se estaba refiriendo a que había subido de peso, no de una manera drástica pero probablemente hubiera subido alguna talla.

Claro que para los estándares asiáticos ahora era prácticamente "enorme", aunque en el resto del mundo tuviera una talla perfecta.

Había dejado de saltarse comidas y se notaba desde lejos que se sentía mucho mejor, y ellos parecían muy contentos por eso.

—Yo también lo pienso –asintió–. Vamos a cenar.

Las grandes sonrisas en el rostro de los mayores llenó su corazón.

Fueron a un restaurante y comenzaron a cenar mientras charlaban alegremente.

—Por cierto –interrumpió una conversación, a pesar de hablar con ellos la mayoría de días, había cosas de la que no estaban al tanto–, he conocido a alguien.

—Bueno, es normal hacer amigos en un nuevo país, mucho más cuándo tienes una amiga cómo Hatsu, he visto que tiene pareja, ¿cómo se llama?

Akane rió levemente al darse cuenta de que su padre no captó del todo el término "conocer", su madre si parecía haberlo entendido y rió junto a ella.

—Papá, no me refiero a que he hecho amigos –sonrió–. He conocido a un chico, es muy amable.

—¿Enserio?

—Sí, se llama Kim Sunoo y es un año menor. Sé que aquí es muy rápido formalizar todo pero todavía no somos novios cómo tal, estamos llevando las cosas con tranquilidad. Si todo va bien, lo podréis conocer en poco tiempo.

Mientras su madre parecía haber recibido la mejor noticia del mundo, su padre se mostraba bastante aturdido ante la situación.

—Oh... Eso es bueno.

—Muy bueno, es un gran chico –aseguró la menor–. Lo conocí en una cafetería a inicios del curso, tardé un poco en pedir su número pero llevamos mucho tiempo hablando.

—Esto... no me lo esperaba.

La joven sonrió lista para cambiar de tema.

(...)

Casi se había olvidado de lo agotador que era volar en aviones y viajar en sí.

Nada más llegar a su casa, se colocó el pijama sin deshacer su maleta y se durmió.

A la mañana siguiente la despertaron las voces en el salón. Pudo distinguir perfectamente la fuerte voz de su mejor amiga y sonrió, no le sorprendía que llegase de imprevisto.

Se miró un par de segundos al espejo y se dispuso a bajar con velocidad encontrándose una sorpresa.

No sólo estaban aí Hatsu y Jay, cómo era de esperar. A su lado, un chico de pelo rosa que podría distinguir a kilómetros le estaba dando una dulce sonrisa.