XXIII

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Cuando pasaron la barrera de glicinias Senjuro camino delante, mientras lo hacía se dirigió a Tanjiro

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Cuando pasaron la barrera de glicinias Senjuro camino delante, mientras lo hacía se dirigió a Tanjiro.

-Mi hermano solía leerme la leyenda del espíritu, dice que aparece en las noches en lugares donde la luna parece tocar la tierra.- Lo dice sin quitar la vista.

Asiente.-Entiendo, un lugar alto sería lo ideal.-

El menor no le responde sólo saca su katana y comienza a cortar la maleza o ramas que se le cruzen enfrente con mucha fuerza.

Senjuro iba caminando un buen tiempo, arrasando todo lo que tenía enfrente. Tanto que Tanjiro obto por mantener distancia, pero ya había notado en el una ira, además de no tener una conversación con el menor más allá de a donde pueden ir.

Senjuro estaba tan hundido en sus pensamientos.

Tanjiro se arma de valor para tratar de calmarlo, así que le toca el hombro.

El menor logra desconectarse de su mente para voltear.

-¿Estas bien? Te notas molesto.-

Nota todo su rastro de maleza y ramas rotas.

-Si quieres vuelve a la cabaña, yo buscare al espíritu.-Le sugiere.

Niega.-Debo ir.-

-Entonces deverias calmarte.-Le comenta.

Senjuro apretó su puño y la katana que traía en su mano derecha.-Estoy molesto por lo que dijo Yushiro, como se atreve a decir algo así el no sabe todo lo que ha pasado mi hermano.- Respira hondo.-QUERIA GOLPEARLO, PERO...-Llorando. -SOLO ME QUEDÉ AHÍ.-

Baja la cabeza.-Nunca puedo soltar mis verdaderas emociones y al final escogo otras.- Limpiando se con el ante brazo.

-Es porque sabes el momento preciso para hacerlo.-Le toma de la mejilla.-Eso significa que eres muy fuerte.-

El menor se sonroja y levanta la mirada.-De verdad lo crees.-Mirando a los ojos carmín del otro.

Asiente con la más sincera dulzura.-Sí.-Con la mirada hacia los ojos del menor.-Y puedes hablar de tus verdaderas emociones conmigo, si eso te hace sentir mejor.-

Los ojos del menor brillan como opalos al igual que su hermano.-Gracias.-Sonríe y asiente.

El mayor se asombra del brillo de sus pupilas.Se empieza a acercar a su rostro con intención de besarle.

El menor deja entrar aire por su boca, haciendo un ruido a la vez que hace su cuerpo hacia atrás, interrumpiendo al otro.

Se detiene.-Lo siento fui inapropiado.- Se sonroja.

El menor se pone como tomate, pone su mano encima de la mano que sostiene su mejilla.-No no es eso.- Se le cristalizan los ojos.-No creo que sea el momento.-Baja la mirada.-Estoy con la cara empapada y uno de mis hermanos puede morir.- bajando la mirada y soltandolo.

Luna RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora